CNTE y SNTE, ¿son lo mismo? (Parte II)

  • José Guadalupe Sánchez Aviña
SNTE y CNTE comparten aspectos tales como corporativismo y patrimonialismo

Continuemos con lo iniciado en la entrega de la semana pasada decíamos que aún antes de la conformación del SNTE, la existencia de grupos disidentes, estuvo siempre presentes, y que es ahí, que se puede vislumbrar la génesis de la CNTE.

En medio del enjundioso esfuerzo de corporativizar la vida nacional, en 1944, se establece el pacto entre el gobierno federal, y el último de los gremios de importancia, aún pendiente, los trabajadores de la educación. En este hecho, se involucra a la amplia gama de corrientes que lo componen y que dan sentido a las posteriores luchas intestinas, como las provocadas por problemas no resueltos, como la falta de pagos a maestros activos, derivados de la incapacidad estructural de la secretaría para procesarlos administrativamente y que impulsaron a la disidencia, especialmente en el periodo 1978-1981.

El periodo que va del año 1979 a 1993 es importante para SNTE, ya que experimentó modificaciones importantes, promovidas principalmente por la confrontación de maestros democráticos y Vanguardia Revolucionaria del Magisterio (VRM). En esta confrontación, destacan Chiapas, Oaxaca y el DF. Es en este periodo, específicamente, 17 de diciembre de 1979, que aparece la CNTE en el escenario, agrupando a la disidencia, como contrapeso político institucional al interior del SNTE.

Hay hechos que permiten apreciar lo imbricado de la trayectoria del CNTE con acciones de gobierno, como es el caso de las consecuencias de las movilizaciones convocadas por esta Coordinadora en 1989, que culminan con la destitución del secretario del SNTE, Refugio Araujo, incondicional de Carlos Jonguitud Barrios, y la llegada, como interina, de Elba Esther Gordillo.

De la tradición de las alianzas, buscando apoyo, la nueva líder reconoce los triunfos de la disidencia en las elecciones seccionales de 1981, de Oaxaca (sección 22) y de Chiapas (sección 7) junto a estos importantes triunfos y aumentar su presencia en otras entidades federativas. En 1989, la CNTE consigue el liderazgo de la sección 9, en el Distrito Federal, una de las más importantes por su tamaño y por estar en la capital.

Desde sus raíces y génesis, en la CNTE se concibe al sindicalismo, esencialmente ligado a causas populares, encausando esfuerzos en apoyar luchas de la clase trabajadora y la campesina, además de utilizar como estrategia, la conquista, más que el acuerdo; se podría decir, ocupada tangencialmente, de cuestiones netamente educativas o pedagógicas. Aunque fragmentada en grupos reformistas (posibilidad de diálogo y colaboración con adversarios) y grupos radicales (niegan cualquier posibilidad de diálogo y participación conjunta con sus adversarios) la CNTE sigue activa en su presencia al interior del SNTE.

Institucionalizado como parte del sistema educativo nacional, participa de la recomposición de fuerzas en el interior del SNTE, adoptando la misma posición que en su tiempo, criticaba; si bien desequilibró la estructura del sistema, no rompió con el sentido corporativista ni la posición patrimonialista del SNTE. Actualmente, se le atribuyen, importantes aportes al surgimiento, en este siglo, de lo que se ha denominado neocorporativismo.

Como se puede apreciar, con esta rápida recuperación cronológica, siendo dos actores diferentes en origen, concepción del sindicalismo, y estrategias de actuación, SNTE y CNTE, comparten aspectos tales como corporativismo y patrimonialismo, que confluyen en la continuidad estructural y de gestión política de la organización sindicalista del magisterio.

Es entonces que cuando intentamos la respuesta al cuestionamiento de son lo mismo o no. Lo primero que salta, es decir con firmeza es que ¡no!; sin embargo, al pensarle un poco, la duda aparece y podríamos cometer el atrevimiento de decir que ¡sí! Considero, que la pregunta no es la correcta, o por lo menos la más importante, tendríamos que llevarla a otros terrenos tales como: ¿Cuáles han sido sus contribuciones reales, palpables, a la educación nacional, al bienestar de sus agremiados? ¿A quiénes representan? ¿Cómo lo hacen? ¿Cómo se relacionan con ellos? ¿Cómo es su administración o gestión? entre otras.

En fin, tanto que tratar al respecto. Habrá que evitar el idealizar o condenar. La opción es informarnos y formar postura propia. Recomiendo, ampliamente leer sobre esta relación CNTE-SNTE-SEP en la obra de Carlos Ornelas, especialmente su libro Política, Poder y Pupitres: Critica al nuevo federalismo educativo, publicado por editorial siglo XXI, en 2008. No se preocupen, es más que vigente.

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José Guadalupe Sánchez Aviña

Doctor en Educación, Sistema Universitario Jesuita ademas de ser maestro en Investigación Educativa por la Ibero Puebla realizó su licenciatura en Sociología por la UNAM . Actualmente es Académico de Ibero Puebla