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Fortuna de ultrarricos mexicanos aumentó casi al doble desde pandemia: Oxfam
¿Para quién trabaja y a quién beneficia el Estado mexicano? es una cuestión que invita a reflexionar el último informe de Oxfam México titulado “El monopolio de la desigualdad”, en donde señala cómo en los últimos cuatro años —era postpandemia— la riqueza de las 14 personas más ricas del país aumentó casi al doble, siendo los más beneficiados Carlos Slim y Germán Larrea quienes vieron un aumento en su riqueza del 70 por ciento en conjunto y concentran 6 de cada 100 pesos del país.
Esto es herencia de decisiones políticas tomadas por administraciones neoliberales de las últimas cuatro décadas —1988 a 2012—, cuando la privatización de bienes públicos consolidó los imperios de las familias más ricas de la nación: “Los ultrarricos en México acumulan cantidades extraordinarias de riqueza por medio de concesiones y permisos para explotar bienes que son propiedad de la nación, protegidos por el mismo gobierno, y no necesariamente por la innovación constante o el desarrollo de nuevas tecnologías”, asegura el informe.
Una ligera mejora que no significa nada
El informe de la Oxfam señala que, en los últimos cinco años, bajo el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador se mejoró la distribución del ingreso nacional por los programas sociales, pero que “poco o nada se ha hecho para mejorar la distribución de la riqueza”.
Sostienen que en los últimos años se lograron avances significativos en pro del bienestar social de los trabajadores del país bajó dos situaciones en específico: la reducción de la población en pobreza multidimensional, que pasó de 41.9 a 36.3 por ciento; y el aumentó el salario mínimo en términos reales en un 65.2 por ciento entre 2018 y 2022.
Sin embargo, aseguran que esto no es significativo “cuando las reglas del juego para el resto de la población en México siguen siendo muy distintas a las que rigen a los ultrarricos”.
La hermandad entre poder político y poder económico
Para que los ultrarricos del país llegaran hasta donde están hoy, se pasó por un proceso de más de 40 años que comenzó con el gobierno de Miguel de la Madrid —incluso antes—, cuando sucedió la privatización de bienes de la nación; al inicio de su gobierno había más de mil empresas públicas, para el año 2020 la cifra se redujo a 66. Con ello se dio “la consolidación de un limitado grupo de ultrarricos que ha tenido —y sigue teniendo— un sistema legal y tributario hecho a modo para incrementar sus fortunas de manera desproporcionada”.
Estas privatizaciones se acompañan con concesiones a modo que incrementan las fortunas de quienes las obtienen. Los principales beneficiados son nombres conocidos en el país: “Carlos Slim con Telmex, Ricardo Salinas Pliego con TV Azteca, Germán Larrea con Ferrocarriles de México y Roberto Hernández en el sector bancario”.
Si bien el sector de comunicación es de los que más beneficios obtiene, el sector minero no se queda atrás, ya que además de obtener devoluciones monetarias por parte del gobierno mexicano en 2022 por casi 17 mil millones de pesos en deducciones de impuestos, son responsables de la aceleración del deterioro ambiental y la pérdida de biodiversidad del país.
“El poder económico guarda una estrecha relación con el poder político, con el que ha desarrollado una relación de conveniencia (…) los ultrarricos en México lo son, sobre todo, por décadas de gobiernos que han renunciado a regular su acumulación de poder e influencia”, sostiene la Oxfam.
Los monopolios en México, generadores de desigualdad
Aunque existan organismos autónomos independientes, cuya tarea es asegurar no existan prácticas monopólicas en el país, su accionar no sustenta su existencia, ya que tres empresas mineras concentran el 80 por ciento del mercado y pertenecen a dos personas, Germán Larrea (Grupo México) y Alejandro Baillères (Grupo Peñoles).
Estas situaciones presentes en varios sectores permiten que las grandes empresas fijen los precios que más les convengan “en los principales sectores de la economía nacional, en detrimento de los bolsillos del resto de la población”, con lo que sacan provecho de las crisis económicas.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) “reconoció que las crecientes ganancias de las grandes empresas fueron el elemento que más contribuyó a la inflación europea de los últimos dos años, muy por encima del aumento de los salarios y de los mayores costos de la energía”, esta situación fue similar en tierras mexicanas.
Las grandes empresas del país aprovechan su poder y el sometimiento del gobierno para “evadir los impuestos que deberían pagar”; “privatizar los servicios públicos”; y “agravar la crisis climática”. En este último rubro cabe resaltar que “el 1 por ciento más rico contamina tanto como el 80% de la población más pobre en México”.
“Eat the Rich”: la economía es política
La Oxfam acusa que el discurso neoliberal engendrado por Margaret Thatcher en los 80 y blandido por políticos como Ronald Regan, Carlos Salinas, Javier Milei, en que aseguró “las decisiones económicas son únicamente técnicas y que están desconectadas de las decisiones políticas” y que el modelo neoliberal capitalista es la única forma de hacer las cosas, resultaron en la espiral de desigualdad y decadencia que vive actualmente el mundo, en términos económicos y ambientales.
Sobre ello también señala que “todas estas decisiones son políticas” y que la idea de privatización de ganancias, bienes y servicios que va de la mano con hacer pública la pérdida y las consecuencias de las crisis no son las únicas maneras de existir en el mundo.
“Debemos saber que hay opciones más allá de lo que hemos vivido en las últimas décadas. Frente al falso relato de la falta de alternativas, tenemos que tomar decisiones distintas para obtener resultados distintos”, sostienen. Para ello proponen cinco acciones que, en términos teóricos, podrían a igualar la balanza:
“Que ganes más en tu día a día. Impulsar políticas salariales, laborales y de seguridad social que beneficien a todas las personas trabajadoras, estén en la informalidad o la formalidad, así como políticas fiscales progresivas donde pague más quien más gana, para (re)distribuir los ingresos y la riqueza de forma más igualitaria.
“Que pagues menos por lo que consumes. Regular de manera más activa los mercados para evitar la concentración del poder corporativo, promover una nueva política industrial con un Estado emprendedor en todo el territorio nacional y ofrecer bienes y servicios públicos de calidad que eviten el gasto de bolsillo de los hogares en las alternativas privadas.
“Que cuidar sea una elección. Promover una economía que cuide la vida, donde los cuidados no sólo se reconozcan y se remuneren de manera justa, sino que se redistribuyan dentro de los hogares y con el Estado, el sector privado y las comunidades.
“Que la riqueza sea para quien la trabaja. Diseñar reglas diferenciadas que favorezcan a las personas trabajadoras independientes y a las pequeñas y medianas empresas, que generan la mayor parte de los empleos en México, además de reconocer y promover otras estructuras empresariales y de propiedad más allá de las actuales, con una apuesta fuerte por la economía social y solidaria.
“Que pague y repare quien más contamina. Replantear las políticas ambientales y de acción frente a la crisis climática para alejarnos de los modelos extractivos y contaminantes y para obligar a reparar a quienes son realmente responsables de esta crisis. Que nuestro futuro climático no dependa de las decisiones de unos cuantos. (JC)