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Obras en cerro de Amalucan no protegieron arqueología: Merlo
A pesar de que la arqueología del cerro de Amalucan se exploró desde los sesentas del siglo pasado y está a resguardo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el gobierno del estado inició con obras del parque sin tomar las precauciones debidas.
Así lo expuso en sus redes sociales el arqueólogo de la institución Eduardo Merlo Juárez en una explicación sobre ese patrimonio a propósito del anuncio que en la semana hizo a nivel nacional el gobernador Antonio Gali Fayad sobre el hallazgo de una pirámide.
"No avisaron al Instituto de Antropología, no pidieron permiso para hacerlo, de tal manera que cuando la gente vio máquinas y todo pues lo denunció en los medios y se hizo la intervención, se paró la obra y entonces se planeó para que se hiciera una muy buena intervención de salvamento.
"No se permitió que la maquinaria subiera hasta la parte en que está este centro ceremonial y lo demás se vigiló, que las instalaciones de lo que ellos querían hacer no vulneraran, no deterioraran los elementos prehispánicos", dijo en un video.
La posterior intervención del INAH, agregó, incluyó la realización de calas y pozos estatográficos para analizar el material, así como una delimitación del espacio que se puede intervenir para el parque de 90 hectáreas.
Según el recuento de Merlo Juárez, las investigaciones de la zona arqueológica datan de la década de los sesentas del siglo pasado y fueron realizadas por el arqueólogo Melvin Fowler de la Universidad de Milwaukee quien se interesó en la zona arqueológica de Amalucan.
En tanto que el INAH ya resguardaba la parte alta del cerro en donde se encuentran dos estructuras, gracias a una donación que les realizó la familia Patterson, propietaria de varios predios en el cerro.
Entre lo que se conoce de esas estructuras es que pudieron pertenecer a una población que habitó entre el 200 antes de Cristo y los siglos siete u ocho después de Cristo, fueron contemporáneos a los cholultecas e igual que ellos padecieron invasiones que afectaron su estadía.
Unos 500 años después de esa invasión el cerro volvió a ocuparse y los dos basamentos piramidales que están en la parte de Amalucan pudieron emplearse para deidades como la de la lluvia y alguna en particular que veneraran los habitantes.
Si bien lo relacionado con el patrimonio arqueológico ya se conocía antes de las obras del parque, lo que sí es novedad para el INAH es la existencia de un vertedero de aguas que se estima data del virreinato.
El mismo, detalló Merlo Juárez pudo prevenir de un manantial o venero, llegaba a la Hacienda de San Juan Bautista ubicada en el cerro y mediante un sistema de canales llevaba el líquido hasta el Centro Histórico.
"De ahí se canalizaba el agua por medio de un acueducto subterráneo hasta el edificio del Colegio del Espíritu Santo de la Compañía de Jesús, ¿cuál es ese edificio?, lo que hoy le llamamos el Carolino.
"Básicamente a una cuadra de la Plaza de Armas de la ciudad, imagínense, es una obra colosal hidráulica y se encontró el arranque de esto, eso es lo que se ha encontrado en Amalucan, no hay nada más no hay tales aecretos de Puebla, no hay nada, alguien puede inventar ese programa y lo hará pero no hay ningún secreto, todo mundo sabía que ahí arriba una pirámide", agregó.
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