AMLO, presidente que parece ser y no es

  • Raúl Espejel Pérez
La infraestructura médica institucional mexicana: peor que nunca.

Todavía no se conoce el resultado que en materia de personas infectadas y fallecidas ocasionará en México la epidemia del coronavirus cuando ya se tienen más elementos de prueba para corroborar que Andrés Manuel López Obrador, está a muchos años luz de ser el presidente que requiere el país y necesitamos  los mexicanos, incluidos lo que cometieron el error de votar por él.

AMLO personifica, imaginariamente, al presidente que parece ser, pero en realidad no es. Esto lo demuestra, con precisión, claridad y objetividad, la actitud de pasividad, indiferencia y  asumida el propio López Obrador ante el problema COVID-19.

AMLO personifica, imaginariamente al presidente de la república que parece ser, pero que en realidad no lo es. Esto lo demuestra el propio López Obrador con la actitud, que ha asumido ante el problema del COVID-19, de inacción gubernamental, indiferencia y hasta de una falsa profesión de fe religiosa al exhibir públicamente la imagen impresa de un santo que ─según él─ lo “protege” del coronavirus.

La religiosidad de Andrés López, manifestada públicamente por él mismo en múltiples ocasiones, lo ha hecho creer dogmáticamente que México saldrá “bien” ─o “requetebien” como suele decir─  librado de la grave pandemia que lo aqueja.

Mientras tanto, en otros países, sus presidentes o primeros ministros, menos crédulos y más realistas, encabezan el combate a la mortal pandemia que amenaza la salud y la vida de decenas de miles de personas en el mundo implementando diversas medidas de contención; adecuando sus sistemas hospitalarios; construyendo hospitales de emergencia a gran velocidad ─como sucedió en la ciudad china de Wuhan donde en 10 días erigieron un hospital─; efectuando pruebas de detección a personas propensas a contraer el virus; proporcionando atención médica eficaz a personas infectadas  y divulgando información eficiente y oportuna a la población.

En México, el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador sólo ha permanecido ─utilizando una de sus frases predilectas─ “callado como momia”.

Ante la carencia de un presidente de la república ─diferente a AMLO─ con liderazgo, con sentido de responsabilidad y con idea precisa de lo que significa la palabra gobernar, la población anda desorientada y a la deriva, desinformada y sin saber exactamente lo que debe hacer para prevenir o enfrentar la pandemia del coronavirus.

La infraestructura médica institucional mexicana (IMSS, ISSSTE, institutos de altas especialidades y los centros de la secretaría de Salud), están hoy, con el gobierno del presidente hipotético López Obrador, peor que nunca. Mucho peor que con los gobiernos “neoliberales y conservadores” de antaño que tanto critica el tabasqueño.

El Instituto de Salud para el Bienestar, con el que don Andrés López tuvo la pésima ocurrencia de sustituir el Seguro Popular, es, simplemente, un desastre que no tiene pies ni cabeza.

Los hospitales, de por sí insuficientes, superpoblados de enfermos que nada tienen que ver con el COVID-19  carecen de los elementos indispensables para efectuar las imprescindibles pruebas de detección así como de respiradores, cubrebocas, jabón líquido y gel antibacterial.  

Según un lector del periódico Reforma en Puebla. El señor José Ignacio Sánchez Solá, el Hospital Ángeles de esa ciudad, cobra 6 mil pesos por realizar la prueba de detección del coronavirus (Reforma 16-03-2020).

¿Cuántas personas a las que las instituciones de salud institucional deben proporcionar ese importante servicio, podrán pagar lo que cobra el Hospital Ángeles?

Existe un órgano colegiado que depende directamente del presidente de la república denominado Consejo de Salubridad Nacional, que tiene carácter de autoridad sanitaria, con funciones normativas, consultivas y ejecutivas, integrado, entre diversos secretarios de Estado, por el de Salud, el invisible Jorge Alcocer y los directores del IMSS, Zoé Robledo y del ISSSTE, Luis Antonio Ramírez.  

Hasta el día de hoy no se sabe que actividades ha efectuado este consejo en el caso del coronavirus.

En tanto que en 156 países se ha confirmado la presencia del coronavirus y han sido detectados 214 mil 894 portadores del virus, así como 83 mil 313 personas que recuperaron su salud y 8 mil 732 fallecidos (cifras a las 13:33:03 del 18-03-2020), López Obrador emplea el tiempo y espacios informativos ─impresos y electrónicos─ en promocionar su embrollada rifa del avión presidencial sin avión y en comprometerse a repartir entre personas en situación de pobreza los “cachitos” de lotería que mediante un acto de extorsión logró vender a un grupo de empresarios anónimos, así como en recorrer el país para divulgar, de manera machacona, sus programas asistenciales.                                    

Más tardó en aparecer el coronavirus en México que el encargado de la secretaría de Salud, Jorge Alcocer, en desaparecer de su oficina. No así de la nómina

Siendo este señor el mismo que personalmente, después del presidente de la república, tiene la obligación institucional de enfrentar el problema del COVID-19 y orientar a la población acerca de la actitud que debe asumir en el caso de la pandemia, derechito y sin perder un minuto, se fue a su casa para esconderse debajo de la cama.

Durante la “conferencia mañanera lópezobradorista” del  lunes 16 de marzo, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López Gatell (médico cirujano con cédula profesional número 2325958), se atrevió a hacer una afirmación, que ostensiblemente pone en duda sus conocimientos médicos, al asegurar, en agravio de las personas que padecen y han fallecido por los efectos del coronavirus, que su jefe Andrés Manuel López Obrador “posee una fuerza moral” que, en caso de ser portador del COVID-19, no contagiaría a nadie.

¿Un médico, que se precie de ser médico, puede afirmar la tremenda tontería, propia de una persona altamente ignorante, que afirmó el señor Hugo López?

¡Claro que no!

Este mismo médico asegura que las pruebas diagnósticas que se aplican en el país “no sirven para nada”, permiten detectar a las personas portadoras del virus.

La pandemia del coronavirus, en México, no solamente está afectando la tranquilidad, la salud y hasta la vida de los mexicanos, sino también la economía del país. Se prevé que la economía nacional tenga un decrecimiento hasta del 4 por ciento al finalizar el este año.

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Raúl Espejel Pérez

Ha colaborado como articulista en la revista Jueves de Excélsior, El Universal de México, El Universal Gráfico, El Universal de Puebla, El Día, Nueva Era de Puebla y la revista Momento de Puebla (versión impresa y digital).