De regreso al siglo XX

  • Víctor Reynoso
La prohibición de reelección y el nepotismo regresan al México previo a la transición

Las dos iniciativas de ley anunciadas por la presidenta de la República la semana pasada regresan, de alguna manera, al México previo a la transición. Por un lado, la prohibición de reelección, inmediata y en la misma institución, de legisladores y miembros de cabildos. Por otro la prohibición de nepotismo en cargos públicos.

No es cierto lo que expresó la presidenta de que con la no reelección se recupera el espíritu de la Constitución de 1917. La carta magna aprobada ese año impedía solo la reelección en la presidencia de la República. La permitía, de manera inmediata y en la misma institución, para los legisladores y miembros de cabildo.

Fue hasta 1933 cuando se prohibió la reelección en esos cargos. Muchos han visto en esa prohibición uno de los pilares del partido hegemónico. La no reelección inmediata rompe el vínculo entre el político y los ciudadanos que votaron por él. Su futuro no dependerá de qué tan bien visto sea por sus electores. Dependerá del partido al que pertenece, donde se decidirá si continúa su carrera política y cómo.

La no reelección en todos los cargos de elección popular fue una de las bases del sistema hegemónico, resumido por Jeffrey Weldon como “toda la clase política se subordina al partido, y el partido se subordina al presidente de la República”. Eso fue el sistema hegemónico; requería de la no reelección general.

Fue criticada también por otras razones. Una de ellas es que impide o limita la carrera parlamentaria. Nadie llega a ser experto en ninguna cuestión en tres años o en seis. Menos en algo tan complejo como la actividad parlamentaria.

Prácticamente no hay países con democracias consolidadas que impidan de esta manera la reelección.

El otro tema, la prohibición o limitación de nepotismo también tiene que ver con el antiguo régimen mexicano. No es que estuviera formalmente prohibido en el México del siglo XX. Pero el priismo hegemónico fue muy cuidadoso en respetar ciertas formas, ciertas reglas no escritas. Los casos de nepotismo fueron raros, casi inexistentes.

El único relevante fue quizá el de López Portillo, que nombró a su hijo subsecretario y afirmó que se trataba del orgullo de su nepotismo. El cinismo lopezportillista aceleró el desprestigio del grupo en el poder y la transición política.

La prevalencia actual de varios apellidos en cargos públicos importantes (Salgado, Monreal, Batres, Alcalde, López) es un aporte de la 4T. Una de sus peculiaridades. Hace muy bien la presidenta en tratar de revertirla.

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Víctor Reynoso

El profesor universitario en la Universidad de las Américas - Puebla. Es licenciado en sociología por la UNAM y doctor en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México.