En estos días de efervescencia política es pertinente recordarles a candidatos a puestos de elección popular que están en una contienda electoral y que los tiempos se acortan y lo que menos se ha escuchado son propuestas viables para los difíciles problemas que tiene el municipio, y sus juntas auxiliares. Y sinceramente no creo que les quede tiempo para enderezar de manera más objetiva sus campañas, las cuales se ha visto empañadas por las descalificaciones y una guerra que dejo de ser sucia, y pasó a ser nauseabunda. Si analizamos esta jornada electoral, a muchos los movió más la avaricia por lo que representan cuatro años ocho meses que duraran las próximas administraciones municipales, y esto, obviamente por lo atractivo que representa vivir del presupuesto, el cual es producto de nuestros impuestos. Y aprovecho estas líneas para expresar mi reconocimiento para aquellos candidatos que se inclinan más, por servir a sus comunidades, que por lo que significa el aspecto pecuniario del cargo por el que están contendiendo.
Observamos cómo se ha invadido la ciudad y sus colonias con propaganda que realmente ofende en estos tiempos de crisis económica, donde los partidos y candidatos debieran poner el ejemplo, y ser más austeros, eso sinceramente, es pedirles peras al olmo. Lo que sí es el colmo es la falta de conciencia de los equipos de los candidatos que en actos cobardes y como los ladrones, ocultándose en la oscuridad se lanzan a tirar en la vía publica panfletos que nadie lee y por el contrario molestan e inhiben el voto, eso es sencillamente un recurso muy absurdo que obviamente tendrá sus consecuencias. Por otro lado, y a escasos días de que se cumplan dos años de la publicación en el Diario Oficial de la Federación de la Reforma Constitucional en Materia de Derechos Humanos, uno esperaría que las fuerzas políticas retomaran lo trascendental de esta Reforma para incluirla en el discurso y acciones político-electoral y así diseñar una campaña que eduque y concientice sobre el tema de la participación ciudadana en las acciones de gobierno, sin embargo esto no es así. Lo que tenemos son unas campañas y candidatos en solitario y poco creíbles que no terminan por convencer de que son los mejores hombres y mujeres para gobernar y dirigir.
Lo que nos queda a la sociedad civil es organizarnos y educarnos en la nueva cultura de los derechos humanos y entender que los “Derechos se exigen no se mendigan”, el reconocimiento de la dimensión internacional a través de los tratados internacionales no es una dadiva, es un logro de la presión social que ha costado vidas y eso debe defenderse. Son tiempos de decir que no es suficiente la Reforma en materia de Derechos Humanos, hace falta más, hay que empujar a la Reforma Política y del Estado para modernizar el sistema de partidos y lograr que las candidaturas independientes sean un medio por el cual se depure y democratice nuestra sociedad, esto con el fin de quien aspire a gobernar lo haga para ennoblecerse y no para enriquecerse.