La esperada Caravana Coca-Cola vuelve este 27 de noviembre a Veracruz y Boca del Río, después de 17 años, prometiendo una noche inolvidable. El desfile contará con 21 plataformas temáticas, incluyendo el tradicional camioncito Coca-Cola y el trineo de Santa, con un recorrido que abarcará cinco kilómetros.
Samuel Ferrer, gerente de Asuntos Corporativos de Coca-Cola FEMSA, confirmó la asistencia estimada de más de 150 mil personas en esta parada, una de las cinco ciudades del sureste seleccionadas para disfrutar del evento. La caravana comenzará sobre el bulevar Manuel Ávila Camacho y culminará en Juan Pablo II, en Boca del Río.
Se desplegará un contingente de 300 personas, que animarán el recorrido durante aproximadamente dos horas. Este regreso tan esperado buscará romper récords de asistencia y llenar de espíritu navideño las calles veracruzanas.
Las autoridades han implementado cierres viales para asegurar el buen desarrollo del evento. Desde las 03:00 horas del miércoles 27 hasta las 03:00 horas del jueves 28, estará cerrada la calzada Juan Pablo II entre Ávila Camacho y Ruiz Cortines.
Además, el bulevar Manuel Ávila Camacho, en sentido sur-norte, cerrará desde las 17:00 hasta las 21:00 horas, mientras que el bulevar Adolfo Ruiz Cortines se clausurará en sentido norte-sur desde las 19:00 hasta el término del evento.
Las autoridades recomiendan utilizar rutas alternas como Reyes Heroles, Mar del Norte y Costa Verde, para evitar contratiempos. Los asistentes y conductores deberán planificar sus trayectos con anticipación para minimizar el impacto del tráfico.
Mientras tanto, la organización El Poder del Consumidor solicitó formalmente a la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) que detenga la gira por varios estados entre ellos Puebla, señalando que esta actividad vulnera la ley y promueve hábitos poco saludables, especialmente entre los más jóvenes.
Según la denuncia presentada, la Caravana Coca-Cola utiliza personajes emblemáticos de la Navidad, como Santa Claus y los osos polares, para asociarlos con el consumo de refrescos. Esta estrategia publicitaria, afirman, va en contra de la normativa que prohíbe el uso de personajes infantiles para promocionar productos con alto contenido de azúcares, como los refrescos, que son responsables del creciente problema de obesidad infantil en México.