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Analizan en IBERO luchas y organizaciones sociales
En su etimología, Ayotzinapa significa “el lugar de las tortugas”. Fue necesario regresar a la raíz de una comunidad marcada para siempre por la tragedia para encontrar una nueva forma de contar la historia. El resultado fue la publicación del libro El caparazón de las Tortugas. El Centro Prodh y las organizaciones defensoras de los derechos humanos en la búsqueda de verdad y justicia.
Helena Varela llegó al Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Prodh) con la intención de reinventar su perfil profesional tras 14 años como académica en la IBERO Ciudad de México. Su libro nació como una suma de ‘voluntades’ que la llevaron a acumular nueve meses de experiencias en la primera fila de batalla. Como queda de manifiesto en la publicación, la autora logró rescatar el lado más humano de la ciencia social.
El libro funciona como un doble memorial. Por un lado, constata el papel de las organizaciones civiles en las causas sociales, particularmente en el caso Ayotzinapa. Por otro, revela 43 reflexiones hechas por la autora durante su pasantía en el Centro. Como mencionó Mario Patrón, Rector de la IBERO Puebla, se trata de un recuento del caminar de las familias que rescata el valor del acompañamiento colectivo.
Desde alojamiento hasta asesoría jurídica, el Centro Prodh se convirtió en un hogar para las familias. “Cuando llegan los 43 padres de familia ya nos tienen listas las habitaciones, la comida, las informaciones”, describió don Mario González, padre del normalista César Manuel González Hernández.
Equipos como el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, FUNDAR, A. C. y Servicios y Asesoría para la Paz (SERAPAZ) también han velado por la impartición de justicia y la reparación para las víctimas del caso Ayotzinapa. Don Mario agradeció a todos los colectivos su lealtad y acompañamiento sincero. “Han sido nuestros héroes, nuestro pilar para que el gobierno no pueda cerrar nuestro caso”.
El caparazón de las tortugas cuenta la historia de la búsqueda de la verdad emprendida por los padres y madres de los 43 normalistas. Por siete años y medio han enfrentado mentiras, calumnias, desacreditaciones y procesos de espionaje que difícilmente hubieran sido sorteables sin el acompañamiento de asociaciones civiles.
Santiago Aguirre, director del Centro Prodh, señaló que el libro parte de la tesis de que no existe información suficiente sobre la forma en que las organizaciones civiles movilizan recursos económicos, humanitarios y comunicacionales para contribuir a la búsqueda de justicia. Entre sus páginas se encuentran testimonios de padres y madres de familia, así como del personal del Centro, que constatan estos esfuerzos.
Aunado a ello, la autora reflexiona sobre cómo el acompañamiento a la lucha la marcó en el plano más personal. Indicó Aguirre: “La obra es publicada en un contexto en el que no estamos avanzando al ritmo que esperábamos en la resolución del caso”. Y añadió: “Las instituciones, para funcionar, necesitan ser aguijoneadas por agentes externos”.
En su revisión del texto y con una fotografía del normalista César Manuel sobre su mesa, Helena Varela enfatizó la importancia de humanizar el trabajo académico. “Es imposible estudiar sin emociones, pensar el trabajo del Centro Prodh como algo distante”. De ahí nació el acervo de reflexiones: como una terapia de contención emocional frente al dolor ajeno que la había interpelado.
La bitácora de aprendizajes que eventualmente se convirtió en una publicación partió de la reflexión ‘¿para qué y para quién indagamos?’. La autora invitó a ejercer la labor investigativa desde la humildad y la empatía. “He recibido mucho más de lo que estoy dando”. Su forma de devolverlo, agregó, es continuar en la búsqueda de justicia que nunca termina.
Con la experiencia del desmantelamiento de la ‘verdad histórica’, llamó al auditorio a cuestionar las posturas oficiales como una vía para cambiar las estructuras sociales. “Si algo aprendí de los padres y madres de familia es el verdadero valor de la palabra ‘dignidad’”, indicó la académica en el cierre de una jornada de memoria y justicia para los 43 normalistas y sus familias.
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