Su pasado les traiciona, los panistas no pueden con Rosario Piedra ya presidenta de la CNDH
- Samuel Tovar Ruiz
La muy justa elección en el Senado de la república, de la compañera Rosario Piedra Ibarra como presidente de la CNDH de México, como era de esperarse ha sido impugnada por los principales “transgresores” recientes de los derechos humanos en nuestro país. En efecto, la hipocresía panista, no tiene límite. En completa amnesia de “su pasado” por dos regímenes presidenciales, que han sido “condenados” por la memoria colectiva y electoral de los mexicanos el pasado 1º de Julio del 2018, y además, sobre todo, por las atrocidades que desencadenaron (la guerra del narco, la traición desmedida al presupuesto público por “motivos familiares”, represiones indiscriminadas en contra de los ciudadanos, fraudes electorales escandalosos, etc.), en completo olvido de este pasado oprobioso, en completa e inusual desfachatez ahora los senadores Damián Zepeda, Josefina Vázquez Mota, Kenia López, y Xóchitl Gálvez, han impugnado que la Compañera Rosario Piedra se trata de una persona a modo, en consonancia con el actual gobierno federal.
Tales expresiones, si no se conociera ¿quién las suscribe?, pareciera que provienen de militantes de un partido de talante “muy democrático” (¡Sic!), que nada “deciden” si no es por métodos democráticos, de probada honestidad, de seriedad muy acreditada; empero, tan pronto volvemos un poquito la vista sobre la situación y comportamiento “reciente” de ese partido (el PAN), de inmediato saltan a la vista por lo menos tres cosas: a) que en lugar de dar oportunidad a sus militantes, sobre todo a los más jóvenes, para que elijan a sus representantes, en “completa burla” de los primeros, hacen las designaciones por “dedazo”, en “lo oscurito”. Esto aunado a que ya son “muy poquitos”, explica, entre otras cosas, que nunca tengan problemas internos para “imponer” (¡claro!) a sus “representantes meramente cupulares, incluso, imponiéndolos de la manera más antidemocrática y grosera, b) Confunden fácilmente administración pública con una administración de “empresas”, y por tanto más allá de cualquier procedimiento democrático, presentan la manía de imponer políticas públicas no por consenso sino por “órdenes despóticas”, que luego se traducen en grandes y graves pérdidas del patrimonio nacional, c) su arrogancia no tiene límite, y en tal sentido confunden fácilmente la verdad con “argucias” legales truculentas. Actúan como si creyeran que “afectando la voz” o asumiendo actitudes desfasadas, con claras “peticiones de principio”, respecto a sus discursos, pretenden que cualquier interlocutor estaría obligado a aceptar las posturas inaceptables que pretenden hacer valer, y esto sobre cualquier asunto que traten, d) luego al exhibir tan “bajísimo y grosero nivel” de hacer política, no sólo pretenden que se les aplauda, sino que lo exhiben como si fuera una real panacea, una alternativa, para los gravísimos problemas que enfrenta México. Afortunadamente el Pueblo ya probó de “su sopa”, y ya los etiquetó como “reprobados”. Su caída electoral fue catastrófica el pasado 1º de julio del 2018. El “negocio de mentir” no da para más.
De ese modo a los administradores o funcionarios de ese partido, lo que les caracteriza es un grosera insensibilidad para atender esenciales demandas de la ciudadanía, por lo que imponen cuando están en el poder, en lugar de respuestas, políticas públicas antipopulares y por lo mismo represivas, recordemos a sus gobernantes durante sus dos “sexenios perdidos”, cómo al traicionarlos su subconsciente, se ocultaban detrás de los militares o guardaespaldas, mientras, en completa insensibilidad, ordenaban actos contrarios al interés popular. Debido a estas razones los senadores aludidos, no muestran sino un tono “muy irresponsable”, pero además un insultante desconocimiento de la honorabilidad y máxima congruencia con la lucha social y el respeto de esos derechos, claramente asumido por la compañera Rosario aquí aludida. Pero además muestran un enfermizo miedo a que esa importante institución pueda ser ejercida por el miembro de una familia cuyo único compromiso es con la verdad y con el vehemente deseo de justicia del Pueblo Mexicano. Morena debe hacer valer su mayoría e imponerse al criterio e interés rapaz del pigmeo panista.