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Reseña | Libros: Lunas de Estambul de la escritora Sophie Goldberg
“Se sabía extranjera cumpliendo una misión incierta. La misión de enamorarse del hombre que la había mandado traer. Amarlo sería como bordar un mantel con pequeñas y delicadas puntadas”.
Bienvenidos a este espacio de colaboración con el periódico e-consulta. Esta semana escribo sobre la novela Lunas de Estambul de la autora mexicana Sophie Goldberg. Ella fue la primera de su familia que nació en este país; su madre es de origen turco y su padre búlgaro. Estudió Comunicación en la Universidad Anáhuac y después se especializó en periodismo. En 2002 publicó el libro de poesía Vida y Pasiones, testimonios de una vida plena y, posteriormente, en el 2012, el libro de arte Sefarad de Ayer, Oi i Manyana, en coautoría, el cual narra la historia de los sefarditas en México. En 2015 presentó su novela Lunas de Estambul, la cual ha sido traducida al serbio y al turco. Su última novela es El Jardín Del Mar.
Lunas de Estambul relata la vida de Ventura, una joven turca de origen sefaradí a la que comprometen a los diecinueve años en matrimonio con Lázaro Carrillo, un turco que viajó a México en las oleadas migratorias de los años veinte promovidas por Álvaro Obregón. La joven inicia una travesía por el Atlántico para cumplir con el compromiso contraído por las familias, pero trae consigo un baúl en donde guarda su dote de bodas. Más tarde, este objeto se convierte en el guardián de su identidad y recuerdos. Ventura es la extranjera que “cambió todo su entorno, su vida diaria. Se enamoró del mango y del huazontle, y de toda esta vida, incluido su marido”.
Ventura tiene claro que tal vez nunca más verá a sus padres Moshon y Sara, y suspira cuando recuerda el río Bósforo, la Mezquita Azul, la Basílica de Santa Sofía, el Gran Bazar y el Bazar Egipcio. Su misión es enamorar a su marido con los sabores y aromas que Lázaro extrañaba de Turquía. Una historia que relata cada uno de sus pasos, desde la salida de Marsella en el barco Lafayette con destino a Veracruz, hasta la muerte de sus seres más queridos. La valiente extranjera llega a una nueva tierra para hacerla suya, para construir una familia y después “adoptar el amor por elección”.
La novela se encuentra dividida en tres partes: El desarraigo, La nueva tierra y la Permanencia, y es narrada por su nieta. A lo largo de la historia conoceremos muchas de las tradiciones, costumbres y fiestas judías; el desarrollo y el sentido de la comunidad de los judíos en México y también muchas recetas turcas y sefaraditas. De igual manera, narra los cambios y transformaciones en Turquía en la época de Atatürk que obligaron la migración de muchos jóvenes. Mención aparte son las leyes de inmigración establecidas por Álvaro Obregón y el presidente Lázaro Cárdenas.
¿Por qué leer Lunas de Estambul?
Es una obra que explica con detalle las condiciones políticas y culturales de México y Turquía desde la década de los años veinte hasta las postrimerías del siglo. La autora hizo una investigación por cinco años para hacer de una historia personal un retrato social de lo que muchas veces viven los migrantes. En una entrevista para Enlace Judío la autora declaró: “Es la historia de muchos emigrantes que llegaron a principios del siglo pasado…Decidí contar su historia, porque quería, de alguna manera, honrar tanto su memoria, como la generosidad de México al haber recibido a los emigrantes judíos”.
Este país históricamente ha tenido la tradición de abrir sus fronteras a los inmigrantes. A lo largo del siglo XIX y las primeras dos décadas del XX llegaron personas de distintas naciones para establecerse en México. Sin embargo, las condiciones cambiaron a partir de la Gran Depresión. En el caso específico de la comunidad judía, grandes oleadas de sefarditas llegaron de Turquía y el Medio Oriente en los años previos a la Segunda Guerra Mundial. Lázaro, Ventura y Nissim fueron personas que pensaron mudarse “temporalmente o para siempre: Que fuerte es decir para siempre” me comentaba la autora en un correo.
La migración es un tema sensible que se ha agudizado en las últimas décadas, quizá como consecuencia del acceso que hoy tenemos a las noticias. Si bien durante la década de los treinta las leyes migratorias del periodo de Lázaro Cárdenas abrieron las puertas de este país a los españoles que huían de la Guerra Civil, las fronteras también se cerraron a muchos judíos askenazis perseguidos por el régimen nazi, así como a gente que no cumplía con el perfil socioeconómico requerido por el gobierno. Y actualmente, ¿a qué tipo de personas recibimos en este país? A migrantes con cierto perfil, extranjeros que pueden contribuir al desarrollo de México, es decir, con dinero. ¿Y qué pasa con aquellos que dejan su tierra y su familia para buscar oportunidades? Lunas de Estambul también refleja el pasado y presente del trato diferenciado de los migrantes en México.
La novela retrata la imagen del migrante, desde el desarraigo, los miedos, los temores y la nostalgia del suelo que ha dejado, pero también la adopción de una nueva tierra para sembrar nuevas raíces.
Esta es la sexta entrega de una serie de recomendaciones quincenales. En dos semanas escribiré sobre la novela Dime quién soy de la autora española Julia Navarro.
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