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Una muñeca para amamantar causa polémica en Estados Unidos

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Conocimos muñecas que se hacían pipí, gateaban, hablaban y caminaban. Con figuras perfectas de reloj de arena, o las que vienen con diminutos biberones. Pero nunca habíamos tenido una muñeca para amamantar, cuyos sonidos de succión se activan con los sensores cosidos a la altura de los pezones de una pechera que se colocan las niñas, lo que causó algunas críticas cuando llegó al mercado en Estados Unidos.

“Sólo quiero que los niños sean niños”, dijo Bill O'Reilly en su programa en Fox News cuando se enteró de la Breast Milk Baby. “No necesitamos este tipo de cosas”. Lo que no necesitamos exactamente no está claro para Dennis Lewis, representante en Estados Unidos de Berjuan Toys, un fabricante español de muñecas que tiene 40 años y que no pudo conseguir que los juguetes se mantuvieran en los principales anaqueles más de un año después de presentar su línea en este país, escandalizando a O'Reilly.

“Hemos recibido mucho apoyo de parte de organizaciones de amamantamiento, muchas madres, muchos educadores”, indicó Lewis, en Orlando, Florida. “También hubo muchas críticas de gente que tal vez no pensó por qué la muñeca está ahí y cuál es su propósito. Por lo general son personas que, o tienen problemas con el amamantamiento en general, o que lo ven como algo sexual”.

Las muñecas -ocho en total con una variedad de tonos de piel y rasgos faciales- lucen como muchas otras hasta que las niñas se colocan la pequeña blusa con los aplicaciones en forma de pétalo en los pezones. Ahí es donde se ubican los sensores que desatan el ruido de succión cuando la boca de la muñeca hace contacto. También eructa y llora, pero esos sonidos no requieren contacto con el pecho.

Little Savannah y Tony, Cameron y Jessica, Lilyang y Jeremiah no son una ganga, cuestan 89 dólares. Lewis, después de ofrecerlos sin éxito a tiendas grandes y pequeñas, ahora las tiene a la mitad del precio de lista en su página en Internet por las fiestas de fin de año.

“Con las tiendas ha sido difícil, para ser honestos, pero no tanto porque competían contra otros productos”, agrega. “Más bien están al pendiente de la controversia. Es un producto que o te gusta o lo detestas”.

A Stevanne Auerbach le encanta. La experta en desarrollo infantil de San Francisco, conocida como Doctora Juguete, evalúa muñecas y otros juguetes para los consumidores y dio su aprobación oficial a Milk Baby. “Sentimos que tenía el mérito por el trato de los niños grandes con los nuevos bebés, y por la curiosidad que los niños tienen en esta área”, señala la especialista. “Amamantar en Europa es aceptable y la muñeca ha sido un éxito ahí. Queríamos abrir la oportunidad”.Sally Wendkos Olds, autora de “El Libro Completo del Amamantamiento”, tampoco entiende el problema. “Pienso que es un juguete muy lindo”, dijo. “Creo que simplemente es alocado lo que Bill O'Reilly está diciendo de que es sexualizar a las niñas. El punto es que para muchas personas en nuestra sociedad todavía sexualizan el dar pecho, mientras en muchos otros países del mundo no piensan nada de eso”.

Olds consideró a los estadounidenses “mojigatos de muchas formas” y agregó que la muñeca ofrece “conciencia corporal. Es darse cuenta de está bien”.

Lewis atribuye las pocas ventas en Estados Unidos -poco menos de 5.000 se vendieron el año pasado- exclusivamente a la fobia a dar pecho, aunque es ampliamente considerada la forma más saludable de alimentar a un bebé. “No hay duda de eso”, dijo. “Todavía existen algunos tabúes ahí. Son difíciles de justificar y difíciles de explicar, pero ahí están. Uno dice seno y la gente automáticamente piensa en Janet Jackson y todo tipo de cosas que no tienen que ver absolutamente nada con amamantar”.

Lewis estima que Breast Milk Baby “está mucho menos sexualizada” que las Barbies o las atrevidas Bratz. Olds, quien vive en la ciudad de Nueva York, está de acuerdo aunque cree que el precio de venta de la muñeca es demasiado alto. “Es mi única objeción. Es mucho dinero, aunque la gente gasta mucho en sus hijos de cualquier forma”.

Después de todo, “¿no han imitado las niñas el acto de amamantar a sus muñecas durante siglos sin necesidad de atavíos? ¿Por qué necesitamos algo con campañas y silbatos? ¿Por qué necesitamos a Betsy Wetsy? A los niños les gustan los juguetes que hacen cosas”, dijo Olds, recordando a una de las primeras muñecas de 1935 que bebían y se mojaban. “Por eso esta muñeca hace ruidos, eructa, llora y succiona muy ruidosamente. Gran cosa”.

Lincoln Hoppe, actor y padre de cinco -todos amamantados-, dijo que a una niña que ve a su mamá amamantar a su hermanito tal vez le agrade la muñeca. “Después de todo, van a imitar a mamá de cualquier forma utilizando la muñeca que tengan a la mano”.

¿Pero qué pasa si deciden amamantar jugando en público? “Es difícil decirle a un niño no lleves ‘ese’ juguete al partido de fútbol de tu hermano”, agregó. “Tal vez hay un momento y lugar para esta muñeca, pero encuentro la idea un poco escalofriante”.

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