La delgada piel

  • Ana Teresa Aranda Orozco
Muy gruesa la piel para no conmoverse con la tragedia diaria del personal de salud

Muy gruesa la piel, casi como de elefante, de esas pieles que son como una armadura medieval, tan gruesa que impide dejar escapar un atisbo siquiera de humanidad.

Sí, así lo demuestran cotidianamente  el presidente, sus cómplices y los adoradores de la 4T.  Muy gruesa la piel para mortificarse por la tragedia de los cientos de miles de migrantes que han sido maltratados en nuestra frontera sur por los 25,000 soldados, que por órdenes de Trump, rechazan a capa y espada su entrada al país.

Muy gruesa la piel para condolerse con las decenas de miles de niños y de mujeres que suplican, desde hace dos años les suministren los medicamentos que podrían salvarlos de la muerte por cáncer.  Se manifiestan, imploran, exigen pero lo único que consiguen son falsas promesas.

Ni una lágrima ha escapado de los ojos del presidente o de su señora esposa, hábil como él en el arte de confrontar,  pero incapaces ambos de mostrarse empáticos con las familias que sufren la ausencia de sus seres queridos que están desaparecidos desde hace tanto.  Ni una palabra de aliento para las víctimas de la violencia, que se advierte imparable, con su espantosa carga de horrores convertidos en masacres, levantones y ejecuciones que tiene cada vez más regiones del país en la ingobernabilidad total.

La piel muy gruesa para no perder la compostura, se fuera a lastimar la investidura presidencia por aparecer empático con los damnificados por las inundaciones de Tabasco y Chiapas.  Sus paisanos tuvieron que conformarse con un sobrevuelo donde socarronamente les explicaba López Obrador como decidió inundar a los más pobres con tal de no perder los votos en el municipio que alberga a la mayor cantidad de electores en el estado y con un corto, cortísimo recorrido, en un claro montaje,  arriba de un carromato del ejército que le permitía estar al menos dos metros arriba de la inundación, agitando su mano como si fuera concursante de Señorita México.

Muy gruesa la piel para no conmoverse con la tragedia que vive a diario el personal de salud por la falta de insumos, por la negativa del gobierno federal a dotarles de equipos de protección de buena calidad que los obligan a desembolsar de sus escasos salarios para protegerse.  Porque somos el país del mundo que tiene más fallecimientos de médicos y enfermeras, el que menos pruebas aplica, al que se le mueren 80 de cada 100 mexicanos intubados en los hospitales públicos, con el mayor índice de mortalidad por Covid19 en el planeta.   Que no puede, por más que intente, presumir que doblegó la pandemia, porque apenas empezaban a disminuir ligeramente los contagios y la curva se disparó nuevamente. 

No podemos pues hablar de un rebrote,  lo que hubo es un repunte.   Pero la estrategia se mantuvo y se mantiene intacta, si se modifica se puede correr el riesgo de que Gatell caiga en desgracia y eso no lo va a permitir Don Andrés, así se llegue al millón de muertos, lo que implicará un millón de hogares enlutados a causa de la terquedad y la falta de compasión de este insensible gobierno, cuyo presidente ni siquiera hizo el sacrificio de colocarse el cubrebocas, o de dejar de hacer sus giras, para dar testimonio de la importancia de cuidarse.  Esta es una de las razones por las que la población ha desestimado tanto la peligrosidad de la pandemia.

Pues sí la piel muy, muy gruesa para compadecer al doliente pueblo de México, que ya no siente lo duro, sino lo tupido. ¿Pero qué tal se les adelgaza la piel cuándo se les señala y critica? Que no se le ocurra a nadie organizarse para combatirlos, que no intenten los ciudadanos y los partidos de oposición hacer un frente común para generar contrapesos, porque ahí sí se sienten lastimados y perseguidos.

Y no se diga cuándo alguien que siempre ha criticado a los poderosos se atreve a desnudar la criminal decisión de controlar desde el gobierno federal la vacunación contra el coronavirus.  Los incondicionales del régimen apoyados por sus ejércitos cibernéticos salieron en estampida al ataque, logrando con ello una difusión muy superior a la que alcanza Brozo en sus presentaciones comunes.  No he leído un solo argumento de los cuatroteros que combata con razones la sinrazón de monopolizar la vacunación, así que podemos dar por sentado que  ooooootra vez no importa si no se detienen los contagios y la mortalidad, lo que le importa a la 4T es administrar burocráticamente la cura para conseguir mantenerse en el poder.

Falta saber si el pueblo bueno y sabio permitirá este despropósito, a mí no me lo parece.  Quizá estemos a punto de presenciar el despertar generalizado de la conciencia ciudadana.

 

Ana Teresa Aranda Orozco

 

 

 

 

 

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Ana Teresa Aranda Orozco

Luchadora social. Madre de 6, abuela de 21. Diputada Federal, Titular DIF Nacional 2001, Secretaria Sedesol 2006, Subsecretaria de Gobernación 2008.