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Rememora Ibero Puebla obra de Carlos Lenkersdorf

  • Redacción e-consulta
El teólogo se convirtió en una figura paterna para las comunidades mayas gracias a su trabajo para la preservación de la filosofía tojolabal basada en la comunalidad
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Otra posibilidad de forma social. Ese era el objetivo perseguido por el teólogo alemán Carlos Lenkersdorf, el cual le fue develado en sus años de aprendizaje junto a las comunidades tojolabales de Chiapas. Sus enseñanzas, celebradas por academia y pueblos originarios por igual, fueron rememoradas en la IBERO Puebla durante la presentación de un trabajo compilatorio multimedia.

Como relató el coordinador de la obra, el Armando López Arcos, el filósofo comenzó su trabajo con la Diócesis de San Cristóbal en 1973, donde aprendió el idioma tojolabal para tejer vínculos estrechos con las comunidades. El intercambio resultó en que los lugareños aprendieran a escribir y desarrollar textos y diccionarios en su lengua.

Inspirado por el levantamiento zapatista, Lenkersdorf contribuyó a construir una visión teórica y filosófica del pueblo chiapaneco tojolaballo que lo colocó en la mira de las autoridades desde la insurgencia de 1994. “Lo que vamos a encontrar en la compilación es la trayectoria de Carlos desde los años 60, el trabajo que realiza con las comunidades y los textos que vienen de la difusión de la lengua y cultura tojolabal”, redondeó López Arcos.

Pastor luterano, Carlos Lenkersdorf analizó el pensamiento de Marx en relación con la religión y cuestionó las relaciones de enajenación propiciadas por aquella institución. “Incitar a la violencia en el nombre del cristianismo la lleva a la bancarrota”, escribe el pensador.

Así lo recoge el primer tomo del compilatorio, Semillas y voces, que incluye textos escritos entre 1965 y 1991. Aquel fue un periodo de ruptura y crisis de los modelos coloniales. Mientras que en el hemisferio norte fueron tiempos de un despertar de conciencias en cuestiones medioambientales y de género, en el sur comenzó la emergencia de los movimientos indígenas.

La convulsión social llevó a Lenkersdorf a buscar otras maneras de vivir la fe cristiana. La Dra. María Eugenia Sánchez Díaz de Rivera, académica de la IBERO Puebla, explicó que el filósofo encontró en la teología de la liberación una manera de emancipación colectiva en la que las personas se desatan de los sistemas opresivos para adoptar sistemas de organización solidarios.

En esta etapa, Lenkersdorf retrató a los tojolabales como un conjunto de comunidades mayas que “deslatinizan América Latina’”; esto es, explicó Sánchez Díaz de Rivera, que rompen con la identidad mestiza. Al establecer una propuesta de interculturalidad, el alemán propone: “Nos tenemos que deshacer de nuestro complejo de superioridad para aprender a compartir la vida con los indígenas”. Aunque matiza: “Romantizar no ‘nosótrico’ es muy peligroso”.

El poder de lo colectivo

En una de sus primeras visitas a Bachajón, el teólogo alemán escuchó un constante uso del morfema -tik en las lenguas tojolabales y tzeltales. En el mundo mayense “no existen las palabras abstractas. Se refieren siempre con posesivos y en plural a cosas concretas”, explicó el P. Conrado Zepeda Miramontes, SJ, director general del Servicio Jesuita a Refugiados México.

Esta unidad lingüística sintetiza los valores regionales de lo que Lenkersdorf denominaba la ‘comunaletik’: todo lo que es mío es tuyo y de todos. De ahí que el segundo tomo de la publicación se denomine Jun jk'ujoltik ' Oj b'ejyulotik (“Un solo corazón caminaremos”).

El ‘nosotros’ se consolida, pues, por encima de cualquier perspectiva individual. Decía Lenkersdorf: “El -tik -tik es la primera señal que nos envía la cultura maya de los altos de Chiapas. Los tzeltales nos dicen: ‘si nos quieren entender de verdad, decimos la nuestra y no la mía. Tendrán que aprender el nosotros. Es un distintivo de nuestra forma de ser’”.

La presencia de ‘tata Carlos’ fue constante en la infancia de la Mtra. María de los Ángeles Gordillo. En su llegada a la comunidad tojolabal La Castalia, Lenkersdorf se encontró con los procesos de evangelización en los que se aseguraba que la palabra de Dios, al traducirse a la lengua indígena, podría ser utilizada como arma de lucha emancipadora.

Apuntó la profesora bilingüe: “Carlos fue el portavoz del pensamiento maya tojolabal. Las obras que hoy nos convocan son resultado de una reflexión que se hizo en colectivo”. Enfatizó el cuestionamiento profundo hacia la visión individualista de las academias, las cuales elevan al autor sin reconocer la participación comunitaria de donde emana el pensamiento.

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