Efraín Castro, Carlos Loret de Mola

  • Xavier Gutiérrez
Hoy más que nunca la transparencia en todo es el soporte de la credibilidad.

EFRAÍN CASTRO, CARLOS LORET DE MOLA.

XAVIER GUTIÉRREZ

Conversar con Efraín Castro Morales es un deleite. Médico, antropólogo social, historiador, narrador de historias…

Poseedor de una biblioteca de más de cien mil títulos, autor de más de un centenar de libros, editor, divulgador, investigador obsesivo y activo a sus 82 años.

Se toma la vida con calma. Tiene claro que se vive para buscar la felicidad y que hay que ser disciplinado por encima de todo.

Lee todo el tiempo, investiga, escribe, platica, pero armoniza perfectamente su tiempo para caminar, comer sin prisa, dormir lo suficiente, contemplar la naturaleza y tomar una copa de tequila de vez en cuando.

Tiene una lucidez de preparatoriano. Narra, sin alardes, sus encuentros, entrevistas o consultas con presidentes de la república, secretarios de estado, intelectuales, artistas o empresarios.

Posee una personalidad al margen de poses. De la vida de Puebla tiene presentes nombres, hechos, protagonistas, conductas, estilos, rincones y las miserias humanas de políticos, empresarios, clérigos, sedicentes cronistas, académicos o delincuentes.

Su plática, su interminable desfile de anécdotas o vivencias, son páginas inagotables de un voluminoso libro que nunca aburre. Al contrario, pica la curiosidad y embelesa.

De su mente creativa brotan temas, ideas, trabajos por publicarse.

Tengo el privilegio -cosa que le agradezco- que en su charla conmigo no pone trabas ni reserva temas. Lo conocí hace poco más de 40 años. Piensa y actúa de la misma forma.

Es crítico severísimo con políticos corruptos y funcionarios de medio pelo. Pero además, sus juicios, duros, sin concesiones, se los ha soltado de frente a docenas de farsantes que han desfilado por cargos; a quienes han hecho fortuna comerciando con el patrimonio de Puebla; a quienes le han plagiado sus trabajos; a un sinfín de pícaros de toda laya.

Su anecdotario es amplio, riquísimo y su lenguaje demoledor, no deja títere con cabeza.

Tiene la autoridad moral que le da su proverbial cultura, su profundo conocimiento de la historia, su peregrinar por archivos riquísimos de México y fuera de México, la autoría de libros extraordinarios y su honestidad profesional y personal.

Y algo no menor, la congruencia entre su manera de pensar, de hablar y su forma de vivir.

Ha escrito libros -producto de puntuales y exhaustivas y largas investigaciones- que se convirtieron en ediciones de lujo, agotados muchos. Pero asimismo, le ha dedicado tiempo y trabajo a ediciones masivas de alcance popular. Miles de libros son producto de su trabajo.

Por todo esto y mucho más, el doctor Efraín Castro Morales es un poblano de una estatura extraordinaria en el plano nacional e internacional.

EL CASO LORET DE MOLA.- La salida del periodista Carlos Loret de Mola, de Televisa, provocó ruido en los medios. Más por ser figura importante del periodismo como espectáculo televisivo que por el contenido de sus escritos.

Aseado al escribir, no se ha caracterizado por ser un hombre de ideas. Sí un versátil reportero de la televisión, de personalidad fresca, hábil para contar con informantes y contactos y ganar algunas notas exclusivas.

Su imagen siempre estuvo distante de la personalidad arrogante y fatua de un López Dóriga; lejos también del estilo maduro y cuidadoso de Ricardo Rocha, y separado años luz de profesionales de la estatura de Granados Chapa, Lorenzo Meyer y Manuel Buendía.

Más detalles sobre su vida real empezarán a surgir ahora. Ya comenzaron. La dimensión de un árbol siempre se conoce mejor en condición horizontal.

Habrá quienes quieran erigirle un pedestal en forma de aparato grande de televisión e investirlo de mártir. No es el caso. Muchos años estuvo acomodado y cómodo haciendo periodismo en el piso y techo del estilo de televisa.

Era pieza importante de esa manera de ejercer la comunicación en el conocido y poderoso monopolio.

Ahora ya no está. No sabemos si salió motu proprio o es un cambio, un ajuste del modelo de esa empresa televisiva. De los procederes de esa organización tenemos muchos testimonios.

Desde “soldados al servicio del gobierno o del PRI”, como solía presumir el Tigre Azacárraga, hasta sastres que confeccionaban estupendos trajes al gusto del cliente como Jacobo.

En esas oscuras operaciones de la televisora, también ha habido purgas, castigos o “regalos de cabezas” de sus operadores, a petición o para halagar intereses de presidentes, secretarios de estado o gobernadores.

Si la salida de Loret obedeció sólo a una actitud unilateral y complaciente de la empresa hacia el gobierno federal, es un flaco favor de televisa al presidente. Si atrás de ella hay

o hubo alguna solicitud o presión de López Obrador, sería saludable que alguna de las partes lo dijera y aportara pruebas.

Hoy más que nunca la transparencia en todo es el soporte de la credibilidad y la confianza.

Al presidente le han dicho de todo, o casi, pero no hay hasta ahora algún testimonio de un acto represivo a periodistas o medios. Sí se han dado visiones equivocadas y hasta torpes al estigmatizar a empresas y comunicadores; también visiones equivocadas respecto del papel que deben tener los medios.

Y sobre todo esto, por cierto, ha habido críticas contra el presidente de todos los tonos, desde la perfectamente fundada hasta la tergiversada, interesada o abiertamente encuadrada dentro de la campaña del “golpe blando”.

Hoy la crítica al presidente fluye con naturalidad, como debe ser en un país que se empeña, dificultosamente, en construir su modelo democrático.

La crítica es requisito indispensable de toda democracia, pero para ser tal es indispensable que sea leal, abierta, documentada, profesional, desprovista de fines ocultos, responsable y más rica si se acompaña con propuestas.

Si no cumple con estos ingredientes, nos parece, se aproxima más al grito destemplado, al desahogo, al servicio por encargo, al fanatismo anti todo, o a la mentira. xgt49@yahoo.com.mx

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Xavier Gutiérrez

Reportero y director de medios impresos, conductor en radio y televisión. Articulista, columnista, comentarista y caricaturista. Desempeñó cargos públicos en áreas de comunicación. Autor del libro “Ideas Para la Vida”. Conduce el programa “Te lo Digo Juan…Para que lo Escuches Pedro”.