No obstante el planteamiento de diversos escenarios político-electorales, todos ellos han llegado a la conclusión de que sin duda alguna, el candidato de la Coalición Juntos Haremos Historia al gobierno del estado de Puebla Luis Miguel Barbosa, será el contundente ganador el próximo 2 de junio.

Si bien es cierto que son diversos los factores o variables que pueden tomarse en consideración para ganar una elección, existe una  obvia y necesaria, para muchos simplista,  en todas las circunstancias que se planten,  es el hecho,  que para ganar una elección se requiere el mayor número de votos o más específicamente gana quien obtenga la mayoría de votos, y es que las reglas legalmente establecidas en los sistemas políticos democráticos, es decir, el diseño del sistema electoral permite alcanzar el mayor número de votos en una elección lo cual, no sólo significa el triunfo legal electoral, esencialmente,  se convierte en   la legalidad y legitimidad del gobierno que emanará de determinado proceso electoral.

Finalmente el propósito es que un candidato alcance el mayor número de votos en comparación con sus contrincantes, si esto significa muchos o pocos votos con respecto a otros procesos electorales, ello pasa a un segundo plano pues lo esencial es ganar, aun   por un poco margen.

Algunos analistas han afirmado que quien gane la gubernatura del estado en este proceso electoral de 2019, lo hará con una cantidad menor de votos, en comparación con la última elección de gobernador del proceso electoral del 2018, donde la candidata ganadora obtuvo 1 millón 152 mil 125 votos, y es que esto puede resultar cierto, si se toma en consideración una posible baja de la participación ciudadana por no ser una elección concurrente y que no se elegirá presidente de la República puesto que en la elección pasada en nuestro estado, la participación ciudadana alcanzó un porcentaje aproximadamente del 67% con base en las cifras oficiales del Instituto Electoral del Estado, ya que además se eligieron a los miembros del poder legislativo local y federal.

Tomando en cuenta estas circunstancias y dadas las características de que es un proceso electoral extraordinario, muy cercano al proceso del año pasado, quizá la población se sienta un tanto saturada de las campañas, tengan confusión entre otros factores y decidan no participar, por lo que la votación podría darse en un rango de entre el 30% y 40%, lo que implicaría que quien sea el ganador de la contienda lo haga en un caso extremo hasta con 800,000 votos o incluso una cifra un poco menor.

Si se diera este escenario, entonces podríamos decir que si el próximo 2 de junio baja la participación ciudadana, será un factor importante para que la elección de gobernador del estado se gane con menos de 1 millón de votos, lo cual no expresa un retroceso democrático, ni será una catástrofe electoral, pues el gobierno que derive de este proceso electoral constitucional será un gobierno legal y legítimo, que abonará para que los próximos años en Puebla se instaure un nuevo orden político para el desarrollo para  bien de los poblanos.

En suma, debemos entender y aceptar  que la democracia es más que una condición numérica, no la limitemos a lo cuantitativo, mejor construyamos el modelo de calidad democrática que Puebla necesita, para determinar buenos o malos gobiernos, gobernadores legítimos por su vocación social o antipopulares por políticas públicas y toma de decisiones a favor  de los magnates del dinero y los negocios.

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