Inesperadamente el gobernador Luis Miguel Barbosa se hizo presente el  lunes 12 de agosto en el plantón estudiantil instalado en el zócalo de la ciudad de Puebla. Desde hace 25 días los estudiantes agrupados en el Frente Estudiantil por una Educación para Todos (FEET), mantenía  una protesta en la cual 5 estudiantes se habían agregado a una huelga de hambre. El día de hoy estaba previsto que dos estudiantes más se incorporaran a dicha forma de protesta mientras una estudiante había tenido que ser retirada y llevada a un hospital como consecuencia del deterioro de su organismo motivado por el ayuno. El pliego petitorio de los estudiantes estaba vinculado a los efectos que ha tenido la política neoliberal de admisión de estudiantes en las universidades. Los estudiantes del FEET estaban solicitando soluciones puntuales para  los  involucrados en la protesta: admisión de 25 estudiantes que habían sido rechazados en 2018, 5 más en proceso de revalidación y becas para otros 25 que lo fueron en este año de 2019. También solicitaban el cese de represalias en la casa de estudiantes y contra estudiantes activistas. Finalmente solicitaban la instalación de una mesa de diálogo, demandas que no fueron aceptadas por las autoridades universitarias.

La presencia del Gobernador Barbosa en el plantón estudiantil tiene un contenido simbólico de alto valor. Inaugura un nuevo estilo que se sintetiza en el planteamiento de que “ningún funcionario público es inalcanzable” tal como le dijo a los estudiantes refiriéndose a la necesidad de que el Rector de la BUAP establezca un diálogo para la solución del conflicto. El que el gobernador de la entidad se acercara al plantón, exhortara a que éste y la huelga de hambre fuera suspendida, ofreciera soluciones concretas a las demandas estudiantiles y además diera una cooperación de 500 pesos al movimiento,  contrasta claramente con el estilo de gobernadores anteriores. Particularmente con el de Rafael Moreno Valle de quien hubiese sido impensable un gesto como el que ahora hemos presenciado, sino todo lo contrario. Ha dicho Barbosa que en  el estilo y fondo de su gobierno se inspirará en Andrés Manuel López Obrador,  y lo que ha hecho se condice con la frase que reiteradamente repite el Presidente quien a su vez se inspira en Juárez: “Nada por la fuerza, todo por la razón”. Barbosa ha ofrecido un diálogo a tres partes (Gobierno, autoridades universitarias, estudiantes), un aumento de recursos para las áreas de la universidad que están más saturadas de estudiantes, inauguración de escuelas de medicinas en seis universidades, su ubicación en distintas regiones del estado, establecimiento de un hospital que funcione como hospital escuela y apoyo a los estudiantes en este año que les quedará antes del próximo proceso de admisión.

Justo es decir que el que la BUAP usualmente rechace a un 50 o 60% de los estudiantes que hacen el examen de admisión no es algo que se le pueda imputar a ella. Esto es el resultado de una política neoliberal que se ha impuesto a todas las instituciones de educación superior. No obstante ello, es importante que la máxima Casa de Estudios en la entidad entienda que ya estamos viviendo una nueva época en el país. Que el gesto del Gobernador Barbosa es congruente con el espíritu de la Cuarta Transformación, y que nuestra universidad debe iniciar una nueva etapa en su vida, la de su desneoliberalización. Esto deberá ser parte de un proceso gradual y planificado, con apego a la institucionalidad, preservando la estabilidad de la institución y respetando sus tiempos políticos. Como debe ser en un espacio académico.