Reelección: ese oscuro objeto del deseo
- Ociel Mora
Las tentaciones por el tema de la reelección parecen ser una obsesión sin reposo en la persona del presidente Andrés Manuel López Obrador, en los tres años que lleva en el cargo.
Más allá de los márgenes académicos y de especialista, y sin que nadie metiera el tema en el debate nacional, él mismo se encargó de hacerlo mencionándolo en su discurso de toma de posesión.
Allí, al final, como no queriendo la cosa, en una alocución que duró una hora con 20 minutos, hizo lo que se llama una aclaración no pedida. “No pedida” porque no está en la costumbre nacional mencionar la reelección en los discursos de cambio de gobierno.
Dijo: “Por último, así como soy juarista y cardenista, también soy maderista y partidario del sufragio efectivo y de la no reelección […] Trabajaré 16 horas diarias para dejar en seis años muy avanzada la obra de transformación, haré cuanto pueda para obstaculizar las regresiones en las que conservadores y corruptos estarán empeñados”.
De acuerdo con el especialista Luis Estrada, director de SPIN, un taller de datos que cuenta las menciones que hace el presidente sobre temas importantes, de 607 mañaneras, la reelección fue mencionada en 107 ocasiones. En ese mismo parámetro se encuentra “reelección/ reelegirme”.
Si algo queda claro es que el presidente se afana por mantener la ampliación del mandato en el ojo de la opinión pública, que no muera. Más allá del morbo político que tiene de suyo, se le mantiene con respiración de boca a boca.
Aquí podemos especular sobre las razones ocultas de las reiteradas invectivas contra Enrique Krauze (Letras Libres) y Héctor Aguilar Camín (Nexos). Las revistas de ambos son capillas intelectuales poderosas con influencia en sectores importantes.
Cuando se especulaba que la ampliación del periodo de gobierno del presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arturo Zaldívar, era un segundo ensayo (el primero fue en Baja California con la intentona de pasar de dos a cinco años de gobierno) para cosas mayores. Aludido, el presidente manifestó que:
Algo sabía del tema, pero señaló: “Yo termino mi mandato, que por cierto, la gente no sabe que voy a tener dos meses menos que los otros presidentes, porque no voy a terminar a finales de noviembre, voy a terminar a finales de septiembre, o sea, son dos meses menos que los otros presidentes, pero si así lo decide la naturaleza, el Creador, el pueblo, es hasta ese día nada más y me jubilo, me retiro por completo de la actividad pública, de la actividad política”.
En junio de 2019 firmó una carta compromiso de no reelección ante notario público, y se comprometió a no gobernar más allá del 2024 como lo marca la ley, pero más que la ley, ha dicho de muchos modos, es su convicción democrática. En todo caso, la ley es un artilugio secundario.
Sin embargo, en mayo pasado rechazó firmar una nueva carta compromiso para no extenderse más allá del 2024, porque, dijo entonces, “con mi palabra basta”. Pero luego dijo en son de chanza que le faltan seis años… porque trabaja doble.
Una persona con su “sensibilidad”, las convicciones son fácilmente modificadas tratándose del pueblo bueno. Él mismo lo ha manifestado de muchos modos, “nada sin el pueblo, todo con el pueblo”, o algo parecido.
Un dato importante es que, en junio pasado por primera vez para los cargos a presidencias municipales y diputaciones se pudo optar por la reelección inmediata para un nuevo periodo de gobierno, incluso sin tener que separarse del cargo.
Se trata de una reforma de avanzada del peñismo que entró en vigor en este gobierno. La finalidad discursiva de la reelección es profesionalizar el servicio público local; desvincular a los gobernantes de los partidos y hacerlos dependientes de los votantes; y planificar acciones de mediano y largo plazo.
La ley establece que un presidente municipal, o incluso diputado con buen desempeño, merece el incentivo de los votantes y mantenerse hasta por tres periodos consecutivos en el cargo.
¿Qué tiene que hacer el presidente Obrador? No temer y dar el gran paso y modificar la Constitución para que el presidente pueda optar por una periodo más, como suele hacerse en las democracia consolidadas.
Sólo que para eso es preciso dar muestras fehacientes de que se gobierna sometido a los principios de legalidad que se protesta respetar y hacer respetar, y hacer del estado de derecho la medida del gobierno.
Si por algo se ha caracterizado el presidente Andrés Manuel López Obrador es que para él la ley es prescindible, y lo ha manifestado públicamente. Recuda al expresidente Miguel de la Madrid que confesó a la periodista Carmen Aristegui que la ley estorba para gobernar.
Chayo News
El domingo se puso en riesgo la integridad del presidente en el pueblo de Huauchinango. La noticia se instaló en las primeras planas nacionales, pese al afán por bajarle presión.
Falta de información, incompetencia, dejadez, lo que sea; lo que pasó es delicado. No sólo por la persona, sino por la investidura, y por lo que representa políticamente para la estabilidad nacional.
Pero sirvió de mucho para poner sobre blanco y negro cuál es el verdadero estado de salud de la política social en la Sierra Norte, y en Puebla en general.
Lo primero que salta a la vista es la venalidad de los funcionarios locales, designados y electos. En el primer caso, sobresalen los llamados delegados de la Secretaría de Bienestar y Gobernación, federal y estatal. La incompetencia y la corrupción son la marca de la casa. Es una verdad a voces. Ratificada ante la presencia del presidente López Obrador.
Los diputados, locales y federales, son figuras prescindibles, de utilería; están ahí, en el Congreso para tareas que no son la interlocución de poderes y la representación de las partes. Los que llegan a cobrar relativa relevancia son los que representan los intereses del gobernador ante los gobernados.
Han transcurrido más de mes y medio de los desastres naturales. ¿En ese periodo alguien ha escuchado a los señores Laura Zapata, diputada por Huauchinango, y Miguel Huerta, por Xicotepec, hacer un pronunciamiento al respecto, que no sea la actitud quejumbrosa de toda la vida, para no comprometerse a nada?
Los presidentes municipales que protestaron al cargo están ocupados mirando como sacan la inversión que hicieron para ganar la elección, y capotear a los que entregaron dinero externo que exigen los puestos de dirección de obras, la tesorería o la comandancia de la policía.
El diseño institucional y la incompetencia supina, tocan la figura presidencial.
Ociel Mora es miembro-investigador de Perspectivas Interdisciplinarias, AC (www.pired.org)
@ocielmora
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Es vicepresidente de Perspectivas Interdisciplinarias, A. C. (www.pired.org), organización civil con trabajo académico y de desarrollo económico de grupos vulnerables; y promotora de acciones vinculadas con la cultura comunitaria indígena y popular. Su línea de interés es la Huasteca y la Sierra Norte de Puebla.