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Homologación y desindexación del salario, espejismos de bienestar
El Observatorio de Salarios de la Universidad Iberoamericana Puebla presentó su postura frente a la reciente Desindexación del Salario Mínimo (SM), en donde el Senado de la República aprobó la desvinculación de este rubro como medida de referencia económica para multas, pagos y crédito de viviendas. Dicha presentación corrió a cargo de Miguel A. López López y Humberto Morales Moreno.
Contención salarial igual a mayor desigualdad. En México desde los noventa el salario mínimo está indexado a la inflación esperada, por ello la distribución entre capital y trabajo van estrechamente vinculadas, a menor salario, menor proporción del trabajo en el ingreso nacional y viceversa. El resultado de esta política mantiene la participación del trabajo en el producto nacional estancado, aseguró Miguel López López, coordinador de la Licenciatura en Economía y Finanzas y miembro del Observatorio de la IBERO Puebla.
Hacia una desindexación de los salarios mínimos. López López apuntó que bajo este modelo, modificar la indexación salarial implicaría romper con la política económica que tiene su base en el sector externo (grandes grupos económicos) y basar el crecimiento en el mercado interno (Pymes), con el establecimiento de los salarios generales en función de aumentos al salario mínimo y con la posición de fijar el salario mínimo en función de la inflación esperada y considerar factores de redistribución.
La pobreza monetaria se ha incrementado de un 62.5% en 1994 a un 83% para el 2012. Para este último año, la situación de carencia en México, a decir del Observatorio de Salarios de la Universidad Iberoamericana de Puebla, quedará conformada de la siguiente manera: 24.21% de no pobres, 35.32% en pobreza moderada, 4.01% muy pobre y un 36.46% de la población en indigencia.
Para que una familia pueda sobrevivir, todos deben trabajar. Los efectos de la caída del salario se ven reflejados en el desplome de los niveles de vida y en la agudización de la inequidad en la distribución de la riqueza. “En 1976 un 49% representaba el capital y un 51% el trabajo, para 2014 el capital aumentó a 75% y el trabajo disminuyó a un 25%, es decir, más dinero se reparte en menos manos”, afirmó Miguel López.
La desindexación administrativa del salario mínimo no es suficiente para asegurar un cambio de rumbo en la política salarial que ha observado nuestro país en los últimos 30 años y menos, cuando esta desindexación no se acompaña de un cambio en la política económica. Humberto Morales Moreno, miembro del Observatorio de la IBERO Puebla, aseveró que “no es posible tener democracia cuando más del 50% de la población del país sólo percibe entre uno y tres salarios mínimos para vivir”.
Morales Moreno también informó que el tema del Salario Mínimo en México causa mucho revuelo porque existe el temor de que si éste se incrementa, se dispararía la inflación, “esta es una frase que repiten los grupos empresariales y los gobiernos”. Aunque con este intento de desindexación se inicia el camino para evitar el pretexto de que cualquier aumento salarial golpea todas las variables que tienen que ver con la administración.
En conclusión, los académicos de la IBERO Puebla apuntaron que con la indexación y homologación al salario mínimo lo único que se está haciendo es tratar la enfermedad en sus consecuencias, no en sus causas. Mientras no se modifiquen los mecanismos de redistribución, la situación de pobreza y desigualdad permanecerá latente en la sociedad mexicana.