Y el muro de Trump se llama México

  • Moroni Pineda
Como presa inocente, el Presidente de México se confió

La 4t creó la tormenta perfecta para ceder al chantaje del Presidente Trump. México se convirtió en presa fácil de un Presidente con “Killer instinct”. Y esto es sólo el principio.

El hombre de las cejas locas y cabello incomprendido se define a sí mismo como alguien con “killer instinct”. En su concepción, el mundo se divide entre cazadores y presas. Los primeros, justifican su actuar en el objetivo primario que es ganar, no hay obstáculos ni deben existir moralidades. Los segundos, contemplan la vida llena de simbolismos y se atan así mismos a pensamientos, ideales o emociones que los hacen comida fácil. La razón del triunfo antecede a todo, cualquier maniobra, por sucia u oscura que sea, es parte de la maquinaria del triunfo. Así construyó su vida y así se abrió paso hasta el más alto cargo de la política americana, seguramente la posición más poderosa en éste mundo; la Presidencia de los Estados Unidos de América.

Sin embargo y a pesar de su filosofía, en los casi 3 años de su gobierno no ha logrado todo lo que prometió, principalmente el mantra que catapultó a sus masas sedientas de empoderamiento y grandeza. Hizo suya la voz casi popular de una separación real y no virtual entre su país y el resto del continente al sur. La palabra muro se volvió tan común, que los buscadores de Google y otros la han señalado como una de las más utilizadas en el 2016, haciéndola parte junto con el guacamole, del universo cultural americano. Niños fanáticos de su presidente venden limonadas y lanzan campañas reuniendo fondos para construir la muralla de poco más de 3,000 km, vadeando el río Bravo o Grande como gustan verlo. Con todo esto, el mantra sigue siendo eso, una promesa que ni cercanamente se cumplirá en los linderos de la elección presidencial del próximo año, prueba de que el check and balance estadounidense todavía funciona. Para alguien con instinto asesino, este es un escenario que simplemente no puede existir.

Como presa inocente, el Presidente de México se confió. Simple y sencillamente no lo vio venir. Cada acción del lado Mexicano en la era de la 4T fue cuidadosamente medida y estudiada. No hubo una reacción ni una alteración al discurso oficial de la Casa Blanca hacia México. Sólo palabras bonitas de Trump a AMLO y viceversa. Sí, se estiró y jaló un poco con el nuevo tratado de libre comercio, pero se le dejó flotar libremente hasta el despertar abrupto de la mano desnuda que mece la cuna de la economía mundial. Con inteligencia malvada, dejaron pasar cada mensaje, cada reforma o cancelación y cada amenaza a los intereses americanos en aras de una solo objetivo: acorralar a México. En un escenario con una economía en retroceso y una debilidad institucional no vista en los últimos 20 años, el Presidente Trump lanzó su ofensiva. Sabiendo que los márgenes mexicanos son cada vez más estrechos, logró en 5 días lo que ningún otro presidente americano había logrado en 200 años. Un incidencia efectiva y eficaz en la política interior del estado mexicano a largo plazo. La suma de aeropuertos cancelados, licitaciones tuiter-dirigidas, refinerías de ensueño y una aridez presupuestal fincada en políticas públicas de incentivo al gasto y no a la inversión, crearon la tormenta perfecta. En frases mexicanas, nos pusimos solitos el pie.

El canciller Marcelo ha ido a Washington con una sola encomienda, ofrecerlo todo para mantener el último alfiler de la economía en su lugar. Qué si hacen falta 3,000 efectivos de la guardia nacional en la frontera sur, envíalos. Qué si somos tercer país en tránsito, dáselos. Qué si Guatemala hay que anexarla a Chiapas, venga con todo. Qué si somos el patio trasero y hay que podarlo, pódenlo. La seguridad de los mexicanos pasa a un segundo grado, cuando lo importante es ser el nuevo portero de la frontera sur americana. Todo esto sucederá, y la única manera de maquillarlo para los mexicanos será haciendo demostraciones de unidad en Tijuana, a la vieja usanza mexicana.

Finalmente, si la economía termina por desplomarse este año con niveles de crecimiento menores al 1 por ciento, la 4T puede decirle adiós a su discurso triunfalista y perder en el 2021 el terreno ganado en el 2018 en las urnas. Un alza en Estados Unidos a los impuestos de importación mayor al 10 por ciento, provocaría irremediablemente éste escenario.

Sea cual fuere el resultado, el costo para el país ya es altísimo. Pagado el rescate, la economía mexicana se convierte de facto en un rehén. El instinto asesino de unos, significa perder la libertad para otros. México hoy cede, lamentablemente, unos cuantos grados de su independencia. Y eso que las elecciones presidenciales de nuestros vecinos apenas comienzan. Todo lo que todavía nos espera. Que nos agarren confesados.

La frase de “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”, seguramente pasa por la mente del inquilino de Palacio Nacional. Se están cumpliendo las palabras de Trump candidato, de que México iba a pagar por el muro.

México será el muro, even better.

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Moroni Pineda

Activista permanente. Participa en Consejos de educación estatales y municipales, Fundación Paisano, La iniciativa bilateral México-Estados Unidos, UNETE, Mexicanos Primero, Presidente del Consejo de Participación Social