La guerra sucia para el 2018: MORENA el objetivo

  • Nicéforo Rodríguez Gaytán
Los vericuetos de la suciedad. Actores y autoridades. La guerra ha comenzado. Liderazgos sociales.

En cada campaña electoral  los protagonistas se dedican a hurgar en las vidas privadas de sus adversarios, si se auxilian de expertos en  la identificación y construcción de Redes de Vínculos, fichas informativas y análisis FODA, lograrán  obtener información valiosa y por lo tanto diseñar estrategias exitosas contra sus opositores; también están presentes las  fuentes de información como las siguientes: los familiares, amigos, enemigos, hermanos, cuñados(as) primos, sobrinos, exnovias, amantes, informantes, resentidos, traidores, fichas informativas particulares sobre defectos personales y todo aquello que perjudique políticamente al adversario.

Con mayor cuidado se buscan documentos oficiales relativos a instituciones educativas públicas o privadas donde realizaron estudios, promedios, materias reprobadas, compañeros de generación. No puede faltar información respecto a  propiedades, cuentas bancarias, evasión de impuestos, prácticas ilícitas fiscales, vínculos con el crimen organizado, detenciones y procesos penales,   deudas, hipotecas. Si de carácter se trata hay que documentar si son bipolares, de personalidad múltiple, introvertidos, extrovertidos, narcisistas, sádicos, masoquistas, megalómanos, mezquinos, arrogantes, frívolos, excéntricos y demás linduras que se puedan acumular como el ser homosexuales, bisexuales, heterosexuales, lesbianas y demás perversiones “anti natura”, dirán los religiosos.

En suma, sus orígenes, sus preferencias sexuales, infidelidades, antecedentes penales, sus patologías, defectos físicos, historial académico, permiten construir historias, para documentar prácticas de  corrupción, robos y fraudes cuando pasan por algún cargo de gobierno o partidistas, todo esto a través de los medios masivos de comunicación y redes sociales en donde se exponen además video escándalo, frases impropias o incongruentes, galimatías, memes y burlas  que siempre buscan exhibir las condiciones de ser "mediocres obsesivos,  pendejos compulsivos,  ignorantes, rateros, corruptos, incultos, psicóticos delicados“, en suma incapaces de gobernar.

Adquirir o mantener el poder político requiere de inteligencia, estrategia, contra estrategia, astucia, creatividad para obtener en la lucha político-electoral el mayor número de votos y vencer a los adversarios políticos. Las formas utilizadas son variadas dependiendo del tipo de candidatos, elección y circunstancias, lo importante es construir a toda costa campañas ganadoras, posicionar candidatos y/o marcas y ganar la voluntad de los electores.

Particularmente una constante aparece en las últimas campañas presidenciales y gubernamentales  en nuestro país, siendo el uso de la “guerra sucia o de lodo” como se le suele llamar en el argot de la política; donde se ha hecho, dicho, visto y oído de todo, no obstante que la normatividad electoral prohíbe realizar ofensas, difamación, calumnias o cualquier expresión que denigre a candidatos, partidos políticos, personas e instituciones tanto públicas como privadas, las autoridades electorales han dejado hacer y dejado pasar, pues hasta ahora no han sancionado a candidatos, a los partidos políticos, cuando han hecho uso de las guerras sucias para denostar a sus contrincantes, el árbitro electoral simplemente se hace de la “vista gorda”, para darle “sabor al caldo” a las campañas políticas.

 

En las últimas décadas las “guerras de lodo” no están centradas en los principios ideológicos, la marca del partido político, esencialmente en las   debilidades del contrincante, más aun cuando existe un puntero en las preferencias electorales para  ocupar un cargo de representación popular. La “crucifixión”, el “linchamiento” mediático, la doble  moralidad, adicciones de todo tipo, identidad con gobernantes represores, intolerantes y  dictadores, son en parte unos cuantos ejemplos que se utilizan para montar estrategias de comunicación para sepultar al contrario.

 

Y es que los especialistas en marketing político-electoral coinciden en que las campañas políticas están provistas en su mayoría de emotividad, pues la elección electoral de los votantes, no es producto de un ejercicio racional basado en un análisis del costo beneficio, oportunidad o factibilidad de las propuestas que hacen los candidatos, sino más bien por cuestiones emocionales, que han servido para realizar actos entretenidos de circo político.

 

Las “guerras” presidenciales y gubernamentales  en nuestro país, han exhibido las debilidades e incapacidad de los candidatos y sus partidos para persuadir a los votantes con propuestas de trabajo que se traduzcan en mejoras en sus niveles de vida.

 

 

En síntesis, se han exaltado las debilidades y lados oscuros artificiosos  de los candidatos para que la opinión pública los satanice y los vea como un peligro,  para que no voten por ellos, “populistas catastróficos, mesiánicos, corruptos, ladrones,  narco políticos”, inadaptados, pendencieros, mentirosos, son los epítetos más recurrentes.

 

El proceso electoral del 2018 no será la excepción, los aspirantes a candidatos a “Reyes de la Primavera” ya empezaron e intensificar las descalificaciones, para ver quién ha robado más, quién ha sido más corrupto, quién es el rey de las descalificaciones o bien a quién le hacen el mayor número de calumnias, manipular para fijar en la mente de los electores que no deben votar por esa opción, MORENA y su líder moral, es el objetivo.

 

En el proceso electoral que viene, deberemos tomar nota de las nuevas frases, vida oculta, antecedentes penales, vinculaciones con grupos delictivos y más, es decir, seguiremos incrementando el inventario con nuevos mecanismos que construyan los candidatos, partidos y sus asesores, para persuadir a los electores y éstos tomen decisiones sin hacer una análisis racional de la información con la que los bombardean los medios masivos de comunicaciones contrario a realizar  un juicio crítico y objetivo sobre si todo lo que se dice es verdad. 

 

Lo que es cierto es que los candidatos y partidos políticos ya tienen acostumbrados a los electores a estas prácticas, pero no siempre  es el morbo el  que define una elección, persiste  más la necesidad y exigencia de que los partidos políticos y sus candidatos formulen propuestas viables para recuperar el bienestar y seguridad en nuestro país; por sus traiciones al bien social, hoy los políticos y sus partidos, no tienen credibilidad y viven una crisis de representatividad.

 

Lo significativo, por experiencias electorales, es que  las “campañas de lodo” no siempre garantizan los triunfos electorales, tienen su propia lógica inversa,  no siempre los que  más gastan mediáticamente ganan, ello es  así porque  las estrategias electorales ganadoras de mayor éxito están centradas en liderazgos sociales.

 

nish76@hotmail.com

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Nicéforo Rodríguez Gaytán

Líder estudiantil. Miembro del PSUM, PMS, PRS y PRD. Estudió de nivel medio, superior y Posgrado en la BUAP. Doctor en Ciencias Políticas UNAM. Profesor investigador, Facultad de Derecho y C.S. BUAP