La descentralización y la verdadera utopía

  • Abelardo Fernández
"Este reto incandescente por querer sobresalir".

Por Abelardo Fernández

 

Hacia el año de 1988 vio la luz mi primer LP, un disco publicado por Pentagrama, disquera independiente dirigida por Modesto López, argentino avecindado en la ciudad de México: repetiré el siempre curioso comentario de un argentino que se llama Modesto, mira nada más lo que son las cosas. Dos datos sobre este año es que 8 años antes sucede el asesinato de John Lenon el 8 de Diciembre también es la misma fecha en la que mi padre muere: fue la situación en la que el disco sale. Se llamó “El tren que sigue” y una canción que venía ahí se llama “De ombligo seductor” que me recuerda un dibujo de una mujer desnuda con forma de república mexicana y cuyo ombligo coincidía geográficamente con lo que en aquel entonces se llamaba el Distrito Federal. La letra comenzaba diciendo “Oh, esta república de ombligo seductor, esta ilusión llamada patria, esta flor/ esta ventana al cielo, este comedor” y seguía, “Oh, la capital que nos escupe el antifaz, nos dice cómo, cuándo y dónde respirar, millones amontonados dicen los demás”. Un poco más adelante les escribo el estribillo.

Recuerdo por aquellos años saltaban voces de varias partes de la república en contra de la capital y muchas de ellas en contra de Los Chilangos. Los jalisquillos pintaban en sus muros “mata un chilango y harás patria”. El centralismo es, fue y ha sido siempre un cáncer social de todos los tamaños, la evidencia del exterminio de cualquier régimen democrático y si lo pensamos con detenimiento, no existe país en donde no suceda esto. Sucede en Buenos Aires, en Bogotá, en París, en La Paz Bolivia y por supuesto, en la ciudad de México. Sé que diré cosas que todos ya sabemos y las sabemos desde siempre, las vivimos, las padecimos, las callamos también, las toleramos, las seguimos tolerando,  pero ni modo, están apareciendo cosas en la 4T que me regresan y me obligan a retratar este tema. Se me antoja dedicar este texto a los que no existimos, a los que nunca llegamos a la gran ciudad, a los ignorados porque jamás pudimos ser olvidados puesto que nunca nos conocieron. Seguro que puede haber quién diga que esto, con las benditas redes sociales, se ha superado mucho y estoy de acuerdo, pero no del todo, no suficientemente. El verdadero país no es un ciber espacio, desgraciadamente, es un espacio real donde viven personas concretas.

Futbolistas, cantantes, pintores, todo tipo de artistas, investigadores, inventores, escritores, poetas, novelistas, astronautas, todos quedaron fuera si no se fueron a la ciudad de México a vivir. Nunca olvido las palabras de David Haro cuando me dijo: nunca serás nadie si te quedas aquí en Puebla, tienes que venirte a vivir a la ciudad de México. David se dedicó a ser un famoso veracruzano de Jáltipan en la CDMX. Otra vez me doy cuenta que me quedará a medias de lo que todos saben de este tema: nunca hubiésemos conocido cantantes, escritores, actores, científicos, arquitectos, etc. si no se hubiesen ido a la CDMEX. Abraham Maslow habla de una necesidad humana de reconocimiento, de existencia y como vemos esta necesidad sólo es posible satisfacerla si nos vamos a vivir al centro del país.

Cuando escucho que la Secretaría de Turismo se va para Chetumal, esa pequeñita ciudad fronteriza con Belice, que hasta hace no mucho tiempo sus habitantes seguían conviviendo con tapires o con serpientes, cocodrilos, capibaras, etcétera. Recuerdo que cuando iba a Chetumal a dar clases, sólo quería comer unas quesadillas caseras en un garaje donde las hacían buenísimas. Y la Secretaría de Cultura en Tlaxcala, donde corre desde hace muchísimos años la cultura, donde Don Desiderio Hernández Xochitiotzin y la querida Citlali han vivido de la cultura, y que alguna vez publicamos juntos un pequeños librín de poesía en la Universidad Autónoma de Tlaxcala. ¿Qué irá a pasar? ¿Los artistas del país tendrán que ir a Tlaxcala?, los festivales nacionales, las ferias de libro, las exposiciones, las conferencias, se decidirán desde Tlaxcala.

Y la Secretaría del Bienestar está en Oaxaca, de Tlaxcala irán a Oaxaca y de Oaxaca irán a Tlaxcala y a Chetumal, ¿qué nuevo país es este? Se coordinarán desde Oaxaca la siembra de miles y miles de hectáreas de árboles frutales y maderables para volver al país verde que tuvimos hace 40 años.  Tendremos todos que viajar a Mérida para discutir qué es lo que está ocurriendo con el medio ambiente, ¡no puede ser!,  ¿y por qué carambas no puede ser? Desde Mérida se tiene que decidir qué están haciendo las mineras canadienses en San Luis Potosí que están desapareciendo pueblos, contaminando el agua, envenenándola. Me parece maravilloso. Pemex y la Secretaría de Energía en Villahermosa Tabasco, ahí mismo donde se fríe la gente en el pavimento con los calorones que hay: para resolver la energía de todo el país, por ejemplo los ductos que están en Morelos, Puebla y demás, tendrán que ir a Villahermosa a ver qué trámite.

La Comisión Federal de Electricidad se va para Tuxtla Gutierrez Chiapas, de donde tuve una novia bien guapa, donde hace un calorón tremendo, cerca del Gran Cañón del Sumidero, de Chiapa de Corzo, del pozol, de los tamales de chipilín. La comisión nacional de aguas en Veracruz con tantos ríos, costas, lagos que tiene el hermoso Veracruz y la Secretaría de Educación Pública en Puebla, en nuestra querida Puebla a la que tanta educación le hace falta. ¿Será que nos volveremos más educados o instruidos por tener aquí cerca la SEP con Esteban Moctezuma, así como son más baratas las naranjas en Martínez de la Torre porque ahí se dan? No es ironía lo que escribo, se mueve todo al imaginar tantos centros del país puestos en tantos lugares hermosos, esto merece muchas reflexiones. BANOBRAS en Cuernavaca Morelos. Salud en Acapulco, SAGARPA en Guadalajara, INFONAVIT en Toluca, el ISSSTE en Colima. En Aguascalientes la Comisión Nacional del Deporte con Ana Gabriela Guevara. En fin, ya investigarán la secretaría que les haga falta saber dónde está para que vayan a pasear cuando la tengan que visitar. 22805 millones de pesos hay para realizar esta locura maravillosa que nos permitirá por primera vez comenzar a mirar a este país de una nueva manera.

Entiendo perfectamente que no hay fifí que resista semejante brutalidad en la descentralización de un país que ha vivido siempre del centralismo y la indiferencia, de dar y seguir dando privilegios a una ciudad que pareciera jamás acabarse,  tienen todo y de todo, tienen transporte baratísimo, tienen miles de museos, de teatros, de librerías, de tiendas, de avenidas, de parques, de todo, y perdón si ofendo pero viven con la idea de que son especiales y exclusivos, la neta del planeta, hablan de la provincia como si fuera su traspatio, como si fuera para personas de segunda, alejada de todo, ignorante, no merecedora de nada. Si hay algo que yo disfruto de la CDMEX es a su gente, es amable, dispuesta a la plática y al encuentro, es culta, está informada, está pendiente de su salud, de su cultura, usan ropas exclusivas, muebles exclusivos, libros, y muchas cosas exclusivas, viven en pequeñitos departamentos en los que meten las cosas más exclusivas que te pueda imaginar, y son diferentes, se sienten diferentes… aunque lo diferente no siempre sea condición para ser superior o algo parecido, si marca una esencia de cierta exclusividad. Hablan  de cosas tan interesantes como convertir una casa donde hicieron los planos del ángel de la independencia en museo, y lo vuelven museo, y saben que ahí ha sucedido toda la historia de México, ahí mismo, a la vuelta de su casa, de su trabajo, en la calle donde caminan… En Chetumal, o en Colima, o en cualquier otro lado nunca ocurriría eso. Son solo palabras para sentir lo que se nos dé la gana…

Lo que verdaderamente quiero opinar es que en toda esta remodelación, y espero que así sea porque no nos vayan a engañar que ponen las Secretaría ahí y otras oficinas en la CDMX que son las afectivas, regreso, que toda esta inmensa y  maravillosa construcción/reconstrucción toca y no deja de tocar una esencia humanista verdaderamente estremecedora, que las vidas de los pobladores de todos lados tengan lugar en el país, que puedan ser vistos desde cualquier lugar de país, que tengan los mismos derechos que todos, que no tengamos que sufrir para ser reconocidos, que no se arruine nuestra vida por no querernos ir a vivir a la CDMX, que este país comience a encontrar su  verdaderos talentos que son miles de millones de nuevos mexicanos tremendamente inteligentes y creativos, ¡estoy a punto de llorar!, deportistas, artistas, arquitectos, escritores, cantantes, todos. Este humanismo tiene que considerar a todos los mexicanos con derecho a ser respetados y valorados, donde están, donde viven, como son, como quieran ser. Privilegiar al ser humano y no al dinero, y no al poder, y no a la corrupción, y no ambición, y no a la indiferencia, es, fffff, un humanismo total, creo que ahora sí estamos hablando de la verdadera UTOPIA.

El estribillo de la canción de la que les hablaba al principio decía o dice: “Esta feudalista provinciana forma de vivir, este reto incandescente por querer sobresalir/ esta herencia colonial, este idioma comercial/ esta hueva singular… pretenden torturar !!!”. Compuse esta canción cuando tenía unos 25 años, la próxima semana cumpliré 60 años. Saludos a todas y todos.

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Abelardo Fernández

Doctor en Psicología, psicoterapeuta de Contención, musicoterapeuta, escritor, músico y fotógrafo profesional.