Bancarrota Moral

  • Elmer Ancona Dorantes
Tres ejemplos de lo que es. Diputado, funcionario y una exgobernadora.

Es incorrecto decir que en México haya bancarrota económica, todos los indicadores señalan que hay estabilidad financiera y equilibrio comercial pese a las grandes carencias que aún padecemos.

Lo que en México persiste es una bancarrota moral generada por la conducta perniciosa y poco transparente de muchos de sus hijos, de muchos ciudadanos que gustan vivir en la cloaca y la corrupción, en la tenebra, situación que ha sumido al país en un rezago generalizado.

La bancarrota moral es lo peor que le puede pasar a un país por ser como una muerte en vida; cuando el buen ánimo de la gente se desvanece comienza a aparecer la zozobra, la tristeza, la angustia, el miedo, la depresión.

Al igual que una economía, la parte espiritual se comienza a hundir por falta de recursos, por la ausencia de actividades sanas, por no tener lo necesario para cubrir las necesidades más elementales. Esa sí es una auténtica bancarrota, pero en el plano de lo moral y espiritual.

 

Pongamos tres ejemplos de podredumbre política y Bancarrota Moral:

 

Primera historia: Un diputado local se da golpes de pecho al enterarse que decenas de trabajadores son despedidos del Congreso del Estado donde va a comenzar sus funciones.

Critica y maldice a quienes cometen esa barbarie; no obstante, al nuevo legislador se le olvida que cuando fue funcionario público en la administración municipal, sin la menor consideración, despidió a decenas de trabajadoras y trabajadores que necesitaban el empleo para sobrevivir.

Madres solteras, mujeres divorciadas, jefas y jefes de hogar suplican no ser despedidos y, sin embargo, no tuvo el menor recato para reconsiderar su postura: “No los necesitamos, no hay vuelta de hoja”. Los trabajadores quedan sin protección alguna.

Alguien podría decirle al nuevo legislador ¡Hipócrita! ¡Sepulcro blanqueado! ¡Fariseo!, condenas lo mismo que hiciste en tus tiempos de gloria. Eso, en nuestros días, se llama Bancarrota Moral.

 

Segunda historia: Un alto funcionario del Gobierno Federal (administración pasada) se desvive por impartir cursos de derechos humanos al interior de su Secretaría; se siente orgulloso de promover valores de inclusión, de igualdad, de respeto.

No obstante, cada vez que llega a su casa –una vez al mes porque su familia vive en otro estado- golpea sin misericordia a su esposa hasta dejarla inconsciente; le echa el auto encima y de vez en cuando la manda al hospital. Se reportan los casos como “accidentales”.

La tímida esposa no se atreve a contar a nadie su situación por temor a ser agredida de nuevo; sabe que su esposo no será tocado ni con el pétalo de una rosa porque su puesto lo blinda y protege. Es un hombre poderoso ¿Cómo se llama la historia? Bancarrota Moral.

 

Tercera Historia: Una flamante ex gobernadora recorre todo el país criticando los actos de corrupción que prevalecen en México; alienta a los dirigentes de partidos políticos a terminar con la opacidad y actos que ensombrecen la paz social.

Se le olvida, sin embargo, que cuando gobernó su estado le puso vigilancia de tiempo completo a un diputado federal –amigo primero, enemigo después- a quien mandó golpear sin piedad.

Sus esbirros (“madrinas” o agentes encubiertos), con tubo metálico en mano, persiguen al “enemigo político” por las calles de su colonia y lo tunden a “tubazos”; de no meter los brazos (uno quedó desecho) la muerte hubiese sido inminente.

La flamante ex gobernadora se deslinda de los hechos, pero a través de un mensajero y en lo “oscurito”, manda decir a su ex amigo que ella no tomó la decisión, que fue uno de sus más cercanos colaboradores, de altísimo nivel. Bancarrota Moral.

 

Y así como estas tres historias hay otras que cimbran las estructuras de la sociedad, de los gobiernos, que demuestra el grado de descomposición social y de hipocresía política que vive nuestro querido México.

Porque esa falsedad o simulación política es patente con gente que hoy pregona la inclusión, la igualdad, el respeto a los derechos y mañana despierta ofendiendo con un “fuereño”, “extranjero”, “invasor” al contrincante.

Porque ese fingimiento político hace que hoy un legislador se disfrace de “activista puro” en las calles y se confronte con las fuerzas de seguridad, y mañana ofrezca abrazo fingido y un desayuno al contrincante por el cual armó tal faramalla.

Porque esa hipocresía provoca que hoy los “defensores de los pobres” salgan a promover la equidad, la paridad, la austeridad, cuando todo el mundo sabe que viven en el glamour, en el afrancesamiento, en la opulencia económica. En la desfachatez.

No hay bancarrota económica en México, hay Bancarrota Moral y Bancarrota Espiritual. Esa es la que mina el alma de los ciudadanos, especialmente de los políticos y gobernantes. Esa es la que debemos exponer, transparentar, combatir como mexicanos.

 

@elmerando

elmerancona@hotmail.com

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Elmer Ancona Dorantes

Periodista y analista político. Licenciado en Periodismo por la Carlos Septién y maestro en Gobierno y Políticas Públicas por el Instituto de Administración Pública (IAP) y maestrante en Ciencias Políticas por la UNAM. Catedrático. Ha escrito en diversos medios como Reforma, Milenio, Grupo Editorial Expansión y Radio Fórmula.