¿Valdrá la pena votar?

  • Xavier Gutiérrez
Desde aquel fatídico 24 de diciembre aquí en Puebla se borró la palabra imposible

(“Contrata a los que saben y déjalos trabajar. Si no, contrata a los más baratos para que hagan lo que les digas.”: Warren Buffett)

Desde aquel fatídico 24 de diciembre aquí en Puebla se borró la palabra imposible. Aquí el más descabellado imposible es perfectamente posible.

Quizá por esto la candidatura del ex senador Luis Miguel Barbosa de Morena se ve natural. Pero, ¡ojo!, lo natural no es sinónimo de consenso.

Hoy, como nunca en la historia política de Puebla, la oferta política de los partidos, de todos, genera polémicas, antipatías, tremendas insatisfacciones.

Se dirá que esto es normal entre los adversarios que tiene cada partido. Pero no, hoy  el descontento, el rechazo, incluso el repudio, es dentro de los mismos simpatizantes de ese partido.

Morenistas que no digieren a Barbosa, priistas desencantados con Alberto, panistas y perredistas que no asimilan al doctor Cárdenas.

Cada candidato y partidos tienen dentro y fuera enormes contrapesos. Los juicios que se escuchan por doquier sobre cada uno son demoledores, pareciera que no satisfacen a nadie.

Al doctor Cárdenas lo condenan por acogerse a los dos partidos que antes lo combatieron rabiosa e injustamente. Jiménez Merino es bien visto, pero el terrible reproche  no pasa a sus aliados, Marín y compañía, rodeados de oprobio y corrupción. De Barbosa reviven los videos en los que censura y se burla de López Obrador, pero a este factor se agrega el tema  de su salud.

Este asunto  por sí sólo despierta mil versiones, interpretaciones y pronósticos.

En Puebla y en el país siempre se ha abordado con sigilo lo relativo a la salud de los candidatos o gobernantes en funciones. Y no debiera ser así. Son humanos como cualquiera y la enfermedad y la muerte son algo  tan natural como la vida misma. Estos dos elementos son parte de la vida.

Esta suerte de secrecía bajo el disfraz de respeto por la figura de quien se habla debería excluirse ya y para siempre. El punto de partida es que nadie, con elemental ética está deseando el mal para el otro. Muy por el contrario, es signo de altísima responsabilidad el que los destinos de la sociedad ( desde cualquier nivel de poder) tengan un mínimo de garantía, de seguridad, de buen pronóstico.

Por tanto, debe analizarse, debatirse inclusive, y procurar, que el factor salud se incluya en las características de un candidato o gobernante.

En el caso de Puebla, este factor que todo mundo comenta pero que muy pocos ventilan públicamente, rodea al candidato de Morena. Circulan videos, teorías e inclusive hipótesis,  sobre escenarios que se refieren a su condición de aspirante y se proyectan a su papel como eventual gobernador.

Y todo esto, que pudiera tomarse como simple especulación, rebasa este carácter porque mucha gente tiene frasco el recuerdo de la sorpresiva e inaudita muerte de la gobernadora. De manera que hoy, en el caso de Puebla, es ineludible vincular salud con destino, poder y riesgos.

Y es en este terreno de los comentarios, análisis y debates que se escuchan por doquier, donde brota la pregunta: ¿tendrá sentido votar?

Con este panorama, el grado de divisionismo de la sociedad se atomiza. Por ahora el ánimo respecto de los partidos es muy escaso, no se ve ni se siente entusiasmo por candidaturas y partidos; priva en amplios sectores de la sociedad el pesimismo y desencanto.

Y  la desmoralización va más allá, mucho más allá: con este flaco y desmotivador paisaje electoral ¿qué nos espera?, ¿más de lo mismo?, ¿peor de lo mismo?, ¿incertidumbre sostenida con alfileres?, ¿mismos actores del pasado reciente con un señuelo corrupto y afianzado en las mafias de siempre?

Y no se requiere hacer una encuesta para concluir esto. Basta parar los oídos y atender lo que dice la gente de la calle.

POSDATA.- 1.-En la anterior entrega publiqué un relato absolutamente verídico. No falto a la verdad ni en una sola coma. Si incurrí en algo punible, es tiempo de dar paso a la ley; que se proceda jurídicamente por difamación o calumnia. Creo que hay en el gobierno excelentes abogados. 2.-Ante la opinión pública está el relato y una carta. Que la gente juzgue. Me atengo al juicio de la sociedad. 3.-El mismo lunes el Secretario General de Gobierno, Fernando Manzanilla, me envió un mensaje, del cual reproduzco sólo el renglón inicial: “Estimado Xavier, vi tu columna de hoy. Como siempre muy acertada”. ¿Quién soy yo para desmentir al señor Secretario?

xgt49@yahoo.com.mx

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Xavier Gutiérrez

Reportero y director de medios impresos, conductor en radio y televisión. Articulista, columnista, comentarista y caricaturista. Desempeñó cargos públicos en áreas de comunicación. Autor del libro “Ideas Para la Vida”. Conduce el programa “Te lo Digo Juan…Para que lo Escuches Pedro”.