Haga feliz a un músico y a usted mismo en 5 pasos
- Ximena Constantino
Para Carmen Strobl
Para la gestora, promotora de la ópera, el arte y la cultura
A la madre, esposa y amiga
Mi cariño y agradecimiento eterno por todo su apoyo y amor
Descansa en paz, Chatis
Como músico siempre te puedes encontrar en momentos incómodos. Aquellas reuniones familiares en donde los tíos que nunca ves te preguntan. Y tú además de música, ¿qué estás estudiando? y ¿sabes tocar los demás instrumentos? He aprendido que con el paso del tiempo esas preguntas tan solo denotan la ignorancia de la sociedad en la que vivimos, y también por qué no decirlo, la intención de algunos familiares que en ocasiones dejan ver sus comentarios poco ortodoxos.
Desgraciadamente en México aún se sigue desvalorizando la labor artística y musical que muchos de nosotros ejercemos de forma profesional. He pensado en algunos factores qué tal vez influyan en esta visión hacia el músico, en donde desde instituciones, políticas culturales, sindicatos, medios de comunicación y la poca inversión por parte del gobierno en materia cultural, son algunos de las razones de que aún se nos siga viendo como personas que no tienen una profesión ni labor importante en nuestra sociedad.
Si este es tu caso, y te sientes identificado con estas líneas, o si te gustaría poder comprender este interesante mundo de la música y del músico, quiero dejar esta primera parte como prólogo de este nuevo espacio en e-consulta, en el cual, espero que las y los lectores y yo nos encontremos cada quincena.
Así también, quiero dejar una advertencia disfrazada de tentación, pues si tú formas parte de ese porcentaje de “incomprendidos” también te invitaré a seguir leyendo, pues en mis participaciones abordaré temas sensibles sobre políticas culturales, del uso de presupuestos de las instituciones culturales y de cómo en ocasiones, estas, nunca llegan a los proyectos que los artistas presentan. Por el contrario, si usted se considera melómano y no sabe cómo evitar ser ese tío de comentarios incómodos, le recomiendo algunos sencillos pasos, que estoy segura, mejorarán el autoestima y a su vez hará más digna la labor de quienes nos dedicamos a la música.
1. No regate el precio de la música en vivo. La próxima vez que usted se sienta ofendido por el costo de alguna presentación musical, le invitaré a que visite las tiendas de música, o que ingrese a un sitio de venta de instrumentos. Quizás le ponga en contexto de la inversión que se tiene que hacer para poder tener un instrumento musical (ya ni siquiera de los más altos estándares), y que muchas veces ni siquiera tienen venta en México. Aunado a ello y si hiciéramos un presupuesto del costo de una carrera musical estándar, también tendríamos que agregar clases particulares, libros, reparación y envío de instrumentos, equipo de audio y hasta promoción y publicidad. Por favor no regateé el precio; encuentre e incentive la música en vivo sea cual sea su gusto y, eso sí, elija la calidad musical que usted esté dispuesto a pagar.
2. Cultive un buen gusto musical. Dicen por ahí que eres lo que comes. Yo también creo que somos lo que vemos y lo que escuchamos. Si lo consideramos de esa forma, tal vez comencemos a ser más selectivos en la música que consumimos. Desgraciadamente esto está relacionado con la oferta que los medios de comunicación y las redes sociales a veces nos presentan; sin embargo, tenemos la última palabra, siempre podemos echarnos un clavado en diversos estilos musicales, no importa qué prefieras, desde jazz, pop, salsa o música clásica. En todos los géneros podemos escuchar buena y mala música. Ningún género está exento, lo importante será abrir los oídos para encontrar la diversidad musical y comenzar a parar la oreja con mayor atención.
3. Aplauda. Si bien, me encantaría poder decir que vivimos del aplauso, no creo que los supermercados reciban vales con ovaciones de pie. Sin embargo si apelamos a la sinceridad, la sensibilidad del artista y -a mis recuerdos personales-,· el aplauso y la atención honesta por parte del público siempre irá directo a nuestro tiempo de dedicación, persistencia y amor por lo que hacemos; incluso puedo decir que más allá de tomar el aplauso como una forma de alabanza y protocolo, entre más honesto y espontáneo suele ser, más sentido toma el mensaje que intentamos transmitir y que viaja a través del sonido. La próxima vez que tenga un infante cerca de alguna presentación musical, obsérvelo y trate de volver a sentir la música desde lo más instintivo y primario de su ser. Quizás se sorprenda a usted mismo riendo, bailando y por qué no, hasta llorando.
4. Guarde silencio. Como en todas las áreas, siempre existen protocolos que se deben seguir. En los conciertos no es la excepción. Uno de los “chistes” más comunes entre el gremio es escuchar aplausos entre un movimiento y otro cuando de una obra mayor se trata, como una sinfonía por ejemplo. No es que esté mal, no es que moleste escuchar algún aplauso perdido o una tosecilla disimulada entre el público, sino que llama la atención el extremo del tipo de público que podemos encontrar. Desde los más emocionados por escuchar por primera vez un concierto sinfónico que desconocen las formas hasta los más acostumbrados a los “grandes protocolos de la música clásica” -que acá entre nos-, en ocasiones solo van a estos conciertos para sentirse “cultos” y hasta con un cierto grado de educación y cultura “elevado”, pero ese tema, es harina de otro costal.
5. Disfrute. El silencio también es música. Sólo en él se puede dar la tensión “vacía” de una resolución musical, solo en el silencio se puede escuchar el verdadero sonido de nuestras ideas y armonizarlas con los sonidos y timbres que nos rodean en un determinado espacio y tiempo irrepetible. Pinte su mente con pinceladas que el músico le regala, pinceladas que solo se trazan con acordes que, fugaces, desaparecen y a su vez prevalecen en el ahora, irrepetibles, únicos. Música que nos recuerda lo espontáneo e intangible de nuestro presente.
Opinion para Interiores:
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Saxofonista y comunicóloga. Ha ganado premios y estímulos tanto en música clásica como popular. Es gestora de eventos para promover la equidad de género. Su formación musical y su asociación con marcas reconocidas como Yamaha, Veerkamp, BGFrance y Daddario, demuestran su influencia en la escena internacional.