- Sociedad
Como no hubo muertos, somos ignorados, dicen en Chietla
Esa es la queja de los pobladores de esta cabecera municipal dos días después del sismo: más de 9 mil habitantes que han visto caer o quedar inhabitables a cerca de la mitad de sus viviendas. Esta población es probablemente la más afectada por el terremoto en sus casas habitación. Y el gobierno del estado de Puebla parece no tener la menor idea de ello.
Así puedo resumir lo visto en el recorrido realizado este jueves en este pueblo cañero al que el temblor del martes pasado le hizo pagar caro la existencia de centenares de casas construidas con adobe y piedra. Dos días en los que la gente se ha dedicado a recoger el escombro y a meditar sobre lo que será de ellos. Y a dejar correr el rumor de que el gobierno municipal empezará este mismo viernes 22 la demolición de las viviendas afectadas.
Pero ni luces del gobierno estatal. En algún lado andarán los técnicos de Protección Civil, pero no han puesto un pie en Chietla. Sí han llegado decenas de jóvenes de la ciudad de Puebla organizados en brigadas y que ayudan con picos, palas y carretillas a las familias afectadas a sacar el escombro a la calle. El ayuntamiento ha dispuesto maquinaria y camiones para ir limpiando poco a poco y calle a calle las montoneras en las puertas de las casas.
Esa es la gran noticia positiva en Chietla: grupos civiles, voluntarios provenientes igual de las universidades BUAP, Ibero Puebla, UDLA y Tec de Monterrey que de los barrios obreros de la ciudad de Puebla que se han trepado a las brigadas que desde el zócalo parten a la región mixteca desde el miércoles. Víveres, mano de obra y transporte aportados por organizaciones civiles. Y poco a poco, polines y materiales de construcción.
Pero nada que tenga sello de gobierno estatal o federal.
“No ha llegado nada del gobierno estatal”, confirma Olga María Carrillo Olea Velazco, directora del Registro Civil, quien con un equipo de tres funcionarias levanta un primer censo de las casas afectadas. A las cinco de la tarde del jueves ella me confirma que han logrado registrar la situación de catorce calles, con la identificación de entre 25 y 30 casas en cada una de ellas con daños severos que obligan a su desalojo y probable demolición.
Esa es la apreciación del arquitecto Edgar Arias, quien por su cuenta recorre con un grupo de jóvenes universitarios las calles del centro: “Por lo que hemos apreciado en esta inspección que realizamos desde ayer, de las casas afectadas, un 75 por ciento tendrán que ser demolidas. Es muy grave: la gente se aferra a sus casas, y con razón, han construido su patrimonio con el trabajo de muchísimos años y ahora se les dice que tienen que dejarlo porque se les van a venir abajo… Están aferradas.”
“No hay orden de demolición –me dice el ingeniero Tomás Jiménez Cerezo, director de Obras del gobierno municipal--. Hemos identificado algunas casas para las que no hay otro remedio, pero no lo haremos sin la firma de consentimiento de los propietarios afectados.”
“Ese registro es puro atole con el dedo –afirma el mecánico Jorge, cuya vivienda fue evaluada por el ayuntamiento como de pérdida total--, pero la verdad es que no ha llegado nadie del gobierno de Tony Gali. Los únicos que han llegado son los estudiantes de Puebla. Esos sí que están ayudando. Pero estos del ayuntamiento dicen ‘te voy a tumbar, te voy a limpiar el terreno, pero hasta ahí’. Ajá, y con qué dinero vamos a levantar una nueva casa…”
En el aire, entonces, el interrogante sobre la reconstrucción por venir. Y bien dice el arquitecto Efrén Meléndez: “Empezó todo con los huracanes, siguió el temblor en Chiapas y Oaxaca, y ahora este terremoto que afectó a México, a Puebla, ¿cuándo se van a acordar de nosotros.”
Como quiera, lo que en lo inmediato es urgente en esta región cañera es identificar las necesidades más importantes, de manera que los esfuerzos que se realizan desde la ciudad de Puebla tengan un resultado concreto: Lo que se necesita ahora son tres cosas: materiales de construcción, mano de obra para quitar escombro y equipos especializados de ingenieros y arquitectos y obreros especializados expertos en demolición, gente que conozcan de construcción con adobe para su la rehabilitación. De no ser así, lo que van a hacer los gobiernos es demoler y dejar a la gente a la espera de que un programa de vivienda los rescate.
Todo esto merece debate. Obliga a la participación de las universidades y los organismos especializados en construcción. Y compromete a una acción inteligente de las instituciones de gobierno. Y de inmediato.
[relativa1]
[relativa2]