La toma de protesta de la presidencia de la República es un evento no sólo de importancia para nuestro país, sino también tiene un impacto en la diplomacia tratándose de la economía 12 del mundo y líder de la región latinoamericana, por lo que la exclusión de un Jefe de Estado como lo es el Rey Felipe VI de España causó opiniones encontradas.

Recordemos que la forma de gobierno de España es una monarquía constitucional, que el Jefe de Estado es el monarca y el Jefe de Gobierno es el presidente que es electo popularmente. Precisamente el Rey es quien representa al Estado español en eventos diplomáticos, reina, pero no gobierna.

Fue el propio presidente Pedro Sánchez -militante del PSOE, partido de izquierda-, quien manifestó su desacuerdo por la exclusión del Rey de España a la toma de protesta de la presidenta Claudia Sheinbaum, tratándose de dos países hermanos y con tanta historia en común como lo es México.

Fue la propia presidenta electa, quien aclaró la situación y el porqué de no haber invitado al monarca español, esto debido a que el Rey no respondió a una carta que fue enviada por el presidente López Obrador, donde le solicitaba que pidiera perdón a nombre del Estado español, a los pueblos originarios de México por las atrocidades cometidas por sus ancestros en los tiempos de la conquista.

Dicha carta no obtuvo respuesta y fue filtrada a los medios de comunicación españoles, lo que provocó opiniones encontradas, mismas que hoy tuvieron repercusiones.

Pero la decisión no sólo dividió opiniones en México, donde la oposición criticó la postura de la Dra. Claudia Sheinbaum ya que fue su decisión y que es entendible su postura. También dividió las opiniones en España.

A pesar de que España no enviará una misión diplomática para asistir a la investidura, varios diputados españoles de los partidos Sumar y Podemos sí acudirán ya que están en contra de las actitudes del Rey Felipe VI.

Gerardo Pisarello, diputado de Sumar, afirmó: “Podría haber pedido disculpas como el Papa Francisco, como muchos monarcas europeos que también pidieron disculpas (…) pero optó por la arrogancia y por el desdén. Y hoy está pagando un precio por esa enorme torpeza diplomática”.

La crítica a la diplomacia con la que ha actuado el Rey, como cuando asistió a la toma de protesta de Gustavo Petro y no se puso de pie cuando pasó la espada de Bolívar, libertador latinoamericano, ha puesto en debate su pericia como Jefe de Estado.

Salieron a flote los escándalos de su padre el Rey emérito Juan Carlos I, su papel durante la dictadura de Franco y ahora los errores de su hijo.

La defensa de la soberanía por parte de la presidenta Claudia Sheinbaum ha comenzado sin que ella todavía tome el cargo, y deja en claro que su papel será notorio en la comunidad internacional y el liderazgo que jugará México, sobre todo con la última declaración sobre el tema: “Ese perdón es importante que nos escuchen en cualquier lugar del mundo, el perdón engrandece a los pueblos, a las naciones, a las personas; significa reconocer y reconocer significa nunca más, significa no olvidar.”