En un contexto de profunda polarización política y social en México, la Conferencia del Episcopado Mexicano ha emitido un mensaje claro y urgente: la controversia en torno a la Reforma Judicial debe ser abordada desde los principios éticos y sociales que sustentan la paz y la justicia. El llamado de los obispos mexicanos no es únicamente una intervención en el debate político, sino una reflexión fundamentada en la Doctrina Social de la Iglesia, que nos recuerda que el bien común y la dignidad humana son los ejes que deben guiar cualquier transformación institucional en el país.

El fundamento de una nación: justicia, dignidad y bien común

El mensaje de los obispos parte de un principio clave: México no es una nación que se reinventa con cada cambio de gobierno. Nuestra historia, nuestras instituciones y nuestro marco legal han sido construidos para garantizar un mínimo de civilidad, paz y respeto a los derechos humanos. Los valores fundamentales que sostienen esta estructura son el respeto a la dignidad inalienable de la persona humana, la promoción del bien común y el fomento de la justicia social, todos ellos pilares de la Doctrina Social de la Iglesia.

La importancia de un orden jurídico sólido y estable radica en su capacidad para salvaguardar las libertades fundamentales y los derechos de todos los ciudadanos. Los obispos recuerdan que el fortalecimiento de las instituciones debe ser una prioridad, y cualquier reforma que las afecte debe ser discutida ampliamente para asegurar que se respete este principio esencial. Un Estado de Derecho sano es el garante de una sociedad en paz, y es el fruto de un esfuerzo colectivo basado en valores éticos.

Subsidiariedad: La participación de todos en las decisiones

Uno de los puntos más relevantes del mensaje episcopal es la aplicación del principio de subsidiariedad en el proceso de la reforma judicial. Este principio, central en la Doctrina Social de la Iglesia, establece que las decisiones deben ser tomadas lo más cerca posible de las personas afectadas, promoviendo su participación activa. Por ello, los obispos hacen un llamado a que se escuchen todas las voces involucradas en este debate, desde los representantes políticos hasta los especialistas en derecho constitucional y la sociedad civil organizada.

El principio de subsidiariedad implica reconocer que cada uno tiene un papel que desempeñar en la construcción de una sociedad más justa. Ignorar las opiniones de los distintos sectores de la sociedad sería una forma de minar la legitimidad de las decisiones que se tomen y, a su vez, de debilitar el equilibrio de poderes que sustenta nuestra estructura democrática. Los obispos subrayan la importancia de no poner los intereses particulares por encima del bien común, y de garantizar que el proceso democrático sea respetado en su totalidad.

Reflexión y bien común: Un llamado ético

El respeto al Estado de Derecho no es únicamente una cuestión política, sino una exigencia ética. La Doctrina Social de la Iglesia nos recuerda que el ejercicio de la autoridad debe estar al servicio del bien común y que todo poder tiene límites morales. Esto implica que las reformas no pueden implementarse desde la imposición o la falta de diálogo, sino desde el consenso y la búsqueda de un mejor futuro para todos los ciudadanos, especialmente los más vulnerables.

Asimismo, la participación ciudadana es fundamental para una democracia sólida. La Iglesia destaca que los ciudadanos tienen tanto el derecho como el deber de involucrarse en los procesos que definen el destino de su país. Sin esta participación activa, las decisiones pueden perder legitimidad y abrir la puerta a la injusticia y la exclusión. En este sentido, los obispos reiteran que la solidaridad es clave para la paz social: solo a través de la unidad y el respeto mutuo es posible construir una sociedad en la que prevalezcan la justicia y el desarrollo integral para todos.

Llamado a la acción y la esperanza

El mensaje de la Conferencia del Episcopado Mexicano concluye con una invitación clara: es necesario recuperar el diálogo constructivo como la herramienta principal para superar la crisis actual. Fortalecer nuestras instituciones democráticas, respetar el orden constitucional y promover la solidaridad y la subsidiariedad son acciones indispensables para asegurar un futuro más justo y pacífico.

Los obispos exhortan a los actores políticos y sociales a anteponer el bien común sobre los intereses particulares. El proceso de reforma debe ser una oportunidad para fortalecer el Estado de derecho, no para debilitarlo. La justicia social y el desarrollo integral solo son posibles si todos los sectores de la sociedad trabajan en conjunto para proteger la dignidad de cada persona.

Un Futuro Basado en Valores

El mensaje final del Episcopado Mexicano es una advertencia sobre la naturaleza de una democracia auténtica. El respeto formal de las reglas no es suficiente si no está basado en la convicción de los valores que inspiran esos procedimientos. Solo una democracia que respete y promueva estos valores será capaz de ofrecer a sus ciudadanos una vida en paz, tranquilidad y seguridad, como lo expresa el profeta Isaías en las Escrituras.

En estos momentos de incertidumbre y debate, el mensaje de la Iglesia es claro: el futuro de México depende de nuestra capacidad para trabajar juntos por el bien común, fortaleciendo nuestras instituciones, respetando los derechos humanos y promoviendo la justicia. Que Nuestra Señora de Guadalupe, madre de nuestra nación, interceda por la paz y la reconciliación en México.

Referencias
Conferencia del Episcopado Mexicano (20) CEM en X: "Mensaje al pueblo mexicano con motivo de la controversia jurídica–política en torno a la «reforma judicial» “X”. Octubre 23, 2024.
Anaya, C. Economía Inclusiva para un México Próspero Revista FORJA Para el Bien Común. Octubre 23, 2024.
Anaya, C. ¿Por qué fracasan los países? e-Consulta. Octubre 15, 2024.
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Anaya, C. Orden y caos en la política e-Consulta. Septiembre 19, 2024.
Anaya, C. La justicia que México necesita. e-Consulta. Septiembre 10, 2024.