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Fenomenales los novillos de De Haro
El ganadero Antonio de Haro mandó a Puebla una novillada sensacional: brava y con calidad en la embestida que provocó una tarde emotiva. Los cuatro primeros fueron extraordinarios, muy castigados en la suerte de varas; al primero, segundo y cuarto les dieron hasta pa´llevar; aun así, se crecieron en el último tercio y dieron buen juego. Segundo y cuarto merecieron arrastre lento. Quinto y sexto sin ser nada del otro mundo, embistieron. Los novilleros no estuvieron a la altura, ora sí que no se prestaron para el lucimiento, aunque dos hayan cortado oreja.
La tarde fue para la ganadería de De Haro, el propietario no estuvo en el callejón, por eso no lo sacaron a dar la vuelta al ruedo y como se fue vivo el sexto, la gente se fue enfriando. A José de Alejandría y a Luis Martínez cortaron oreja, Manuel Astorga resultó con fractura en la clavícula derecha producto de alguna de las caídas que sufrió en la lidia del abreplaza.
Los varilargueros que abusaron fueron: Fermín Salinas en el primero, Víctor Vázquez en el segundo y Pedro López en el cuarto, les dieron a mansalva, haciendo la carioca. El tercero también fue castigado, pero al menos no le taparon la salida, el novillo empujó un buen tramo al picador Víctor Vázquez.
A la salida de la novillada el ganadero estaba molesto por la forma en que Pedro López se ensañó con el cuarto. “Ese puyazo es de un antitaurino, para que el picador fuera a la cárcel”, me dijo Antonio de Haro, quien era felicitado por los aficionados que pasaban cerca de él. Porque su novillada fue brava, de esas que logran emocionar a los asistentes. El comentario general: qué buena novillada.
El primero de la tarde fue bravo, pronto, no era el diablo ni andaba cazando al torero, simplemente, la bravura tiene peligro y la falta de sitio del matador en turno provocó las volteretas. Dos veces se lo llevaron a la ambulancia y ambas regresó.
El segundo fue como el sueño de los ganaderos: bravo y con clase. No uso la palabra noble porque es alcahueta, ahí cabe todo, hasta los bobos, los sosos, los que parecen carretilla. Ese segundo, en la faena de muleta, aún echaba sangre de la herida del puyazo, Víctor Vázquez lo encerró entre el caballo y la tablas y le dio, la carioca en todo du esplendor, el astado fue bravo y emotivo en el tercio de muleta, con calidad. Le dieron arrastre lento, se me hace que fue poco.
El tercero, cornicorto, también fue pronto, bravo, peleó en varas, empujó un tramo considerable al caballo con todo y piquero. Víctor no aflojó la vara. El novillo tenía un magnífico lado izquierdo iba hasta allá, quería más muleta.
Toda la novillada estuvo bien presentada, al salir al ruedo, cuatro fueron ovacionados. El cuarto era el de menos de presencia, pero con trapío suficiente. Tuvo una calidad sensacional, no fue requerido por el lado izquierdo, por el derecho era de dulce, con clase, no bobo, era pronto. De milagro no hirió a su matador. El burel sangró abundantemente, fue el que Pedro López masacró. También le dieron arrastre lento; al novillo, no a Pedro.
Quinto y sexto fueron toreables. El quinto se escupió una vez del caballo, lo picó Juan Antonio Martínez iba cuando lo llamaban, hizo algún amago de voltear contrario y terminó en tablas. El sexto también embistió aunque no con tanta calidad como el resto, fue picado por Moisés López, hubo un tumbo al cuaco sin consecuencias, debido a que el cuerno se atoró en el peto.
Actuaron Manuel Astorga, quien no pudo matar a su novillo, lo despachó el segundo espada que no se salvó de un achuchón. José de Alejandría salió en segundo lugar, obtuvo una oreja. El colombiano José Gómez “Dinastía”, actuó en tercer lugar, tuvo palmitas leves.
Erik Huerta, el poblano, también palmas. Luis Martínez, en el quinto, le dieron una peluda. Y el otro poblano, Gustavo García “Solito”, escuchó los tres avisos.
Podría resultar fuera de cacho una crónica mencionando las fallas de cada quién, fueron más errores que aciertos. Todos se jugaron la piel, eso es de reconocérselos, pero tampoco se trata de darles coba, cada uno sabrá si éste es su camino. A mi entender, las dos orejas concedidas fueron benévolas.
Ninguno de los chavales estuvo a la altura de su novillo, no hubo una sola faena estructurada, pegar pases no es torear y mucho menos dando tantos pasos entre cada muletazo para acomodarse y dar el siguiente. Poner la muleta tan lejos, echar al toro pa’fuera, “aliviarse” no es la solución, echarle ganas no lo es todo y, para colmo, no todos le echaron ganas.
Entiendo perfectamente que fue una prueba dura y de alto riesgo, pero así es el asunto de tauro. Es buen momento para reflexionar si el toreo es su vocación.
El abuso de los picadores, quiero entender, de alguna manera fue para proteger a los chavales. Si la novillada se va cruda, quizá estaríamos platicando de tragedias. Pero medio matar los toros desde el caballo tampoco es la forma.
La entrada mejoró en esta tercera novillada. Me atrevo a decir que un tercio del aforo de la plaza fue ocupado, muchos buenos taurinos se dieron cita. El empresario Mario García Rojas, dará noticias en la semana del certamen novilleril, todo indica que si habrá más toreadas.
Fotos Jaime Oaxaca