En años recientes hemos visto agravarse de manera acelerada uno de los problemas medioambientales más complejos: el e-waste, pues existe una estrecha relación entre cambio climático y producción de dispositivos electrónicos, debido a la altísima demanda de nuevos modelos y a sus procesos de fabricación y desecho. De las grandes cantidades de basura electrónica que se generan, una muy pequeña cantidad se recicla o recibe un tratamiento adecuado. De ello hablamos en un artículo anterior.

Ante esto, ¿qué opciones tenemos para un consumo más sostenible y responsable? De acuerdo con Green Peace, las siguientes cuatro preguntas pueden ayudarnos: ¿realmente necesito un dispositivo nuevo?, ¿se puede reparar?, ¿se puede reciclar?, ¿se puede donar?

Siguiendo esta línea, la primera gran acción es evitar la generación innecesaria de residuos electrónicos y una forma muy concreta de lograrlo es extender su tiempo de vida. Sin embargo, implica ir contracorriente a los mandatos de una sociedad de consumo que nos arrastra hacia la publicidad, moda, marca o novedad.

¿Qué pasa si los aparatos llegan a presentar fallas por el uso o requieren actualización? La opción es repararlos, ya sea directamente con el fabricante o algún sitio especializado. Si el equipo es funcional pero ya no cumple con nuestras necesidades, se puede reutilizar. Existen programas de recaudación y donación de dispositivos electrónicos para un buen uso. Ejemplo de ello es el programa El Saber Ayuda que busca disminuir la brecha digital, utilizando estas herramientas para apoyar los procesos de aprendizaje.

Respecto al reciclaje, hay actualmente numerosos organismos certificados que se dedican al manejo de residuos electrónicos. Algunos son:

a) Punto verde: asociación civil dedicada a promover el reciclaje de aparatos electrónicos. Cuenta con la iniciativa JER (Junta/Entrega/Recicla) para el envío por paquetería de los dispositivos a través de una plataforma digital basada en la economía circular.
b) EcoAZTECA: empresa recicladora autorizada para la recolección, transporte, acopio, almacenamiento y tratamiento de residuos de manejo especial.
c) Centro de Reciclaje Nokia: se pueden dejar teléfonos celulares y accesorios de cualquier marca para su tratamiento adecuado.
d) E-Waste Solutions: organización 100% mexicana autorizada por la Secretaría del Medio Ambiente para la recolección, acopio y reciclaje de desechos electrónicos e industriales, brindando soluciones a particulares y empresas.
e) REMSA: empresa socialmente sustentable dedicada al reciclaje de los equipos electrónicos y productos obsoletos. Además, cuenta con programas para concientizar y formar a la ciudadanía.
f) Reciclatrón: programa para el correcto manejo, separación y reciclaje de residuos electrónicos y eléctricos, y que se lleva de manera gratuita periódicamente.

A las cuatro preguntas, podríamos añadir una más: ¿puedo optar por otro tipo de tecnología? Sí. Ya existen alternativas más respetuosas con los seres humanos y el entorno:

Fairphone: (https://www.fairphone.com/es/) es un smartphone que cambió la lógica de la industria pues adquieren su materia prima y realizan el ensamble de los dispositivos sólo a través de proveedores que respetan los derechos de los trabajadores. Además, se basan en un proceso más circular en el que se recuperan piezas y materiales de dispositivos desechados, reduciendo la extracción de minerales e integrando otros componentes más sostenibles. Eliminaron la obsolescencia programada y adaptan el dispositivo para que sus piezas puedan ser reemplazadas y mejoradas con el tiempo, evitando comprar un teléfono nuevo constantemente.

SMAAART: (https://smaaart.es/) es una plataforma digital que reacondiciona y vende smartphones de marcas actuales dañados o en desuso, dándole una segunda vida a dispositivos casi nuevos, a precios mucho más competitivos. Se adquieren desde su portal y cuentan con una garantía de 2 años para asegurar su óptimo funcionamiento.

Teracube: (https://myteracube.com/) tienen una garantía de 4 años e incluye reparaciones gratuitas, incluso, el reemplazo de la batería cuando comienza a fallar.  Igualmente, los minerales que emplean para su fabricación son extraídos de minas tratadas sosteniblemente y bajo criterios de trabajo dignos. Son de alta gama a precio competitivo.

Si bien, aún no podemos adquirir este tipo de tecnología verde tan fácilmente en nuestro país, lo anterior es un claro ejemplo de que el cambio es posible: pueden existir industrias comprometidas con el medio ambiente y la economía circular sin dejar de ser rentables. Pueden generarse procesos más respetuosos, éticos y sostenibles. Podemos adquirir otro tipo de productos: de calidad, que duren más, que se puedan reparar, con componentes ecológicos y prácticas de comercio justo. Pero ello demanda también, otro tipo de consumidor. ¿Podemos serlo?

#CiudadDigital

La autora es académica de la Universidad Iberoamericana Puebla.
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