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Argentina: el pueblo fiel que se sumió en deudas para ver a Messi en Qatar
Ver a Lionel Messi nuevamente en una final de Copa del Mundo podrá ser simple espectáculo para todos, menos para la hinchada de Argentina donde el futbol es ley. Por más incomprensible que pueda leerse hubo quienes adquirieron deudas incosteables para viajar a Qatar con la obligación de alentar al equipo que podría romper la sequía de 36 años sin el título dorado, no obstante que el país se encuentre sumido en crisis.
Federico Rivas, del diario El País, pudo recolectar una serie de historias (aquí rescatadas) de quienes decidieron viajar de último momento apenas Argentina derrotó a Croacia en semifinales, así como de quienes contemplaron viaje, hospedaje, regreso y comida, todo menos la deuda que les aguarda a la vuelta.
Hasta 46 salarios mínimos para ver la final del Mundial
Al Estadio Lusail acudirá todo tipo de gentes para ver la final, sin distinción. En Argentina el futbol se vive cual religión y en ella se arropan todas las clases. Luciano Franco, por ejemplo, es un carnicero de 21 años de edad que labora en La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires. Desde las 5 de la mañana de este viernes se encuentra en el aeropuerto internacional de Ezeiza en espera del vuelo que lo conduzca a Qatar.
La idea de haberse endeudado con cifras inimaginables no cabe en su cabeza por este momento. Piensa únicamente en que la final del Mundial citó a Argentina y Francia este domingo, aunque también tuvo que lidiar para que el gobierno de Qatar le aprobara la tarjeta digital Hayya, una especie de visado que la FIFA disfrazó de aplicación.
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“Tengo hotel y entradas, pero falta la aprobación de la Hayya”, comentó entre nerviosismo. Como su caso había otros 264 pasajeros que buscaron inagotablemente en las Aerolíneas Argentinas un boleto para ver la final. Lo que encontraron fue un vuelo chárter que se dispuso a las apuradas. Apenas aceptaron la compra, cargaron a su tarjeta de crédito dos millones de pesos argentinos. Pero lo peor vino después al elegir alojamiento, entradas –quienes pudieron encontrar– y esperar la aprobación de la Hayya Card. Al concluir este proceso ya se habían gastado un aproximado de 7 mil 550 dólares que también equivalen a 46 salarios mínimos del país: lo que sea por ver al dorsal número ‘10’ que promete opacar a Maradona.
La ‘vecindad’ argentina que abarrotó los aeropuertos
En Ezeiza, donde se encuentra el Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini, abundaban todo tipo de hinchas. Desde personas que viajaron solas hasta familias enteras; otros aglutinados más que viajaron en grupos de amigos. Entre ellos se encuentran Catalina y Santino, hermanos con apenas 18 y 15 años de edad, respectivamente, que no escondieron la euforia que les genera estar a solo unas horas de ver a Lionel y a su selección.
“Nos vamos con toda la familia. ¡Estamos muy emocionados! ¡Es un regalo porque nos portamos muy bien!”, dicen mientras ríen a carcajadas.
Más adelante también se encuentra Juliana Ruffa. Ella en cambio es estudiante de ingeniería electrónica y cuenta con 24 años de edad. Reconoce que la idea de viajar hasta territorio asiático para presenciar un partido de futbol fue incluso más prioritaria que terminar sus exámenes, todo esto mientras espera su turno para abordar con su padre, dos hermanos y unos amigos.
“Es toda una locura, yo estaba preparando exámenes”. “Cuando termina el partido de semis nos miramos entre todos y dijimos ‘nos vamos’. Fue un poco de ahorro, un poco de deuda y otro poco de pedir prestado. Nos vamos a olvidar del tema hasta la vuelta”, dice.
A ella le hace segunda su compañera de ruta Manuela Freire, quien recién se licenció en Turismo. Este viaje fue un regalo por el final de curso. “Si se puede, no hay argentino que diría que no”, sostiene.
“A esta altura la plata ya no importa”
Dos tipos de personas abarrotaron la terminal C del aeropuerto argentino durante esta madrugada de viernes: las y los pasajeros habituales y quienes ya tenían todo listo para volar directamente hasta el país asiático. Este segundo grupo era más reconocible por las camisetas y banderas de su selección, todas y todos entusiastas por emprender la aventura hacia lo desconocido.
A los apuros por los protocolos habituales en el visado se asomaba también un momento de silencio por la culpa implícita: “No hablemos de números, a esta altura la plata ya no importa”, comentó uno de los hinchas de nombre Daniel y de apellido escondido. Él, arquitecto de 46 años de edad, acudió al Mundial de Qatar para ver las primeras rondas y recién volvió el lunes a su tierra, aunque no hubo tiempo de deshacer la maleta debido a que tiene una nueva cita con el desierto: Argentina está en la final y retornará para no perderse ese momento.
Fueron sus amigos quienes lo convencieron de estar ahí. Específicamente un tal Pedro, comerciante de 51 años de edad que viajó al Mundial con su hijo de 16 y que ya estuvo en las ediciones de Brasil 2014 y Rusia 2018: “Me había resignado, pero cuando estos raros me dijeron ‘vamos’, me enganché. Reservamos los pasajes en el entretiempo de la semifinal con la agencia de viajes y ni bien terminó el partido los emitieron”, relató Daniel entre el gozo y el arrepentimiento.
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Entre el 19 y el 21 de diciembre saldrán desde Qatar tres aviones llenos de hinchas ya con destino hacia Argentina. Desde el inicio del torneo las aerolíneas del país sudamericano han transportado a 3 mil 500 argentinos en vuelos directos y a 500 más gracias a las alianzas con otras aerolíneas. A todos ellos les acompañará un avión más con la Selección de Argentina a bordo. Cabe la posibilidad de que se traslade también una copa que les diga que todo el caos valió la pena; será eso o la imagen de la derrota que los aterrice ya no en su país, sino en su realidad.