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Hay 4 mil 800 millones de personas más pobres hoy que en 2019: Oxfam

  • Raul Lazcano
En su informe presentado en el Foro Económico Mundial, aseguraron que 1 % de la población más rica del planeta es culpable directo de las desigualdades del mundo y el colapso climático
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"Desde 2020, la riqueza conjunta de los cinco hombres más ricos del mundo se ha duplicado. Durante el mismo periodo, la riqueza acumulada de cerca de 5 mil millones de personas a nivel global se ha reducido”, se lee al inicio del informe anual que la Oxfam presentó en el Foro Económico Mundial (FEM) llevado a cabo en Davos, Suiza, durante la tercera semana de enero.

Al menos 4 mil 800 millones de personas son más pobres hoy que en 2019, asegura la organización en su texto, donde subraya que esta condición afecta especialmente a mujeres, personas racializadas y grupos excluidos de la sociedad, y en cambio beneficia sólo a uno por ciento de la población más adinerada del planeta.

Para la organización dedicada a combatir la pobreza y la injusticia social a nivel mundial es claro que “el poder empresarial y monopolístico es una máquina implacable de generación de desigualdades”, y la única opción de revertir esto es darle más poder al Estado para que “los gobiernos [asuman] una función proactiva en la configuración de sus economías para el bien común”.

1% más rico, culpable de desigualdades y cambio climático

De acuerdo con la Oxfam, el 1 % de la población más rica del mundo —especialmente a los habitantes del norte global— es la responsable de varios males que aquejan al planeta, entre ellos la desigualdad social y el colapso climático.

Aseguran que “el uno por ciento más rico de la población mundial genera tantas emisiones de carbono como los dos tercios más pobres de la humanidad” y que al mismo tiempo ese uno por ciento “posee 43 por ciento de los activos financieros globales”.

La desigualdad se origina, sostienen, porque “los beneficios de las grandes empresas enriquecen directamente a sus accionistas, a costa de los trabajadores y de la inmensa mayoría de la población”. Dichos accionistas —generalmente milmillonarios— utilizan su poder para “garantizar que el poder empresarial no deje de crecer gracias a una mayor concentración y monopolio del mercado, con el beneplácito de los gobiernos”.

Lo anterior no sólo lo asegura la Oxfam, también el Fondo Monetario Internacional (FMI) menciona que “el poder de los monopolios va en aumento y que ello contribuye a la desigualdad”, debido al poder que los gobiernos de todo el mundo —en especial los del sur global— cedieron en las últimas décadas a las empresas monopólicas.

Cuatro maneras en que las empresas concentran poder y fomentan la desigualdad

Son cuatro los mecanismos ocupados por el 1 % más rico del mundo para concentrar el poder y ensanchar la brecha de la desigualdad, según el informe de la Oxfam.

Premiando a los ricos y no a los trabajadores: las empresas fuerzan a una reducción de los salarios en términos reales; 791 millones de trabajadores no han revalorizado su sueldo con la inflación, lo que equivale a casi 25 días de sueldo perdido para ellos. También se oponen a las leyes y políticas laborales que beneficien a trabajadores, como el aumento del salario mínimo o la reducción de las jornadas laborales.

Evaden y eluden impuestos: con diferentes medidas como planificación fiscal agresiva, abuso de paraísos fiscales e incentivos gubernamentales, las grandes empresas hacen que sus impuestos sean próximos a los cero dólares, lo que priva a gobiernos de todo el mundo “especialmente a los del Sur global, de miles de millones de dólares en ingresos fiscales que podrían utilizarse para reducir la desigualdad y acabar con la pobreza”.

Privatización de servicios públicos: aseguran que las empresas se hicieron del control de la mayor parte de servicios públicos, como los sistemas de abastecimiento de agua, los servicios de salud y la educación. “Los servicios básicos suponen industrias de billones de dólares e inmensas oportunidades para generar ganancias y riqueza para los ricos accionistas”, sostienen.

Impulsan el colapso climático: el uno por ciento de la población más rica del mundo se beneficia económicamente de procesos que emiten gases de efecto invernadero, los cuales impulsan el colapso climático y aumentan las desigualdades en cuanto raza, clase y género.

Una economía al servicio de todos y no de una minoría

A pesar de lo negativo que resulta el informe de la Oxfam, insisten en que un modelo económico diferente es posible y necesario para la supervivencia de la especie humana, sostienen que “cada país debería aspirar a reducir la desigualdad hasta lograr que  40 por ciento más pobre de la población posea los mismos ingresos que 10 por ciento más rico”, siguiendo las ideas del economista estadounidense Joseph Stiglitz.

Para lograr dicho objetivo proponen tres diferentes líneas de acción que son revitalizar el estadoregular el sector privado y reinventar el sector empresarial; todas estas propuestas contradicen lo dicho por el presidente de Argentina, Javier Milei, en el mismo foro, donde aseguró que el Estado y su intervención en el mercado eran la causa de la pobreza en el mundo.

Las propuestas de la Oxfam se sintetizan de la siguiente manera: “Un Estado fuerte y eficaz es el mejor baluarte contra el poder empresarial” y “las empresas competitivas y rentables no tienen por qué estar encadenadas por la codicia de los accionistas”.

Revitalización del estado: para ello proponen garantizar servicios públicos que combatan la desigualdad; inversión en transporte público, energía, vivienda e infraestructuras públicas; explorar alternativas como monopolios públicos en sectores propensos al monopolio; mejorar transparencia y rendición de cuentas.

Regulación del sector privado: aquí el Estado deberá frenar el exceso de poder del sector privado acabando con los monopolios privados y poner freno al poder empresarial; empoderando a trabajadores y comunidades obligando a empresas a pagar salarios dignos; aumentando drásticamente impuestos a las empresas y a los más ricos del mundo.

Reinventar al sector empresarial: los gobiernos deberán dar al sector un nuevo propósito, generando empresas que no antepongan los intereses de los accionistas ante el bienestar de los trabajadores proporcionando apoyos a compañías justas y no dando ayudas económicas ni contratos a empresas que no den salarios dignos o evadan impuestos. (MIG)

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