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Reseña | Libros: Casas vacías de la escritora Brenda Navarro

  • Emilia Rojas
Casas vacías es un relato sobre lo que significa la maternidad en este país; las verdades calladas y los demonios que encierra
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“Yo tenía un feto en el vientre, estaba tan segura como de que ya no quería seguir ahí. Pensé en abortar, lo pensé, por eso es que si alguien fue culpable de lo que pasó después fui yo, porque decidí ignorar ese pensamiento que pudo salvarnos a todos”.

Bienvenidos a este espacio de colaboración con el periódico e-consulta en donde comparto mi lectura sobre la novela Casas vacías de la autora mexicana Brenda Navarro, una obra escrita por una narradora preocupada y ocupada por la situación actual de las mujeres, que escribió un relato de ficción para retratar lo que puede significar ser madre.

Brenda Navarro estudió Sociología y Economía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y tiene un máster de Estudios de Mujeres, Género y Ciudadanía por la Universidad de Barcelona. Ha colaborado con diversas organizaciones de la sociedad civil como Artículo 19 Capítulo México y también con la Cátedra UNESCO de Derechos Humanos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Navarro dirige el proyecto digital Enjambre Literario y es parte de la Asociación Internacional de Feministas Economistas (IAFFE). También es miembro de la Asociación Clásicas y Modernas, organización española para la igualdad de género y colabora con Pikara Magazine. Participó en las antologías República de los Lobos: Antología del cuento mexicano (Casa del Libro 2015) y El último apaga la luz (SOGEM-Puebla 2011). Sus libros publicados son Casas vacías (2018), Tsunami (2020) y Ceniza en la boca (2022).


Centro de Estudios Turolenses

Casas vacías es una novela que cuenta verdades calladas, desde puntos de vista femenino y que tienen que ver con “clase social y educación”. La chica burguesa, educada que tiene por pareja un extranjero “güerito” y por ende tiene acceso a una vida desahogada. Y la otra, la que habla “hasta por los codos”, con una oralidad imparable retrata a los capitalinos de barrio popular. Ambas con situaciones y ambientes diferentes pero destinadas a “ser las casas vacías para albergar la vida o la muerte, pero al fin y al cabo vacías”.

Dos mujeres que no tienen nombre porque la primera siempre aparece como la madre de Daniel, la segunda se convierte en la madre de Leonel. Dos vidas sin futuro porque llevan a cuestas el pasado y el presente; dos versiones desgarradoras de lo que puede significar ser mujer en este país. Por un lado, escuchamos la voz de una mujer insatisfecha, renegado de la maternidad y por otro la que anhela ejercerla con un niño que no es suyo.

La obra también aborda temas como machismo, de la violencia explícita o callada que ejercen los hombres sobre sus parejas y que en algunas ocasiones termina en feminicidios. También de la discriminación, de la infidelidad y las desapariciones

En México las víctimas son sólo un número para las estadísticas y los miles de expedientes terminan en el olvido. Pareciera que “muerto es mejor que desaparecido. Los desaparecidos son fosas comunes que se nos abren por dentro y quienes las sufrimos lo único que ansiamos es poder enterrarlos ya”. Por la indolencia, porque muchas veces no hay respuesta de las autoridades.

“En 2013, sentíamos que nos faltaba alguien, pero no quise dar voz a los familiares de las víctimas porque ellos tienen su propia voz en los colectivos” dijo Brenda Navarro en una entrevista realizada por el periodista Carlos Puig para Milenio

Si bien la novela habla de una desaparición, ésta no es producto de la delincuencia organizada; la autora presenta a un niño que se pierde en un parque cuando su madre se descuida con su teléfono móvil.

¿Por qué leer Casas vacías?

Brenda Navarro hace una apuesta literaria al mostrar dos voces que pueden ser universales; que al escucharlas provocan un maremoto de emociones, porque por instantes te llevan a la condena y otras tantas a la empatía: “Porque apostar por la maternidad no garantiza que la vivas como la pensaste, las cosas pueden resultar mejor o peor” y es ahí cuando muchas veces salen los demonios que llevamos dentro y de víctimas pasamos a victimarias.

¿Ser madre o no?, es la pregunta que muchas mujeres se hacen día con día y algunas veces la presión social es tan grande que no ven al aborto como una opción a pesar de que la semana pasada se despenalizó en todo el país.

Las voces son muy claras presentando personajes secundarios como Nagore, Amaya, Fran, Rafael y situaciones de la vida cotidiana en la Ciudad de México y España. Porque la violencia de género no solo se vive en este país, en muchos lugares del planeta día con día las mujeres son discriminadas, violentadas y obligadas a asumir lo que consideran es su rol histórico: el de ser madres abnegadas, privándolas de oportunidades, arrinconándolas a una vida de desasosiego.

Es una obra que tendrían que leer todas las mujeres y también los hombres; las primeras para revalorar la maternidad, los segundos para estar conscientes de lo que implica ser madre. Casas vacías es dolorosa y audaz, con planteamientos que no se presentan fácilmente. Es la novela que se encuentra en mi escritorio marcada con separadores de colores, la he leído dos veces y la que me ha llevado a eximir algunas culpas porque muchas de ellas son universales. Porque ser madre es una decisión personal; la maternidad no es resultado de accidentes o de presiones externas.

Esta es la sexta entrega de una serie de recomendaciones quincenales. En dos semanas escribiré sobre la novela La casa de los espíritus de la chilena Isabel Allende.

Los invito a que me escriban a mi cuenta de Instagram: emilia rojas.escritora

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