García Luna: el halcón negro

  • Rodrigo Rosales Escalona
La guerra finalizó en 1988 sin un claro vencedor. Tras la revolución iraní

La historia del narcotráfico en México no es nueva, incluso, durante la Revolución de 1910, para “agarrar valor”, la tropa se echaba sus alcoholes y carrujo de marihuana. Décadas pasan, hasta que un acontecimiento internacional bélico entre Irán contra Irak en 1980, donde el gobierno norteamericano apoya a Irak contra del gobierno islamista de Irán donde hacía poco tiempo acababa de triunfar la revolución iraní. La guerra finalizó en 1988 sin un claro vencedor. Tras la revolución iraní y la Crisis de los rehenes en Irán, EE. UU. había roto relaciones con Irán.

Luego, para sostener gastos de armamento gringo, en el gobierno de Ronald Reagan, determinó vender droga para financiar a su entonces aliado. Tal acción se tuvo que triangular, es decir, la droga se vendía, siendo trasladada vía aérea, entre ello, Reagan también financiaba a un grupo mercenario llamado Contras, para combatir al ejército Sandinista. El 5 de octubre de 1986, el Ejército Popular Sandinista (EPS) de Nicaragua derribó un avión de transporte de la Fuerza Aérea de la República de El Salvador, pilotado por Eugene Hasenfus, que sobrevolaba el espacio aéreo de Nicaragua con suministros para la Contra. Poco después, el día 5, Hasenfus fue hecho prisionero pues fue el único que sobrevivió al derribo. El 3 de noviembre de 1986 un semanario libanés publicaba la venta de armas de guerra a Irán por parte de los Estados Unidos. El 25 de noviembre en una rueda de prensa, el presidente Ronald Reagan y el Procurador General de la República Edwin Meese reconocían que ambos hechos estaban relacionados y que existía una nota escrita de Oliver North de abril de ese mismo año donde se especificaba que 12 millones de dólares de las ventas de armas serían utilizados para ayudar a los Contras.1​Todo ello llevó a la creación, por parte del Senado de los Estados Unidos, de una comisión de investigación.

La cita tiene implicación con México, porque el producto de la venta de droga era el crimen organizado resaltando Rafael Caro Quintero, entonces líder. Aparece el agente norteamericano de la DEA, Enrique Camarena, quien efectuaba trabajo de campo, hasta que descubre que además de Caro Quintero, también su gobierno y la CIA, eran quienes manejaban droga para comprar armas a los Contras, por lo que ordenan que el narcotraficante mexicano lo asesinara.

El asunto es que el gobierno de Miguel de la Madrid, estaba perfectamente entrado, porque en algunos puntos del estado de Veracruz y Chiapas, eran entrenador militarmente los Contras, a su vez, México era el portaviones del negocio de la droga, para hacer de ella dólares y así invertir en la guerra como lo ha hecho siempre los gobiernos gringos

POR UNOS CUANTOS DÓLARES

De acuerdo a Jesús El Rey Zambada, quien declaró en el juicio de Joaquín El Chapo Guzmán, que Ismael El Mayo Zambada sobornó a Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública durante la administración de Felipe Calderón. Varios millones de dólares fue el pago a García Luna, para brindar seguridad a los narcos, es decir, que no los detuvieran ni afectaran su negocio.

La detención destapa todo un historial de corrupción e impunidad de funcionarios y criminales, porque el negocio es negocio, sin más. El problema es que el súper policía Genaro García Luna, estuvo con Vicente Fox y Felipe Calderón, sin olvidarnos de Enrique Peña Nieto.

Genaro García Luna, tuvo varios cargos, todos en materia de seguridad, sobre todo que de 1989 a 1998 se desempeñó como investigador del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen). De 1998 a 2000 fue coordinador general de inteligencia pata la prevención de la Policía Federal Preventiva.

En el año 2000 fue director de Planeación y Operación de la nueva Agencia Federal de Investigaciones (AFI) y luego su titular, y de 2006 a 2012, se desempeñó como Secretario de Seguridad Pública federal, controlando la fuerza de Policía Federal de México.

Tres sexenios le fueron suficientes para tejer un marco criminal a favor del narco, donde además se extendió al secuestro, trata de personas, secuestros y demás. Todo al amparo de los mandatarios en turno.

Vicente Fox, como queriendo que la virgen le habla, dijo socarronamente: “Yo trabajé a gusto con él, pero vete tú a saber, yo espero que esté limpio porque es una súper calumnia, por lo que se deben probar los dichos y actuar, no nada más estar a tientas y a locas”.

Indicó que es posible que sí metiera las manos al fuego por Genaro García Luna porque durante el tiempo que ejerció su cargo realizó una gran labor.

“Yo creo que sí, mis años de experiencia fueron buenos con él, hizo una gran tarea en el crimen, por eso alcanzamos el índice de criminalidad más bajo en toda la historia del país”.

También Felipe Calderón dijo que “Jamás tuve información o evidencia sobre ellos (los hechos que se le imputan). Por lo mismo me sorprende profundamente lo que está ocurriendo”.

Calderón dijo que espera que se le realice un juicio justo, en el que, si se demuestra su culpabilidad, “se aplique todo el peso de la ley”, indicó en un comunicado publicado en su cuenta de Twitter. También destacó que la política de seguridad “de mi administración no era, ni remotamente, producto de las decisiones de un solo funcionario”.

García Luna es acusado de recibir sobornos del narcotráfico y falso testimonio, por lo que el coordinador del PAN en el Senado, Mauricio Kuri, pidió que se investigue, igual que, al embajador de México en Argentina, Oscar Ricardo Valero Recio Becerra, señalado por intentar robar un libro. Como les pega en el fondo, evadir responsabilidades a sus presidentes panistas, se vale.

En Puebla, tuvo presencia García Luna, porque el entonces gobernador Rafael Moreno Valle, le solicitó le recomendara a quien se encargara de la Secretaría de Seguridad, siendo inicialmente Ardelio Vargas Fosado, pero, al irse destapando algunos problemas de corrupción, a Ardelio le fue bien cuando es designado como encargado de despacho en Instituto Nacional de Migración. Claro que no se nos olvida de que cuando fue Jefe del Estado Mayor de la Policía Federal Preventiva, ejerció brutal represión contra habitantes en Atenco. Durante su estancia en el INM, el gusto le duró poco, porque fue señalado de que a los migrantes se les asaltaba, que a algunas mujeres eran violadas, entre otros delitos más. Después de eso, es como llega con Rafael Moreno Valle.

Facundo Rosas, el ser dedo chiquito de García Luna, también recurrió a sus métodos represores, como también de dar origen a dar paso libre a organizaciones nacionales del crimen. Facundo no puede evadir pasado ni presente, como también Ardelio, porque ambos tienen cola que les pisen.

Si a su jefe se le acusa de delitos de tener relaciones con el crimen organizado, en Puebla, replicó el método de que, si estás con el poder, entonces la complicidad logrará impunidad. También, como lo hizo su jefe Genaro, además de todo lo que se le acusa, en Puebla el robo de combustible, asaltos y robos mediante métodos estratégicos, trata de personas, prostitución, ejecuciones y un largo etcétera.

El morenovallismo que queda, les será imposible evadir el ojo de la justicia. Nuestras autoridades federales como estatal, están obligadas a actuar y aplicar el clamor social: JUSTICIA A SECAS Y SIN MÁS.

rodrigo.ivan@yahoo.com.mx 

Analista político y de prospectiva social

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Rodrigo Rosales Escalona

Periodista y analista político en medios locales y nacional, filósofo, docente en nivel superior, activista social, comprometido con la justicia.