¿Y el Paquete contra la Inflación y la Carestía?
- Javier Cobos Fernández
El Paquete contra la Inflación y la Carestía (PACIC) publicado el pasado 4 de mayo de 2022 ha resultado efectivamente en lo que comentamos en “El Ingenio Mexicano”, nulo efecto en control de la inflación y desequilibrios de mercados.
Solamente durante mayo se calcula un subsidio a gasolina y diésel de casi 2,400 millones de dólares o su equivalente en pesos que serían alrededor de 48,000 millones en un mes, superando incluso las estimaciones del Servicio de Administración Tributaria (SAT) que calculaba un monto para todo el año 2022 de 400,000 millones de pesos.
Por si esto fuera poco, la tasa de inflación al cierre de mayo fue de 7.65 por ciento anualizado, niveles no vistos desde principios de 2001 y si observamos el componente de alimentos en el cálculo del incremento en precios podemos observar niveles superiores al 12 por ciento, donde encontramos, por ejemplo, incrementos de 19 por ciento del aguacate el mes pasado.
¿Por qué? Como comentamos en aquella ocasión, la estrategia del PACIC propone controles de precios que, por un lado, llevan a desequilibrios de mercado que nos han costado decenas de miles de millones de pesos y no resultan efectivas dado que parten de supuestos equivocados. El origen de la inflación en nuestro país proviene en gran medida de fuentes externas provocadas por la escasez de insumos, entre ellos, fertilizantes, que son parte fundamental para la producción de alimentos a nivel mundial, en parte provocado por la crisis bélica en Ucrania.
Una medida con mayor grado de eficacia en el control de precios es una política monetaria restrictiva, misma que estamos viendo suceder en diferentes partes del mundo y México no es la excepción. De hecho, la tasa de referencia se incrementó 50 puntos llegando a niveles de 7 por ciento por ahora y promete escalar en próximos meses. Esta medida, como comenté en “Remedio Agridulce” tendrá mayores posibilidades de éxito, aunque a un costo muy alto, que es un efecto disuasivo de la inversión, ya que los activos financieros ofrecen un ligero mayor rendimiento frente a los proyectos productivos cuyo costo financiero ahora es más elevado.
Es casi impensable que, ante este escenario, en el que impera la necesidad de inversión en proyectos productivos e infraestructura que detone crecimiento económico y empleos, vemos que los recursos se movilizaron de un modo brutal para ganar gubernaturas.
Lo visto en la semana pasada en términos de una descarada movilización de recursos para fines electorales pudiera ser un escenario fuera de toda lógica en un contexto de responsabilidad financiera y económica.
¿Y el PACIC, apá?
Opinion para Interiores:
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Economista por la UDLAP y maestro en Administración Pública por la Universidad de Columbia de Nueva York, con estudios de Maestría en Derecho en el ITAM. Investigador y consultor en análisis económico, transición energética, ESG e ingeniería legislativa en COBOS&ASSOCIATES.COM,