Puebla ciudad incluyente
- Elmer Ancona Dorantes
En una ocasión, en la Ciudad de México, un amigo periodista de “izquierda” me dijo que no podía invitarme a colaborar en su medio de comunicación (también de “izquierda”) porque yo había trabajado en espacios informativos “capitalistas”, esto es, en los periódicos Reforma y Milenio, la revista Expansión, entre otros.
Expuso, además, que yo había estudiado en una escuela de periodismo (la Carlos Septién García) con una clara inclinación “católica”, sin dar importancia al prestigio y antigüedad de mi Alma Mater que, por cierto, da cobijo a todo el que tenga vocación para ejercer la profesión.
Este comunicador se expresó de la misma forma de las universidades donde he impartido cátedra, a las cuales calificó de “conservadoras”, y eso, definitivamente, “no va con la ideología de mi medio de comunicación”.
Para ponerle más sal a la herida, mi viejo amigo de “izquierda” recalcó que como yo había trabajado en Notimex -la Agencia de Noticias del Estado Mexicano-, lo más seguro es que mi tendencia informativa haya sido “pro gubernamental”. ¡Oops! No sabía si reir o llorar.
Lo más curioso –y gracioso- de aquella plática de café, es que mi compañero de oficio (de “izquierda”) terminó pidiéndome, con toda la seriedad del mundo, un gran favor: “Oye, mi hija estudia en la universidad donde tú eres Director ¿Podrías conseguirle una beca?”.
Terminé por responderle: “¡Carajo, dónde está tu congruencia ideológica, por qué te levantas como pensador de “izquierda” pero te duermes como solicitador de “derecha”! ¡Si tanto desprecias esas formas de vida, por qué tienes a tus hijos estudiando ahí!”. Y los dos reímos.
Después de ese suculento café, cada quien se fue a trabajar a sus respectivos espacios; en el camino terminé por confirmar que quienes presumen ser de auténticas “izquierdas” o “derechas” no lo son tanto ni viven como tal. Ejemplos abundan.
A mi colega ya no le recordé que, por cierto, también hice estudios de Maestría en una Facultad (UNAM) que, si no es de “izquierda”, sí es inclusiva, ni que escribí para sus gacetas universitarias; tampoco le aclaré que en el camino, muchos de esos “periodistas ideológicos” terminaron trabajando para medios de comunicación “capitalistas”, ejerciendo un excelente periodismo.
En lo personal, esos posicionamientos radicales, tal y como lo planteaba Carlos Marx, terminan por aproximarse. “Los extremos se tocan”, decía; algunos ejercicios ideológicos son buenos, enriquecedores y congruentes; otros no tanto.
Yo los reconozco siempre y cuando no nos gobiernen, porque lo que debe prevalecer en las sociedades es la pluralidad de ideas, la visión de Estado.
¿Por qué hago esta alegoría? Porque hoy a los ciudadanos les tocará convivir, local y federalmente, con un gobierno de “izquierda” que en el discurso ha dado muestras de ejemplar destreza, pero que tendrá que corroborar su pensamiento a lo largo de sus años de administración.
Coincido con algo y de manera urgente: los pobres tendrán que ser prioridad, tal y como se planteó durante la campaña; muchos respaldamos esa propuesta porque son millones de niños, jóvenes, adultos, ancianos, hombres y mujeres, quienes padecen a diario la lacerante miseria.
La inclusión tendrá que ser la regla que los guie y conduzca, porque ningún gobernante que presuma de inteligente puede desairar a los sectores que conforman la estructura social: profesionistas, empresarios, iglesias, obreros, campesinos, amas de casa, Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), Organizaciones No Gubernamentales (ONG).
Y Puebla Capital no será la excepción; por el contrario, deberá posicionarse como una ciudad modelo que demuestre todo el talento de su gente, de su nueva alcaldesa, de los servidores públicos entrantes.
Hoy más que nunca –como dice la canción de Silvio Rodríguez-, esa inclusión deberá convocar a todos los “bondadosos”, a todos los “justos”, a todos los “misericordiosos” que quieran atreverse a hacer algo más contundente por los más necesitados.
Más que posicionamientos de “izquierdas” o de “derechas” –siempre lo he pensado-, son tiempos de volcar todo nuestro ánimo, nuestro espíritu, nuestra sed de amar para calmar el hambre, el dolor, la angustia, las penas de nuestros hermanos más vulnerados.
Los poblanos, los ciudadanos, la gente de a pié, deben dar ejemplo de tolerancia, de respeto a lo diferente, de la multiplicidad de ideas, de una sana convivencia con lo diverso. Eso enriquece a la humanidad.
En la antigua Grecia se decía que las ciudades deben ser gobernadas por la aristrocracia espiritual e intelectual, entendida como la reunión de las mejores mujeres y hombres –los más capaces, los más bondadosos- del momento.
Puebla Capital, como otras tantas ciudades del país, pueden dar ese gran ejemplo de inclusión, de enorme convocatoria, pero todo dependerá de que sus gobernantes quieran. Sólo así se construyen las grandes transformaciones sociales.
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Periodista y analista político. Licenciado en Periodismo por la Carlos Septién y maestro en Gobierno y Políticas Públicas por el Instituto de Administración Pública (IAP) y maestrante en Ciencias Políticas por la UNAM. Catedrático. Ha escrito en diversos medios como Reforma, Milenio, Grupo Editorial Expansión y Radio Fórmula.