Armenta y el nuevo ciclo para Puebla

  • Antonio Madrid
Ahora regresan los priistas que nunca se dejaron de serlo, aunque llegan con gran oficio político

Estamos a un día de que inicie una nueva etapa en el gobierno del estado de Puebla, con la llegada del gobernador, Alejandro Armenta Mier, alguien que durante mucho tiempo anheló este puesto, lo buscó y finalmente –y paradójicamente- encontró la candidatura en un partido diferente al que militó durante tres décadas. Y es que, en el 2017, Armenta, como simplemente es conocido en todo el estado, renunció al PRI, cuando el tricolor decidió aliarse al panismo y perredismo en pleno morenovallismo. Sin embargo, no fue sino hasta hace poco que alcanzó la candidatura, haciéndose a un lado en el 2018 para dejar pasar a Miguel Barbosa Huerta.

Pero, con la llegada de Armenta al poder, parece cerrarse el ciclo de morenistas, digamos más puros, que tenían como bandera el enfrentamiento, la ideología pura y el resentimiento hacia el régimen anterior, que los había mantenido durante muchos años marginados.

Con Barbosa pudo vivirse esa etapa. Todo en el antiguo régimen era corrupción, todo estuvo mal hecho y ellos, los morenistas, llegaban supuestamente como redentores a salvar al país y en este caso al estado de Puebla.

No fue así. Los morenistas más conspicuos demostraron que una cosa es ser oposición y otra cosa es ser gobierno. Un día sí y otro también las quejas se multiplicaban hacia el pasado, pero las acciones “redentoras” nunca aparecían. Pudimos ver a un Barbosa como persecutor político de sus adversarios. Intolerante y voluntarioso, parecía gritar a los cuatro vientos: Durante mucho tiempo nos chingaron, ahora venimos a chingar.

Y vaya que lo hizo. Se enfrentó a todos los que no pensaban como él, que eran muchos. Dividió al estado, tal como lo hizo López Obrador con el país y no dudó en plena sintonía con Obrador, decir dicharajos poco afortunados como el que hizo en plena pandemia diciendo que se podía aliviar la gente comiendo mole de guajolote. El otro dijo, como ya se sabe, que eran los amuletos los que nos podían salvar. Es decir, las malas, pésimas bromas en tiempos en que la gente moría por falta de atención. De ese tamaño eran los “redentores” del país.

Pero con la partida de Barbosa llegó un Sergio Salomón Céspedes con un perfil diferente. Ya no era el anti sistema por antonomasia. Cómo serlo, si no hacía mucho que él era parte del mismo. Y su aire reconciliador vino a dar un respiro y oxigenación a la vida política de la entidad. Todos lo agradecieron, algunos en voz alta, la gran mayoría a susurros. De entrada, pudo verse de nuevo a un gobernador activo, vital, ágil, conciliador, amable, sonriente, afecto al diálogo. Se acabaron de golpe las malas maneras, las malas caras, los discursos agrios, las exhibiciones públicas hacia adversarios, la apatía. Parecía como si los redentores –sin decirlo- fueran ahora esa nueva camada de políticos que llegaron quizá por un asunto coyuntural, como fue la muerte de Barbosa.

Por primera vez el gobernador salió de gira con una sonrisa en el rostro y el arranque de obras comenzó a verse. Antes, los que se decían redentores nunca tenían dinero y no hacían otra cosa que mentar madres explicando a la gente que estábamos mal. Discurso vano, cero acciones.

Hoy, con la llegada de Armenta, decía, parece concretarse esa acción de volver de nuevo a la política de altura. Cierto, el sello morenista no puede evitarse. Pero estamos de acuerdo en que, con todo y ello, hoy con Claudia Sheinbaum, de alguna manera se han apaciguado las aguas de la confrontación en un nivel considerable. En Puebla, creo que pasará lo mismo. Armenta tiene oficio político y aspiraciones mayores. Sabe que la ideología es importante, pero son más importantes las acciones. Obras son amores.

En conclusión, con Armenta se van los morenistas puros, y los políticos formados en el priismo parecen regresar por sus fueros. No es cierto que a Armenta no le hayan dado la candidatura en el PRI para ser gobernador. Se la dieron, solo que con un color guinda

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Antonio Madrid

Comunicador y periodista. Reportero, corresponsal y columnista (La Pasarela) en diversos medios poblanos. Ha ejercido su labor reporteril en radio, televisión y prensa escrita en medios de Huauchinango y Xicotepec.