Matices: los compromisos educativos de la presidenta

  • Juan Martín López Calva
La instrumentación de nuevas medidas en el sistema educativo queda sujeta a sus políticas públicas

República educadora, humanista y científica
26. Continuar con la Nueva Escuela Mexicana y los nuevos libros de texto gratuitos.
27. Reconocer al magisterio nacional. Pensando en ello, desaparecer la USICAMM y trabajar conjuntamente en un nuevo sistema de contratación, promoción y permanencia que garantice los derechos laborales.
28. Seguir con el programa La Escuela es Nuestra y llevarlo a planteles de educación media superior.
29. Extender el horario de las escuelas primarias gradualmente para dar educación física y artística.
30. Convertir las escuelas en espacios de prevención de la salud. Atender la salud mental, prevenir las adicciones, promover la salud bucal y proporcionar exámenes de la vista con lentes gratuitos a todos aquellos que lo necesiten, a través del programa “Visualiza tus sueños”.
31. Fortalecer las preparatorias. El objetivo es que todos los egresados de secundaria tengan un espacio en un plantel de educación superior.
32. Hacer nacionales la Universidad Rosario Castellanos y la Universidad de Salud. Esto con el fin de lograr al menos 300 mil espacios más en universidades.

Claudia Scheinbaum. Discurso de 100 compromisos de gobierno en el Zócalo de la Ciudad de México. 1 de septiembre. (Tomados de la nota de Infobae firmada por Brenda Terrreros).

Mañana martes se cumple una semana de la toma de posesión de la nueva presidenta -con a, como pidió ella y es también correcto escribirlo-, lo que marcó el inicio de este largo martes que durará seis años, según señalé en este espacio la semana pasada. Martes “del canto de la monotonía”, el día que muestra “que lo terrible está en la continuidad”, en eso que llaman segundo piso, de una transformación cuyo primer piso consistió en destruir lo instituido en lugar de construir nuevas instituciones. (cfr. https://www.e-consulta.com/opinion/2024-09-30/el-martes).

Como lo escribí en ese texto publicado la semana pasada, el discurso inaugural ante el Congreso de la Unión, estuvo compuesto de un alto porcentaje de loas al mandatario saliente -a quien llamó presidente y aunque rectificó, siguió llamando así en el zócalo y en las primeras mañaneras- y en un planteamiento discursivo centrado en la continuidad del sexenio anterior, aunque con un cierre personal centrado en resaltar la relevancia de que por primera vez una mujer ocupe la titularidad del Poder Ejecutivo del país y de lo que eso significa -o puede significar, si se logra desmarcar del hombre que la llevó a ese lugar y le dejó amarradas las manos por todas partes- para todas las mujeres mexicanas de cara al futuro.

Sin embargo, en el discurso posterior en el Zócalo de la Ciudad de México en el que la nueva presidenta planteó los cien compromisos de su gestión, si bien hubo este énfasis en la continuidad y en dejar en claro que no va a haber cambio de ruta en el gobierno federal, sí hubo algunos matices que alimentan la esperanza de que si la doctora Scheinbaum logra hacerse realmente del poder que le fue conferido por los votos, independientemente de la enfática e ilegal intervención presidencial en la elección, podríamos llegar a ver algunas transformaciones relevantes durante su sexenio.

Algunos de estos matices importantes fueron en los rubros del impulso a las energías limpias y limitación en la producción de combustibles fósiles, la garantía de respeto a la libertad de expresión y manifestación, el respeto a los derechos humanos, el combate a cualquier forma de discriminación con respeto a todas las libertades -religiosa, política, cultural y sexual- y el equilibrio razonable entre deuda y producto interno bruto.

Estos matices también se notaron en los compromisos declarados en el sector educativo, al que dedicó siete compromisos en la sección que llamó “República educadora, humanista y científica”. Me refiero únicamente a los compromisos enfocados directamente a la educación, porque en esta sección habló también de compromisos con la ciencia y la cultura.

Además de los compromisos meramente discursivos para subrayar esa continuidad del sexenio que será un eterno martes como la continuidad de la Nueva Escuela Mexicana y los nuevos libros de texto gratuitos -donde hubiese sido deseable que dijera fundamentar y definir más claramente y mejorar, además de continuar- o continuar con el reconocimiento al magisterio nacional -que hasta ahora ha sido meramente de palabra-, estos compromisos señalan algunos matices que podrían implicar mejoras en algunos elementos del sistema educativo.

Un primer elemento es que se plantee no solamente desaparecer la USICAMM continuando con la visión destructiva de la llamada 4T, sino trabajar para crear un nuevo sistema de contratación, promoción y permanencia que garantice los derechos laborales. Subrayo la palabra permanencia que ya empezó a suscitar inquietud en los sectores conservadores del gremio porque ven ahí una especie de retorno a la reforma “neoliberal” del 2013, porque considero que este matiz que apunta a contar con un sistema mejor construido que cubra desde la asignación y promoción hasta la continuidad de los maestros en sus plazas es un elemento muy relevante que sigue siendo un pendiente para que la profesión docente sea realmente una profesión seria y sólida que garantice la buena formación de las futuras generaciones.

Se planteó también seguir con el programa la Escuela es Nuestra y llevarlo al nivel medio superior, cosa que si bien es continuidad, amplía esta visión de corresponsabilidad en el cuidado de las instituciones educativas hasta el nivel medio superior que es el que según los expertos promueve con mayor eficacia la movilidad social en el país.

La extensión gradual del horario en las escuelas primarias suena -aunque hubiera sido anatema decirlo así- a retomar el proyecto de Escuelas de Tiempo Completo que se instrumentó en el gobierno de Peña Nieto y mostró en las evaluaciones que se hicieron, ser una política muy positiva.

El fortalecimiento de las preparatorias es una medida de avance, muy acertada si se considera lo anteriormente expuesto, respecto a ser el nivel que con más eficacia facilita las oportunidades de movilidad social de los jóvenes. Aumentar los espacios en educación superior también parece acertado y se plantea hacerlo mediante la extensión a nivel nacional de las universidades creadas por la presidenta cuando fue jefa de Gobierno de la CDMX. Queda la interrogante respecto al futuro de las Universidades Benito Juárez que han sido muy cuestionadas respecto a su calidad y eficiencia terminal.

Como en todos los demás rubros y compromisos, el paso del discurso a los hechos y el éxito o fracaso de la instrumentación de estas medidas en el sistema educativo queda sujeta a lo que se haga en el sexenio en cuanto a políticas públicas, programas y operatividad de los mismos.

El planteamiento de estos matices en medio de la continuidad como eje central del nuevo gobierno merece ser destacado y que le otorguemos el beneficio de la duda y también el seguimiento y la evaluación crítica que merecen. Veremos. ¿Veremos?

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Juan Martín López Calva

Doctor en Educación UAT. Tuvo estancias postdoctorales en Lonergan Institute de Boston College. Miembro de SNI, Consejo de Investigación Educativa, Red de Investigadores en Educación y Valores, y ALFE. Profesor-investigador de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).