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Chiquis habla del distanciamiento entre ella y su madre Jenni Rivera
Chiquis Rivera habló por primera vez del distanciamiento que había entre ella y su madre Jenni Rivera en los meses previos a la trágica muerte de la cantante. La hija de la Diva de la banda habló con la cadena TV Azteca para el programa La historia detrás del mito, que se emitirá el domingo 8 de diciembre para conmemorar el primer aniversario de la muerte de Jenni (9 de diciembre).
“Todos perdieron a mi mamá el 9 de diciembre", dice Chiquis. "Yo la perdí unos dos meses antes, la perdí el 2 de octubre del 2012. Fue un malentendido y para mí ese día se me terminó el mundo".
La joven afirma que todavía no logra superar el dolor que esto le provoca. "Todos los días vivo con eso. Nadie sabe el dolor que cargo, y más porque fue un malentendido, porque había gente en medio que causaron tanto dolor, tantos problemas, que es difícil no tener coraje", expresa.
"No nos hablábamos, nada de comunicación; nunca tuve esa oportunidad de poder sentarme con mi mamá y explicarle. Todos los días me despierto con ese dolor y me acuesto con ese dolor, y ha sido muy difícil; si no fuera por (sus hermanos) Johnny y Jennica, no sé qué haría de mí…", dice Chiquis.
Como ya lo había hecho en el pasado, Chiquis asegura que nunca hubo nada entre ella y Esteban Loaiza, quien fuera esposo de su madre. "No entiendo de donde salió este chisme, esta cosa tan horrible que ha causado tanto dolor; él (Loaiza) siempre fue respetuoso conmigo, yo con él… Pienso hasta este día que mi mamá en su corazón pensó que tuve algo que ver con Esteban... Sabía que mi mamá cuando se casó no estaba enamorada de Esteban…", dice la hija de Jenni.
En un relato conmovedor, Chiquis también cuenta que muchas cosas en la casa de Jenni están tal y como las dejó ella antes de morir. "Todavía no he podido afrontar mi dolor… (en su habitación) dejó sus pijamas, que ahí todavía están, en el baño", dice. "Su cama está como ella la dejó, no la hemos tendido, no quiero que nadie toque su cama que se quede como ella la dejó. Me acuerdo que olí su almohada y olía a ella y fue muy difícil. Ahora ya no huele a ella. Entro a su recámara y me siento en el sofá y me acuerdo que, cuando platicábamos, ella estaba en la cama y yo en el sillón, y hablábamos de tantas cosas. Todavía lo hago; le pido todos los días que me dé fuerzas porque ella fue una mujer muy fuerte”.