Dignidad humana
- Lilia Vásquez Calderón
Hace más de medio siglo que las Naciones Unidas aprobaron la Declaracion Universal
de los Derechos Humanos, y no hay documento internacional más citado y elogiado.
No es por criticar, pero a esta altura me parece evidente que a la declaración
le falta mucho más que lo que tiene. Por ejemplo, allí no figura el más elemental
de los derechos, el derecho a respirar, que se ha hecho impracticable
en este mundo donde los pájaros tosen. Ni figura el derecho a caminar,
que ya ha pasado a la categoría de hazaña ahora que sólo quedan dos clases
de peatones, los rápidos y los muertos. Y tampoco figura el derecho
a la indignación, que es lo menos que la dignidad humana puede exigir
cuando se la condena a ser indigna, ni el derecho a luchar por otro mundo
posible cuando se ha hecho imposible el mundo tal cual es.
Eduardo Galeano
En el cuatrimestre de primavera trabajé con mis alumnos en la materia de Filosofía del Derecho, el tema de inicio versaba sobre la dignidad humana, reflexionar sobre ello nos llevo varias sesiones y la riqueza de sus opiniones me hizo reflexionar en lo siguiente:
La dignidad humana es un concepto universal que es atribuible a toda persona sin importar su condición. Radica en la capacidad de reconocimiento que tiene la persona de sí misma, así como de exigir ser reconocido por los otros; desarrollarla implica un ejercicio de toma conciencia, de valoración, aceptación y de responsabilidad. Por ello cada persona, cada individuo elige si es tratado como un fin o como un medio para la obtención de algo. En mis estudiantes la idea de ser reconocido, aceptado y respetado es algo inherente a su personalidad de jóvenes osados y atrevidos, lo cual me enorgullece.
La capacidad de reconocimiento y aceptación de uno mismo es esencial para el desarrollo de la dignidad, se debe cultivar y abonar todos los días en la cotidianidad de nuestra convivencia con los niños, la familia, los amigos, los maestros y en los espacios de trabajo. Con ello se van a desarrollar relaciones humanas sanas, en condición de iguales, creciendo juntos y creando las bases de una sociedad más justa y equitativa que nos permita vivir en común.
Como seres dignos y valiosos todos somos merecedores del derecho a la vida, a la libertad, a la autonomía, a la educación, a la salud, al trabajo, a la alimentación, a la seguridad, a la pertenencia, a la recreación y en un plano trascendental a la búsqueda de la felicidad, lo cual no es algo gratuito, pero poco se hace en nuestro país para lograr ello.
La dignidad humana es el eje central dentro de la concepción del ser humano, pero debe ir más allá de una definición jurídica que poco aporta a su protección, se tiene que entender perfectamente que el valor de una persona está por encima de todo interés político y económico, nada justifica ni justificará el hecho de denigrar a una persona y acabar con los más valioso que posee. Por ello toda conducta que se sustente en la discriminación, sometimiento, abuso, agresión y violencia debe ser rechazada.
Sería recomendable que empezáramos por ser más humildes, solidarios, generosos con nosotros mismos y con los otros, asumiendo la enorme responsabilidad de contagiar el gusto por vivir y convivir, recordarle a nuestros gobernantes que no olviden que nuestras necesidades tienen prioridades desde las más simples, hasta las más complejas, que los grandes proyectos y las magnas obras que se realizan deberían estar enfocadas a resolver lo prioritario, a no perder de vista que somos personas, ciudadanos que anhelamos ser reconocidos y tratados con dignidad.
Si los partidos políticos, representantes, autoridades logran comprender el alcance de la dignidad humana, la barbarie y actos producto de ella quedaran mermados en un pasado que evitara cometer errores.
Correo: liliasilvia@yahoo.com
facebook: Lilia Silvia Vásquez
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Lilia Silvia Vásquez Calderón, Licenciada en psicología, maestra en derecho.
Coordinadora Académica del posgrado del Centro de Ciencias Jurídicas de Puebla (CCJP)
Docente jubilada de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, BUAP.