Ya no eres un “famoso”, ya no eres un partido; ahora, representas a los ciudadanos

  • Alejandra Salcedo
¿Cuál es la diferencia entre la persona real y el personaje en la vida pública?

Nuestra esencia, aquello que nos hacer ser únicos y auténticos, siempre se manifestará de diferentes formas, pero dicha proyección externa debe coincidir con lo que realmente somos en las distintas áreas de nuestras vidas. Partiendo de esta idea de esencia, cabe señalar que también se puede generar un “personaje”; siendo éste una extensión de la persona. Y en temas de imagen política, solemos poner en duda si a quien tenemos en frente es realmente quien dice ser o, bien, si se adaptó a lo que se requería en ese momento.  Es decir, ¿cómo sabemos que realmente los políticos son ellos mismos y no son una “fachada” que sólo pretende satisfacer ciertas necesidades en cierto momento?

Uno ejemplo que podemos utilizar para demostrar la diferencia entre esencia de persona y personaje es el de la ahora Diputada Federal Nay Salvatori, quien antes de incursionar en la vida política era una reconocida y polémica figura pública de la radio en la ciudad de Puebla. Ella, a través de los años, se presentó como un personaje irreverente que pretendía sobresalir por su coloquial forma de hablar, de actuar y de ser. Para sorpresa de muchos, un personaje de tales características fue nombrado candidato a Diputación Federal. La controversia no se hizo esperar debido a que la imagen que ella proyectó por mucho tiempo era considerada no apta para un cargo a la función pública, y aunque vimos un cambio radical en su publicidad y propaganda, no lograron combatir la imagen de la antigua “reina de la radio”.

Ahora que tiene nuevo puesto, existe un gran detalle que puede afectar significativamente su imagen: ¿qué personaje de Nay Salvatori tenemos al frente? Sin tener una estrategia de imagen pública, mensaje y comunicación clara vemos que la Diputada batalla con su comunicación sin tener claro qué personaje desea que conozcamos. El puesto en el que está conlleva una serie de estereotipos y prejuicios que no podrá eliminar, como lo son la constante crítica y rechazo a las figuras institucionales de nuestro país. Las preguntas claves aquí serían: ¿su persona es capaz de conceptualizar un híbrido entre lo que el pueblo quiere, lo que el pueblo necesita y lo que ella es o desea proyectar?; ¿ella, o el equipo que esté manejando su imagen, se ha preocupado por crear una estrategia que logre generar un fondo y forma coherente para su postura como figura pública?

Es fundamental recordar que su reputación se ganó por una razón, la constancia y repetición de estímulos que los llevaron a ser percibidos de cierta manera; por ende, no pueden esperar a ser vistos de otra forma de la noche a la mañana. Tienen que aceptar el hecho de estar en el ojo del huracán, donde la crítica será constante; y a partir de este momento deben definir si desean moldear su esencia (si es que tienen la capacidad) para mejorar la percepción o simplemente seguir manejándose como lo que eran antes.

Sin afán de criticar a Salvatori como persona, se analiza su caso como ejemplo de lo que sucede cuando no se sabe fusionar de manera correcta la esencia con los objetivos planteados por su nueva profesión, como también de las necesidades de la audiencia. Esto da cabida a una reflexión importante, aquellos funcionarios que fueron figuras públicas (sobre todo del mundo del entretenimiento) deben entender que no por ser reconocidos serán aceptados automáticamente en su nuevo cargo; y, sobre todo, que al representar a los mexicanos hay que dejar de lado esas máscaras de la fama, pues está primero su responsabilidad y compromiso de dar resultados en pro del país.    

Importante decisión por considerar, pues de ello dependerá que la gente los reconozca por lo que hoy representan o sigan percibiéndolos como funcionarios poco capaces y nulamente preparados para cumplir con sus funciones. Al final, la principal queja es esa, hay poca gente preparada para lo que se eligió –o al menos eso están comunicando-, y decepciona la preferencia de popularidad o posicionamiento de una marca personal. Esperemos que demuestren su capacidad dentro del cargo y nos sorprendan para bien…

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Alejandra Salcedo

Especialista en la construcción y manejo de percepciones. Maestra en Ingeniería en Imagen Pública, con experiencia docente, en capacitación, gestión de comunicación interna y externa.