Prohibir el vapeo generará un mercado negro insalubre
- Pablo Ruiz Meza
A pesar de tener una fijación con el sistema de salud de Dinamarca, el presidente Andrés Manuel López Obrador no ha podido aprender nada de ellos y el tema de los vaporizadores (e-cigarette) es un ejemplo más.
Mientras que en el país vikingo que tanto admira optó por regular y utilizar el cigarro electrónico como herramienta para combatir el tabaquismo con la finalidad de reducir la carga de enfermos a su sistema de salud, el presidente tomó el camino más fácil: la prohibición en México.
El gobierno federal se enfocó entonces a satanizar al cigarro electrónico y sólo colocándolo como uno de los grandes problemas que vive el país, sin atender el verdadero problema, el tabaquismo, adicción que deja 43 mil 246 muertes al año en México, advierte la comunidad del vapeo.
No le bastó al titular del Ejecutivo federal emitir el decreto presidencial en el 2022 contra los vaporizadores, prohibiendo la venta, importación y exportación de estos.
Siguió su embate federal al anunciar en marzo pasado una iniciativa de reforma constitucional para prohibir nuevamente los vapeadores, cuya amenaza se cumplió el 23 de agosto.
La Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados (con mayoría de Morena) aprobó la reforma para establecer en la Constitución la producción, distribución y venta de cigarros electrónicos y vapeadores, así como el “tráfico ilegal de fentanilo”.
Para el presidente, con el aval del Poder Legislativo federal que no le movió ni una coma a la reforma, los cigarros electrónicos son igual de peligrosos que el fentanilo, droga que está matando a miles de personas en Estados Unidos y México.
La comparación infundada y perversa afecta la economía de los negocios legales porque las medidas prohibitivas provocan el cierre de negocios y la pérdida de miles de empleos, afectando a la población.
Los especialistas en el tema consideran que lo más grave de la reforma constitucional es que estas políticas históricamente han tenido el mismo resultado: cero reducción del consumo del producto prohibido y la proliferación del mercado negro.
El mercado ilegal en México se rige por el control del narcotráfico, dejando a vendedores y consumidores en total estado de indefinición sanitaria y la proliferación de productos altamente nocivos sin ninguna regulación, incumpliendo el gobierno uno de los deberes del Estado que es la protección a los ciudadanos.
La campaña oficial contra el vapeo está llena de incongruencias porque mientras presidencia y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) se van a la yugular contra el cigarro electrónico, le abren las puertas a los calentadores herbales.
Este dispositivo que calienta el tabaco y así se reduce la combustión, ya que es en la combustión donde se produce monóxido de carbono, causante del desarrollo de cáncer en garganta, esófago, colón y enfisema pulmonar.
Para la comunidad del vapeo el cigarro electrónico reduce por completo la combustión, minimizando el daño en los usuarios. Es ahí donde reside la diferencia entre fumar y vapear, uno produce combustión y el otro no.
Destacan que el cigarro electrónico nació con un solo objetivo: ayudar a la gente a dejar de fumar y para muchos países ha sido una gran solución para enfrentar el tabaquismo, ejemplo son Dinamarca, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Grecia, Portugal, entre otros.
En esos países europeos siguieron una lógica muy simple: es más barato cuidar a un consumidor de nicotina a un fumador, ya que el tabaquismo está rodeado de enfermedades degenerativas de lento proceso, produciendo una severa carga al gasto de los sistemas de salud pública.
Es aquí donde en México aparecen las mayores incongruencias: ¿por qué tener mano dura contra un producto que ayuda a combatir al tabaquismo y no combatir al tabaquismo? ¿Cuál es el interés que uno prevalezca sobre otro?...
Se trata de preguntas que la comunidad del vapeo, porque aclaran no están en contra de la regularización de estos productos, al contrario, han solicitado a las autoridades que hagan su trabajo y pongan las reglas para poder consumirlos con los parámetros adecuados; “como así dejan fumar, que así dejen vapear”.
La comunidad del vapeo ha reiterado la práctica de impedir que los menores de edad tengan acceso a estos productos, así como insistir que nunca se pierda el objetivo del vapeo como herramienta para dejar de fumar, y no ser el puente para empezar a ser un fumador.
Se ha lamentado esta comunidad del vapeo que durante estos meses de supuestos debates oficiales, las autoridades no permitieron que especialistas en el tema de cigarros electrónicos, como la organización ProVapeoMéxico, participara en foros y debates.
Sin debate plural y amplio, el gobierno federal se enfocó a satanizar al cigarro electrónico y sólo colocándolo como uno de los grandes problemas que vive el país, y al enviar la iniciativa para la prohibición del vapeo, generará un gran mercado negro que quedará en manos de la delincuencia ligada al narcomenudeo.
Si la adicción al tabaquismo causa 43 mil 246 muertes al año en México, con el mercado negro de vapeo causará un grave dañó al sistema de salud pública por las consecuencias del consumo de productos sin ninguna regulación sanitaria.
X@pabl_ruiz
Face: Pablo Ruiz Meza
pabloruiz91516@gmail.com
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Periodista con más de 30 años de trayectoria como reportero de staff, investigaciones especiales, corresponsal nacional, director editorial, autor de la columna "Nada personal" y colaborador en diferentes medios de comunicación multimedia.