¡Rujan leones!

  • Elmer Ancona Dorantes
Estamos hablando, por supuesto, del panismo tradicional.

Por Elmer Ancona Dorantes

 

¡Hasta que despertaron! Ahora sí se va a poner intenso el proceso electoral en Puebla; los leones panistas, las bestias blanquiazules despertaron y se dicen dispuestos a dar una fiera batalla para obtener la gubernatura.

Estamos hablando, por supuesto, del panismo tradicional, ese que a lo largo de los años construyó toda una doctrina, toda una militancia, todo un pensamiento político en el estado.

Lo interesante de esta batalla es que los poblanos van a ser testigos de un choque de ideologías, una confrontación de postulados diametralmente opuestos entre lo que representa el Partido Acción Nacional (PAN) y el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

El panismo poblano, como siempre, tiene claras ventaja a su favor: a su lado caminan las cúpulas empresariales, la Iglesia Católica, los sectores religiosos, las universidades más prominentes de la localidad. Parece poco, pero no lo es.

Pero eso no es lo más importante: hay un amplio sector social que no está tan contento con lo que se está haciendo a nivel local y federal, pese a haberle dado el voto a los gobernantes actuales.

Los candidatos que se perfilan tienen lo suyo: son guerreros por naturaleza, les gusta el martirio político para alcanzar la santidad, ya han tenido puestos de relevancia a nivel local y nacional (presidencias municipales, diputaciones, senadurías) y saben cómo hacer las cosas.

Además, saben rugir fuerte, como auténticas fieras heridas; han demostrado tener tolerancia al dolor, por muy fuerte que haya sido, viniendo el golpeteo y la tortura de sus detractores externos.

Su principal pecado es la inocencia, eso también lo han demostrado a lo largo del tiempo; han cometido errores de principiantes, de primero de primaria, cuando dicen ser “leyendas de poder”.

Hay una leona que ruge mucho y muy fuerte; su rugir llega tan lejos que se escucha en todas partes, espanta a quien lo escucha: ella es Ana Teresa Aranda Orosco, que es panista por momento y por otros no, pero aún sigue en el Padrón del PAN y puede hacer de las suyas. Nadie niega su fuerte carácter y arduas batallas campales.

También se lanza al ruedo otra fiera leona, Blanca Jiménez Castillo; su principal virtud es su incansable lucha a favor de las mujeres, todas sin excepción, principalmente las más vulnerables.

Se caracteriza por su disciplina y responsabilidad; es exigente, pero primero con ella misma; no le teme a nada, ni a la misma muerte; dice detestar todo lo que vaya en contra de la verdad y de la paz. Al igual que Anatere, tiene las enaguas bien puestas.

Francisco Fraile García es el padre político de muchos de los han ocupado cargos públicos a nivel local y federal; siempre se caracterizó por ser un auténtico zorro en los asuntos del poder.

Para muchos sigue siendo una especie de “gurú” en el panismo tradicional, aunque su acercamiento con otras corrientes o facciones dentro del mismo blanquiazul le fueron restando méritos. Bueno, eso dicen algunos.

No obstante, es un león que aglutina, que tiene el respaldo de muy diversas manadas; sabe sacudir la melena y hacer valer sus años de vida, su experiencia, su historia política.

Yo no sé si los tiempos lo permitan, si el Comité Directivo Estatal o el Comité Ejecutivo Nacional del PAN lo avalen, pero estoy casi seguro de que Eduardo Rivera Pérez podría librar una auténtica batalla contra quien se le ponga enfrente.

Su “derrota” por la Presidencia Municipal nunca fue “derrota”; unos quisieran vendérselo de esa forma y quizá el joven político se “tragó” esa mentira de una forma fácil e inocente.

Sería bueno que se lanzara en esta selvática aventura, porque es tiempo de que deje de ser cachorro para ser líder de la manada; en estas encarnizadas y fieras batallas sólo los más colmilludos prevalecen.

La parte más débil

Aunque los leones panistas rujan con fuerza para convocar a las manadas, nada podrán lograr si se confrontan; juntos son dinamita, pero solos lo único que van a conseguir es la risa del electorado.

No tienen la fuerza suficiente para caminar, en lo individual, en estas sombrías praderas; por sí mismos son nada, pero juntos y con la solidaridad de su histórica militancia, de sus simpatizantes, pueden obtenerlo todo.

Su fortaleza política no se sustentará en sus propias virtudes y capacidades, sino en la debilidad de sus contrarios, de sus adversarios políticos. Ahí está la clave de su triunfo.

Con toda seguridad podrán sacar una larguísima lista de yerros, improperios, insultos, mentiras, hipocresías, torcidos discursos de sus contrincantes, que dará potencia a su campaña.

El discurso de campaña, la elocuencia, la tenacidad, la imaginación, serán piezas clave para convencer a un electorado que, hoy por hoy, aunque las encuestas digan lo contrario, no saben por quién votar. Ese es otro punto a su favor.

¡Pero ojo! si en el panismo tradicional hay fieras leonas y arrojados machos alfa, también en los demás clanes se tienen salvajes liderazgos; ahí también saben librar sangrientos encuentros al tú por tú; además, cuentan con el apoyo de las bases sociales más olvidadas.

Los candidatos de Morena no son una perita en dulce; han librado envidiables peleas campales que les ha otorgado el poder ciudadano; hay hombres y mujeres con innegables virtudes que tienen que ponderar.

Por si fuese poco, las encuestas ponen a los precandidatos de Morena como los favoritos entre el electorado. Los blanquiazules deben saber contra quiénes se van a enfrentar.

¡Rujan leones! La especie humana espera todo de ustedes.

 

@elmerando

elmerancona@hotmail.com

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Elmer Ancona Dorantes

Periodista y analista político. Licenciado en Periodismo por la Carlos Septién y maestro en Gobierno y Políticas Públicas por el Instituto de Administración Pública (IAP) y maestrante en Ciencias Políticas por la UNAM. Catedrático. Ha escrito en diversos medios como Reforma, Milenio, Grupo Editorial Expansión y Radio Fórmula.