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El día más triste del año no existe y así fue como surgió

  • Redacción
El blue monday se originó como base de una campaña para aumentar las ventas de viajes
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El “día más triste del año”, también denominado blue monday, no existe; es en realidad un hecho pseudocientífico o, en todo caso, un concepto mercadotécnico. Las condiciones para que alguien esté triste o alegre dependen de los eventos que ocurren a su alrededor, aseguran expertos de la UNAM.

Señalado como el tercer lunes de enero, el blue monday se asocia al contexto propio de esta temporada: el término de las fiestas decembrinas, la cuesta de enero y, en esta ocasión, el panorama político por un nuevo gobierno, dijeron.

Este tema fue analizado desde distintos puntos de vista por Hugo Sánchez, académico de la Facultad de Psicología (FP); Violeta Rodríguez del Villar, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc); y Christian Salazar Montiel, de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán.

Una vez que concluyen las festividades de diciembre y las reuniones sociales, para muchas personas este mes es un periodo de autocrítica y evaluación, o de reflexión y melancolía, pero sin llegar a una situación patológica, indicó Hugo Sánchez.

Todo el tiempo experimentamos tristeza y ansiedad, sin devenir en enfermedad, y como seres sociales no debemos esperar que haya un día específico para deprimirnos. Las condiciones en las que sentimos alegría, desconsuelo o cualquier otra emoción, dependen de variables ambientales que cambian de acuerdo con las circunstancias, la edad y el género, entre otros factores.

Blue monday, estrategia de ventas

El blue monday, recordó, se originó como base de una campaña para aumentar las ventas de viajes. En 2005, la empresa Sky Travel intentó buscar una forma de incrementar sus puntos de venta utilizando una ecuación desarrollada por el investigador inglés Cliff Arnall, que considera parámetros como el clima (frío) y las deudas originadas por las fiestas de fin de año, para obtener el “día más triste del año”.

Esto no se puede generalizar, pues las circunstancias son diferentes para cada población: para los ingleses, los mexicanos, los estadounidenses o los guatemaltecos. “Sería imposible generar una ecuación válida para todo el mundo; por eso, en términos reales el blue monday no es un hecho científico”.

¿Podríamos inventar el día más feliz del año y preparar a la gente para eso?, cuestionó el universitario: “No, porque las condiciones para que alguien lo sea dependen de los eventos que le suceden; entonces, si el tercer lunes de enero consigues trabajo, vas a estar contento”.

El problema es que algunos sectores de la población pueden ser susceptibles a sugestionarse. Así sucede en Japón, en donde se ha incrementado el número de suicidios en ese día en particular entre la población joven, que usa las redes sociales incluso más que en México.

El académico de la FP explicó que los adolescentes se dejan influenciar con mayor facilidad; su cerebro lucha por dejar la dependencia de la infancia, pero todavía no tienen la madurez de un adulto, por lo que se encuentran en un periodo de vulnerabilidad.

Para ellos es difícil tomar decisiones, pues no tienen la capacidad de prospectiva de un adulto, de ahí que sean susceptibles al abuso de sustancias o a la enajenación. “Altamente influenciables, están a la expectativa de lo que pasará en el blue monday y hacen correlaciones que no existen; si se tropiezan y caen se lo atribuyen a ese día”.

En México no hay cifras sobre cuántas personas acuden a terapia psicológica en relación con el “día más triste del año”, o si hay uno en el que se registren más suicidios, pero lo recomendable es verificar la información que se recibe, porque no toda es cierta.

“Si alguien está deprimido, experimenta sensaciones de soledad, desesperación o tristeza, no debe guiarse por las publicaciones de las redes sociales, ni esperar el tercer lunes de enero para quitarse la vida. Si se tienen esos pensamientos, es necesario buscar información, preguntar a los profesores o a un experto, acudir a grupos de terapia o a instituciones como el Instituto Nacional de Psiquiatría o la FP”.

Realidad económica

Este mes, lo que sí es real es la “cuesta de enero”, y en este 2019, un nuevo panorama político en el país. La primera afecta al 70 por ciento de los mexicanos e implica reducciones importantes de consumo, y el segundo se caracteriza por una forma diferente de hacer política, lo que trae como consecuencia incertidumbre e inquietud.

Violeta Rodríguez del Villar expuso que en esta temporada se presenta un fenómeno mundial que tiene que ver con la euforia de consumo ocurrida a finales de año: las personas gastaron de más y ahora tienen dificultades para enfrentar sus gastos normales.

Durante enero se realizan más transacciones por empeño, una de las maneras de resolver el desgaste económico, y para enfrentar el aumento de precios.

“Las empresas registran una reducción en sus ventas y normalmente incrementan sus precios, lo que les permite compensar sus ingresos, pero con ello se profundiza el impacto de la cuesta”. Las medianas y grandes son las mejor preparadas para enfrentar este fenómeno, y lo toman en cuenta en sus planes y programas, pero eso no necesariamente ocurre con los consumidores, los menos habilitados, aunque les ocurra año con año.

Para lograr escalar la cuesta de enero, Rodríguez del Villar recomendó restringirse a adquirir bienes y servicios indispensables, reacomodar los esquemas de gasto, comprar de manera consciente y comparar precios y calidades, además de evitar el endeudamiento.

Incertidumbre política

El panorama sociopolítico también abona a la incertidumbre de enero, que ocurre cada año, más con un nuevo gobierno, subrayó Salazar Montiel.

“La incertidumbre es propia de la democracia, sistema de gobierno en el que no hay certeza de los resultados a futuro, pero junto con esa característica, en México se percibe una polarización creciente entre las principales fuerzas políticas”.

En ese sentido, el ambiente sociopolítico no está definido por una fecha precisa, como es el tercer lunes de enero, sino por las condiciones políticas, económicas y sociales, remarcó el politólogo, académico y coordinador de gestión de la Dirección de la (FES) Acatlán.

El Ejecutivo federal cuenta con una amplia aceptación en ciertos aspectos, como las medidas instrumentadas para poner fin al robo de combustibles, por lo que “percibimos a un mandatario fuerte para llevar a cabo las acciones de gobierno”.

No obstante, opinó, “los cambios y promesas de campaña se pretenden implementar de manera rápida, y tal vez deberían ser graduales para orientar los recursos institucionales y económicos de manera óptima, sin causar caos o conflictos”.

Además, prosiguió, los partidos de oposición no se han dado a la tarea de construir políticas que sean una verdadera alternativa, sólo han reaccionado de manera burda a todas las decisiones para mostrarse diferentes ante el electorado. “Es momento de que entren en un proceso de madurez para apoyar las decisiones que beneficien a la sociedad, y colocarse como una oposición constructiva”.

En el año que comienza, y para evitar acentuar las situaciones negativas, “debemos hacer un esfuerzo para tener una convivencia armónica que permita aspirar a una sociedad con mayores niveles de igualdad y respeto; asimismo, la ciudadanía debe ejercer sus derechos, pero también cumplir sus obligaciones”, concluyó.

Foto UNAM

Fuente UNAM

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