“Las víctimas son un tema del que la mayoría

de la sociedad habla como algo ajeno a ello,

hasta que les toca vivir su realidad”

Ser víctima de algún delito va más allá del daño patrimonial o personal que se sufre por la comisión de este,  le roba a la persona que lo soportó su tranquilidad, su estabilidad y su modo de vida, obliga a quien lo sufrió a realizar lo propio de acuerdo a lo que dispone la ley, esto es, hacer del conocimiento de las autoridades los hechos para que se comience con la investigación pertinente y se pueda hacer justicia.

Sin embargo, ¿qué ocurre cuando ese primer paso que es tan fundamental y que debería ser algo fácil de hacer, se vuelve una tarea tortuosa y tediosa?, puede que suene irreal pero actualmente el tiempo para poder levantar una denuncia en la sede de la Fiscalía General del Estado de Puebla es de 10 a 12 horas,  no hay que ser un estadista brillante para conocer esta realidad basta con acudir a cualquier hora del día y preguntar a algún usuario cuál es el tiempo que lleva esperando a que le reciban su denuncia. Con ello se materializa una realidad opuesta a los que en un principio prometía el nuevo sistema de justicia penal en relación a la celeridad y rapidez con la cual serian atendidas las demandas de la ciudadanía por justicia, no hay que pasar por alto que en una controversia de naturaleza penal no solo está el imputado sino también la víctima.

La Convención Interamericana de Derechos Humanos tratado internacional del cual México es parte, consagra en su artículo 8, fracción I,  “EL ACCESO A LA JUSTICIA”, el cual puede ser entendido como la obligación que tiene todo Estado parte de facilitar a sus gobernados medios e instituciones para que estos puedan acceder a una adecuada procuración e impartación de justicia en términos razonables, si consideramos el tiempo que le toma a una víctima hoy en día levantar una denuncia entonces:

¿Dónde queda el acceso a la justicia para las víctimas en Puebla? ¿Dónde quedan los derechos de las víctimas?

El nuevo edificio luce increíble pero olvidamos que la atención de una dependencia no solo depende de sus instalaciones,  en mayor medida su personal y el trato que la institución brinde es esencial,  tener un horario humanamente razonable y un remuneración equitativa son primordiales, no es un secreto que los sueldos al personal administrativo y los Ministerios Públicos son abismalmente inferiores en comparación con los del FISCAL GENERAL DEL ESTADO, una jornada de trabajo extenuante sin una justa remuneración también convierte en victima a quien está sujeta a ella.

Finalmente el reto de la Fiscalía es: ¿cómo hacer que las personas confíen de nuevo en sus instituciones cuando el sistema les falla en algo tan simple como recibir una denuncia?

Para la respuesta de lo anterior me encantaría iniciar un debate con los lectores.

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