La innovación educativa en la pandemia Covid-19

  • Dafne Reyes Jurado
El reto es enseñar pese a las distracciones que las nuevas tecnologías ofrecen

Vivimos un momento histórico por la pandemia COVID-19 que no nos permite realizar nuestras actividades cotidianas como hasta unos meses atrás lo hacíamos. Muchos hemos tenido la fortuna de poder trabajar desde casa para evitar contagios y, con ello, adaptar espacios en nuestros hogares para laborar desde ahí. En el caso de los profesores prepararnos ante este reto para enseñar desde nuestro hogar. 

Habría que decir también que la educación, desafiada por la época que le toca enfrentar, ha tenido que responder con innovación a esta situación. Al inicio del periodo escolar durante el mes de agosto, se inundaron las redes sociales con fotografías de docentes trabajando esmeradamente en preparar espacios desde su casa adecuados para la gran tarea de enseñar a sus estudiantes a través de una pantalla, generando aplausos y admiración por haberse atrevido a enfrentar este desafío con dedicación, empeño y diseño para hacer visualmente atractivo su espacio de enseñanza. 

Sin embargo, no podemos dejar de lado que el reto más grande al que se están enfrentando desde el inicio del periodo no es el espacio o la manera en la que se arregla el espacio para dicha tarea. El mayor reto al que los profesores nos enfrentamos en estos tiempos ha sido el de innovar nuestras metodologías y formas de enseñanza para lograr que las y los estudiantes, desde la formación inicial hasta la educación superior, aprendan a pesar de las distracciones que las nuevas tecnologías ofrecen y, sobre todo, garantizar una educación que les dote de conocimientos, capacidades, habilidades y valores, pero también que los libere, como diría Freire.

Para ello se ha tenido que incorporar elementos novedosos dentro de la escuela. La innovación educativa, por tanto, ha sido un proceso. La o el docente innovador ha sido aquel que logra adaptarse a los cambios vertiginosos como el actual. Jaume Carbonell, define a la innovación educativa como un conjunto de ideas, de procesos y de estrategias sistematizadas para provocar cambios en las prácticas educativas.

Esto es, que la innovación educativa alterare aquello existente y, aunque en muchas ocasiones asociamos a la innovación educativa con todo aquello que tiene que ver con tecnología, la realidad es que va mucho más allá de eso, la innovación incluso se ha insertado ya en diferentes modelos pedagógicos como la gamificación, el aprendizaje cooperativo, colaborativo, la educación aventura, el aula invertida, entre otros.

La implementación de estas distintas modalidades dentro del aula virtual en estos tiempos ha requerido de mucha creatividad por parte de las y los profesores, y es que necesitamos de la combinación de información y de conocimiento con la experiencia e interpretación de nuestros estudiantes para convertirlo en aprendizaje.

Por otra parte, la innovación educativa debe traer cambios positivos en las prácticas pedagógicas, en las escuelas. Busca consolidar el aprendizaje, recuperar conocimientos previos, repensar soluciones. Aunque ello implique repensar en la transformación de la escuela como estructura.

Las y los profesores hemos tenido que ir más allá de impartir las sesiones; hemos tenido que personalizar más que nunca nuestras planeaciones, hacerlas más inclusiva, conectadas al contexto actual, que despierten la curiosidad de nuestros estudiantes, atenderlos de una manera mucho más focalizada, atendiendo a sus necesidades y al desarrollo de cada uno de ellos. Hoy, las y los profesores, más que nunca, hemos tenido que planear a partir de los diferentes estilos de aprendizaje, hemos creado estrategias para tratar de reducir brechas desiguales en la dimensión educativa, hemos impulsado metodologías de corte participativo para el aprendizaje, y hemos asumido mantener la escuela donde sea viable mantenerla.

En algunos casos se cuenta con plataformas que dan soporte a las demandas actuales como Google ClassRoom, Moodle, Blackboard, Brightspace, etc. Pero en otros casos se ha tenido que articular la escuela por medio de WhatsApp, Facebook u otras herramientas tecnológicas que nos permiten acercarnos a los estudiantes que no cuentan con todo el equipo tecnológico que se requiere para conectarse a sus sesiones vía Zoom, Teams, Meet o alguna otra plataforma que consume datos e internet. También hemos escuchado historias de docentes que han repartido el trabajo casa por casa, con materiales impresos, por medio de podcast en radios comunitarias, etc.

Los profesores no han sido los únicos que han tenido que reinventarse; los padres han tenido que reinventarse también y están innovando en estos tiempos de pandemia nuevas formas de llevar el trabajo, las labores del hogar y la escuela dentro del mismo espacio en casos en donde se mantiene la posibilidad de poder trabajar desde ahí.  Para quien ya no tiene esa opción ha tenido que reinventar formas de organización que le permita salir a trabajar mientras sus hijos e hijas se educan desde casa.

Así que podríamos concluir diciendo que “la innovación educativa en tiempos de pandemia COVID-19” nos invitó (a algunos de manera un tanto obligatoria) a responder de manera novedosa a nuestra vocación. Asimismo, nos plantea interrogantes que debemos asumir después de la pandemia y a seguirnos preparando para enfrentar este y los retos que vengan en el futuro para poder innovar nuestra práctica.

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Dafne Reyes Jurado

Maestra en Educación Media Superior por la UDLAP, especialista en Orientación Educativa con enfoque sociopsicopedagógico (BUAP) y licenciada en Psicología por la Ibero Puebla, donde se desempeña como responsable del Programa Intercultural de Vida Universitaria Pedro Arrupe, SJ. y como académica.