Empoderado Fraile

  • Elmer Ancona Dorantes
Las llamas blanquiazules son las almas más dañinas.

No todos los frailes son santos, pero por lo general son buenos y entregados a las causas justas; son excelentes para orar, para rezar, para salvar almas, por muy extraviadas que parezcan.

También son buenos para unir lo que está agrietado, roto, resquebrajado, por muy irreparable que parezca; tienen una labia endemoniada, un verbo capaz de convencer al mayor de los incrédulos.

Los frailes cien por ciento religiosos, los que usan túnicas, escapularios y cinturones de cuero, no se meten en política; no obstante, están los “Frailes  Empoderados”, que arriesgan todo para tocar las llamas de los avernos. Les encanta estar en mismísimo infierno.

Los “Frailes Políticos” gozan y disfrutan ser tocados por las incandescentes llamas, esas que pueden estar al rojo vivo o ser azules y blancas, las más peligrosas porque son las que queman la esencia del alma.

Dicen los que saben que quienes están envueltas en las llamas blanquiazules son las almas más dañinas, porque en su vida hubo mucha traición, mucha bajeza, demasiada cobardía.

Pero es en esos auténticos infiernos donde gusta llegar a los “Frailes Empoderados”, los de la línea dura, porque saben que rescatar esas almas perdidas y llevarlas al paraíso les da puntos de sobra para ganar la santidad. El paraíso, de nueva cuenta.

Estos “Frailes” (de los Ángeles), a su paso, van formando legiones de seguidores a quienes dicen que es mejor estar unidos en la batalla que encontrarse en solitario ante el encuentro del Maligno y de todos sus demonios.

Cuando sus huestes preguntan al “Poderoso Fraile Poblano” cómo son esos demonios, no tarda en responder: “Por sus signo los conoceréis”. Y sólo les da un indicio: “Llevan grabado el 4 en la frente”.

Es entonces cuando todos sus seguidores salen despavoridos, acobardados, temblorosos, porque saben bien que lucen clara debilidad física, emocional, psicológica y anímica ante esos demonios que tienen el control del poder en los infiernos chicos y en los avernos grandes.

Es ahí donde al “Empoderado Fraile” le sale la fuerza de los arcángeles; conmina a todos sus seguidores a no temer los poderes ocultos, los Poderes del Centro del Averno, porque tienen la protección de un Bienaventurado: San Enrique Protector, padre de las causas difíciles. Pero muy difíciles.

El “Fraile Principal”, el que acaba de retomar el bastón de mando en el part...enón celestial, alza la voz con fuerza, agita los cuatro vientos (norte, sur, norte, oriente y poniente) para dejar en claro que su fuerza radica en ser vocero de las causas justas.

Las huestes no saben si creerle o no, porque en anteriores ocasiones también les dijo lo mismo; aún más, consideran que sus discursos político-religiosos son un tanto gastados, anacrónicos, obsoletos, incapaces de convencer a los más difíciles del part…enón celestial.

“Tu discurso no convence”, le gritan unos; “San Enrique Protector no cree mucho en ti”, agitan otros; “Los ángeles que te rodean, los que seguían al que se fue al cielo, son como demonios”, vociferan otros.

Es ahí cuando el “Poderoso Fraile” se envalentona para gritar, para dejar en claro a sus simpatizantes, a todas las almas azules, que no van a perder nada porque ya se pactó con algunas “almas en pena”, envueltas en pequeñas llamas amarillas y naranjas, que no son fuertes pero abonan al triunfo celestial.

El “Poderoso Fraile” no se cansa de decir que, a partir de ahora, irán por todas las almas cansadas, aburridas, hartas de los discursos del Sacerdote Mayor.

Hartas de ese cautivador de almas inocentes que se llevó la gran rechifla ante tanto “Diablo Rojo”, que le hicieron recordar que las promesas se cumplen o se cumplen, porque de lo contrario…

El “Empoderado Fraile”, aunque no viste túnica marrón, ni cordón de tres nudos ni humildes sandalias - sus enemigos dicen que tiene cola que le pisen-, sí lleva un rosario en el bolsillo que lo protege de todo lo indeseable.

Al “Fraile Mayor” le dieron una segunda oportunidad las almas azules; no puede fallarles, no puede traicionarlas, no puede quedar mal, pese a todo el tiradero que tiene en su monasterio.

¿Qué puede hacer para salvar tanta alma? ¡Cambiar su discurso y convencer! ¿Cómo puede ayudar a San Enrique Protector, Patrono de las causas difíciles? ¡Cambiarle el discurso para que convenza! ¿Cuál será su principal virtud en esta batalla cielo versus infierno que se avecina? ¡Demostrar que los Demonios no son tan poderosos como parecen!

Al “Empoderado Fraile” y sus huestes les queda tan solo una oportunidad para convencer a las miles de almas dudosas que el cielo azul es mejor, mucho mejor, que el humeante infierno que ya viven miles.

@elmerando

elmerancona@hotmail.com

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Elmer Ancona Dorantes

Periodista y analista político. Licenciado en Periodismo por la Carlos Septién y Maestrante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM. Catedrático. Escribe en diversos espacios de comunicación. Medios en los que ha colaborado: Reforma, Notimex, Milenio, Grupo Editorial Expansión y Radio Fórmula.