Sabor a PRI

  • Víctor Reynoso
No votamos en las elecciones de gobernador con un diagnóstico claro de nuestro gobierno municipal.

Víctor Reynoso

Profesor de la UDLAP

La primera impresión al revisar los resultados de la reciente elección en Puebla es que recuerdan las elecciones poblanas de fines del siglo pasado: el PRI gana los distritos rurales y pierde en los urbanos. Los cuatro distritos de la capital y el de Cholula (que abarca siete municipios) los ganó "la oposición" (Enrique Cárdenas), todos los demás fueron para el candidato del "grupo en el poder", Luis Miguel Barbosa.

Las comillas de la frase anterior dicen mucho sobre la elección. ¿Realmente Cárdenas fue el candidato de la oposición y Barbosa del grupo en el poder? La respuesta no deja duda si pensamos en el poder federal, y se vuelve interesante si pensamos en el poder local: ¿cuál es el grupo en el poder hoy en Puebla?

Volvamos a la distinción urbano rural, habitual durante el sistema hegemónico. El PRI en ese sistema fue perdiendo presencia electoral en las ciudades, mientras la mantenía en el campo. La oposición a ese partido, se dijo en una frase clásica, solo llegaba hasta donde llegaba el pavimento. Cuando la mayoría del país se pavimentara, se daría la alternancia. Así pasó.

¿Regresan esos tiempos? ¿Es Barbosa la reencarnación del PRI hegemónico, que llega al poder con el voto urbano adverso y gracias al apoyo (o control) del voto rural? Y que llega enviado por el presidente de la República, igual que en aquellos tiempos. ¿Estamos todavía en una estructura de las que el historiador Fernand Braudel llamaba de "larga duración"? Hay que tratar de evitar las respuestas fáciles.

Una, que considero equivocada, es concluir que estas votaciones reflejan la evaluación ciudadana de sus gobiernos municipales. Según esto, los ciudadanos de Tehuacán y Huauchinango, por poner dos casos, han evaluado positivamente a sus gobiernos, y por eso votaron por el candidato de Morena, el mismo partido que los gobierna. Y en la capital del estado ocurrió lo contrario: evalúan negativamente y votaron por un candidato distinto al de Morena.

La explicación no me convence por varias razones. La primera es que, en los pocos meses que llevan los actuales ayuntamientos, es difícil que hayan hecho cambios, positivo o negativos, en los bienes públicos que más afectan a los ciudadanos. ¿Qué tanto puede cambiar un ayuntamiento en siete meses la seguridad pública, la contaminación ambiental, la movilidad urbana, la cantidad y la calidad de las áreas verdes? En algunos casos casi nada. En otro, nada.

La segunda es que los ciudadanos estamos muy mal informados. ¿Cuántos saben el nombre de su presidente municipal? ¿Cuántos saben que cuando eligen no eligen un presidente, sino una planilla? ¿Cuántos distinguen entre presidente municipal, cabildo y ayuntamiento? ¿Cuántos distinguen con claridad cuáles de sus problemas públicos se deben a ineficiencias del ayuntamiento, del gobierno del estado o del federal? Los ciudadanos no votamos en las elecciones de gobernador con un diagnóstico claro de nuestro gobierno municipal.

La explicación de la distinción urbano rural creo que va por otro lado. Podemos suponer que en las ciudades predomina el voto de opinión y en las zonas rurales el de intercambio Para el habitante medio de la zona metropolitana sin duda resultaba mucho más atractiva la candidatura de Enrique Cárdenas que la de Barbosa. El asunto es tan obvio, que me da flojera explicarlo. En las zonas rurales, dicen los que saben, las tradicionales maquinarias operaron a favor de Morena. Dicen esos mismos que son las que antes operaban a favor del PRI y que hace un año operaron, al menos en parte, para el morenovallismo. (Hay que recordar que, en contraste con lo que ahora pasó, a la candidata del PAN en 2018, recordemos le fue mejor en las segundas que en las primeras, lo que habrá que analizar).

La primera alternancia en Puebla, la de la elección de 2010, fue una decepción. Dio lugar a uno de los gobiernos más criticados y criticables de la historia contemporánea del estado. Esperemos que el gobierno de la segunda alternancia, la de 2019, que llegó al poder "haiga sido como haiga sido", sea un buen gobierno. Es lo que ahora sigue.

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Víctor Reynoso

El profesor universitario en la Universidad de las Américas - Puebla. Es licenciado en sociología por la UNAM y doctor en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México.