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Crónica parisina : De Charlie Hebdo a Le Bataclan

  • Rosa María Lechuga
París se apaga bajo el temor de los estallidos y los autos sospechosos
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París, Francia.- En menos de 48 horas París ha pasado de la alegría al llanto, de la tranquilidad a la incertidumbre que se vive en sus calles y de un miedo que se percibe en las personas que circulan intentando llevar a cabo su vida de manera normal. Dos grandes eventos terroristas han pasado, el primero en el pasado mes de enero con Charlie Hebdo y ahora con los múltiples atentados siendo en Le Bataclan el más sangriento.

Viernes 13

Eran las 14h15m cuando toqué piso francés al descender del vuelo AF439 y algunos policías ya nos esperaban en la puerta del avión para revisar los pasaportes sin siquiera llevar un minuto en su territorio.

Sin mayor problema Laura, Víctor y yo pasamos además de esta revisión, los filtros de migración que nos llevarían a la salida de las salas de llegadas internacionales del aeropuerto Charles de Gaulle (CDG) donde de reojo alcancé a ver un grupo de –posibles- marroquíes detenidos por la Police Française antes de caminar libremente por los pasillos de la terminal dos.

Estuve esperando a la persona que me recogería observando al personal del CDG y los movimientos de los taxis, autobuses e incluso a los clochards que se acercan pidiendo una moneda para comer o poder viajar en el tren.

Poco después ya nos encontrábamos en la fila del pasaje donde podías observar al mismo tiempo italianos, griegos, americanos, británicos que tenían destinos como la Gare du Nord, Gare de l’est para abordar un tren por la tarde noche y llegar a su destino final o bien, un hotel de la ciudad parisina y nosotras al arrondissement13

Pasaron casi 7 horas para que toda esa dinámica cambiara en cuestión de segundos y lo que se veía de manera normal en un #viernes13.

Eran las 21h20m cuando explotó la primera bomba gracias a un kamikaze en el estadio Saint-Denis donde por cierto estaba François Hollande y le seguirían tres más en la misma zona. Simultáneamente en el Xarrondissement se registraban dos atentados más; minutos más tarde, los mismos responsables atacaban el XI con dos ataques a civiles que se encontraban en restaurantes y bares y finalmente, se trasladaron calles más adelante para realizar el tercer atentado.

Segundos más tarde en Nation otro kamikaze con una bomba se hace explotar y el siguiente punto fue el teatroLe Bataclan donde hubo el mayor número de muertos, heridos y hasta toma de rehénes

Lo demás ya todos lo sabemos, 109 muertos y 350 heridos, de ellos 80 de gravedad.

Sábado 14

París estaba desierto, de los mercados que por lo general se ponen este día, sólo se observaban las estructuras que no serían utilizadas, no al menos después de los múltiples atentados.

Tiendas, bares, teatros; museos, jardines, lugares turísticos, todo estaba cerrado bajo un cielo gris que hacía más largo y pesado el ambiente. Sólo se podía observar una que otra persona con una cara larga y triste por alguna calle parisina desconsolada ante la falta del ruido.

Encontré de casualidad la boucherie y una boulongerie a no pocos metros de mi actual casa donde apenas si se asomaba una que otra sonrisa.

“Mis hijas viven por esos arrondissements y ellas hoy han salido de casa para hacer sus actividades, no podemos parar ante algo así. Se han comunicado conmigo y me han dicho que están bien, lo mejor sería no salir; al menos si es necesario”, me comentó Margarita, originaria del Estado de México y que lleva viviendo más de 30 años en la ciudad.

Entrada la noche, muy rara la brasserie abierta se veían con 2 o tres mesas por mucho atendiendo pero en los rostros se veía preocupación y tristeza y hasta con cierto miedo ya que cada carro que pasaba no se sabía si era un “coche bomba”.

La Embajada de México dio un número de emergencia para llamar y preguntar por los mexicanos radicados aquí y como siempre, el servicio fue fatal ya que la línea telefónica no servía y si sonaba; nadie contestaba y su sitio proteccionconsular.sre.gob.mx/paris no funcionaba.

Para Elena –también mexicana- fue un día muy duro al tocarle consolar a una amiga que perdió a su mejor compañera de escuela con quien había logrado graduarse de la maestría hace tan sólo un par de meses.

Domingo 15

Sonaban en punto de las once de la mañana las campanas de la Iglesia Val de Grâce, la tercera y última llamada para rezar por los fallecidos y por los sobrevivientes de los atentados más impactantes en la historia del país galo.

El mensaje del padre Loîc fue contundente:

“La violencia humana existe y es una realidad”

Trajes color azul marino dejaban entrever la seriedad del asunto de estado, los generales sentados hasta el frente y una pequeña escolta de 4 personas con las banderas de Francia. Aún más la iglesia se llenaba poco a poco hasta estar repleta de personas de todas las edades, cosa poco común en París.

“Debemos vivir siendo libres, morir siendo felices y no al calor de la guerra”, decía el padre al final del sermón. En lo único que pude pensar fue en el sentido verdadero del ser humano, sí, ese que se ha perdido.

Decidimos Erika y yo, recorrer desde la Torre Eiffel hasta la Iglesia de Notre Dame ya que en punto de las 18h30m teníamos una cita para acudir a la misa en honor a los muertos y a los que siguen vivos después de los atentados.

Increíblemente el cielo estaba más que despejado y aunque los jardines y lugares turísticos seguían cerrados;hubo muchas personas que tomaron las calles y los pocos espacios verdes para realizar los tradicionales pic nic’s, ejercicio al aire libre, pasear sus mascotas, convivir con la familia, para mí el mensaje era claro: “No tenemos miedo”.

Hubo tiendas abiertas

Boutiques

Restaurantes

Incluso se veía los autobuses turísticos de dos pisos

París no se dejó inmovilizar

Pero hubo dos perturbaciones que desequilibraron el día

Justo en el momento de la misa en Notre Dame hubo un grito que alarmó a los que estábamos ahí presentes, al ver a un grupo de policías cercando a una persona y rápidamente quienes nos dimos cita en la catedral fuimos invitados a retirarnos a nuestros hogares.

Medios de la ciudad hablaban de una balacera, otros más transmitían en vivo describiendo una misa de alta seguridad con autoridades del país adentro como Anne Hidalgo o Manuel Valls.

Se supo que fueron unos petardos en Place de la République que disipó a los que acudían a dejar flores y velas a donde habían pasado los atentados y un eco deformado lo convirtió en balacera hasta Notre Dame.

Esa es la psicosis de una ciudad que por un momento había recuperado la calma con un bello día de otoño y, sus bares y restaurantes abiertos.

Pero ya lo dijo François Hollande, “Pueden ser hasta tres meses de estado de emergencia” y por lo menos, el duelo nacional que se vive a partir de hoy hasta el martes, a más de uno nos quita el sueño.

Hemingway en su obra “París era una fiesta”, hizo de ella una gran descripción de esa bella ciudad  y de la “generación perdida” – Gertrude Stein, Ezra Pound, Scott Fitzgerald- un lugar atrevido, juvenil, adorable y majestuoso.

Nada va a impedir que siga así y ya lo dijo Enrique VI, “París bien vale una misa”.

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