El impacto del Covid-19 en la educación: INEGI

  • José Guadalupe Sánchez Aviña
El impacto COVID-19 en la educación nacional 2019-2020 y 2020-2021

A un año de encontrarnos sumergidos en esta contingencia sanitaria, qué, entre otras muchas cosas, obligó al cierre de nuestros centros educativos e implementar, a contracorriente, la educación “no presencial”, y sin contar con un organismo diseñado para ofrecer información confiable sobre lo que sucede en nuestro sistema educativo nacional, el pasado 23 de marzo, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), mediante su comunicado de prensa número 185/21, dio a conocer la disponibilidad de los resultados de su Encuesta para la Medición del Impacto Covid-19 en la Educación (ECOVID-ED) 2020. (https://www.inegi.org.mx/investigacion/ecovided/2020/#:~:text=En%20M%C3%A9xico%2C%20la%20Encuesta%20para,las%20condiciones%20en%20las%20que)

Básicamente informa sobre inscripción y permanencia, motivos asociados al COVID y a factores socioeconómicos que afectaron su permanencia en clases, así, como características de las clases a distancia. Aunque su pretensión, dada la naturaleza del INEGI, es dar cuanta, estadística, de algunas características de los impactos de la pandemia en la educación, puede resultar útil para ir construyendo un panorama más aproximado de lo que ha sucedido y fundamentar nuestras apreciaciones. Sin duda, información importante la que ahí se encuentra, sin embargo, no alcanza los niveles de profundidad y especialización que permitan un análisis que explore las consecuencias que a mediano y largo plazo se manifieste en profesores, familias y estudiantes, tanto en su participación en los procesos educativos escolarizados, como en la dimensión afectiva personal.

En el campo de la afectación, revisando los números, sobresale, qué en cuanto a inscripciones, el documento publicado por el INEGI, da cuenta de que en el ciclo escolar 2019-2020 se encontraban inscritas en algún nivel educativo el 62% de la población con edad de entre 3 y 29 años (33.6 millones de personas), porcentaje que para 2021 baja al 60.6%, aun cuando ese -1.4% pareciera menor, no lo es tanto, cuando nos damos cuenta que corresponde a casi 50 mil personas menos. Continuando con la misma línea, de los inscritos para 2019-2020, el 2.2% (740 mil personas) no concluyeron su ciclo escolar; el 58% por motivos relacionados ya sea con el COVID o por sus asociados socioeconómicos.

Para nadie es un secreto que el sistema social en México, se caracteriza por una histórica y profunda polarización socioeconómica, y que esto se refleja directamente, entre la población menos favorecida; las mayores afectaciones en sentido negativo, provocadas por COVID-19 o sus derivaciones socioeconómicas se identifican, cuando se reporta que el 9.6% de personas entre 3 y 29 años, no se inscribieron al ciclo escolar 2020-2021, por alguno de esos motivos.

Un elemento interesante que se puede encontrar, es lo referente a pros y contras de la educación a distancia, según la apreciación de la población encuestada, entre éstos se tiene lo siguiente: Pros - no se pone en riesgo a niños ni jóvenes, se logran ahorros en pasajes y materiales escolares, así como el que fomenta la convivencia familiar; Contras – no se aprende o se aprende menos que de manera presencial, falta de seguimiento al aprendizaje de los alumnos, así como la falta de preparación de padres o tutores, para la enseñanza. Justo estos tres aspectos enlistados como contras, deben ser observados con detenimiento, ya que advierten sobre posibles afectaciones estructurales serias en la educación de nuestro país.

Un detalle que llama la atención, es la disposición de más de la mitad de la población encuestada, al regreso a las aulas, una vez que el gobierno lo permita; hecho que coincide con las recomendaciones de la UNICEF y algunos especialistas nacionales, al recomendar la reapertura de las escuelas lo más pronto posible. En fin, un documento que reporta aspectos interesantes y que vale la pena analizar exhaustivamente para sacarle el jugo posible.

Para cerrar como inicié, señalaré la carencia estructural que presenta nuestro sistema educativo nacional, al no contar con un organismo capaz de generar el conocimiento suficiente y pertinente sobre las diversas realidades educativas que hoy se viven y que al mediano y largo plazo se presentarán, en nuestro sistema educativo nacional, dificultando el concebir esperanza en alcanzar la transformación educativa que requerimos. Sin conocimiento no hay transformación posible.

Bueno, eso digo yo.

 

 

 

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José Guadalupe Sánchez Aviña

Doctor en Educación, Sistema Universitario Jesuita ademas de ser maestro en Investigación Educativa por la Ibero Puebla realizó su licenciatura en Sociología por la UNAM . Actualmente es Académico de Ibero Puebla