Bienvenida la izquierda

  • Elmer Ancona Dorantes
El nuevo gobierno tendrá que ajustarse al espíritu de la ley y al orden de una nación.

Si algo ha divido a México como país y ha confrontado a todos sus hijos -a los ciudadanos, a su gente-, han sido las ideologías; lo he planteado en las aulas universitarias y también lo he difundido en mis colaboraciones periodísticas.

 

La histórica lucha entre izquierdas y derechas, entre conservadores y liberales, entre católicos y protestantes, por poner unos ejemplos, ha roto todos los esquemas de unidad y cohesión que tanto anhela el país.

 

Por eso México no avanza, ni evoluciona ni crece como debiera; la carga ideológica llega a ser tan fuerte en las personas y sobre todo en los entes de poder (políticos, intelectuales, pensadores, periodistas, catedráticos) que en lugar de impulsar la diversidad de ideas (culturas, creencias, preferencias) las vulnera y restringe.

 

Mientras en otros países están pensando en términos de identidad nacional, de cultura republicana, de sana pluralidad para generar el mayor bienestar entre sus pobladores, en México se cuentan los días desesperadamente (se truenan los dedos) para ver cómo se derrumba un gobierno ideológico y aplaudir el arribo de otro con una tendencia más fuerte.

 

Y eso lo vimos antes, durante y después del proceso electoral. Cada tres o seis años los mexicanos se la pasan rogando que terminen los malos gobiernos de “centro”, “derecha” o de “izquierda” por el mal ejercicio del poder que han tenido, pero junto con sus políticos desean y construyen otro peor.

 

La Izquierda que viene

 

Ahora que abandonaron el poder los gobiernos “centro-conservadores”, toca a la “izquierda” asumir el mando de la República. Bienvenida sea, siempre y cuando sea una “izquierda” moderna, renovadora, cautivadora y de empuje al progreso.

 

A fin de cuentas vendrá a romper viejos paradigmas y con toda seguridad tratará de establecer y de implantar otras creencias políticas (ni tan nuevas ni tan originales) que darán un rumbo diferente a este país.

Cabe hacer una precisión: ni todos los que votaron por el nuevo partido gobernante son de “izquierda” ni todos los mexicanos cambiaron de “ideología”. Nada más engañoso que esto.

 

Hubo un voto de castigo para los malos gobiernos que dejaron un amargo sabor de boca en los gobernados. Hasta ahí. No pensemos que a partir de ahora se sentará todo México a leer El Capital u otras ideas revolucionarias de siglos pasados. Es importante que lo sepan los políticos entrantes.

 

Si la izquierda triunfadora quiere gobernar bien el país y ganarse el ánimo de los ciudadanos, deberá demostrar que fueron creados en un molde muy diferente a los que hay ahora en la cocina. Esto significa que los gobernantes y dirigentes de “izquierda”:

 

1.- Deberán vivir como tal, como gente de “izquierda”, sin placeres palaciegos, sin lujos ni dispendios, sin derroches ni fanfarrias, como tanto criticaron a los “centro-derechistas”. Lamentablemente, en eso han dejado mucho que desear.

 

2.- Deberán respetar, hasta sus últimas consecuencias y en paz, la pluralidad de ideas, los diferentes posicionamientos políticos, la diversidad que tanto pregonan, y eso incluye todas las creencias y preferencias. Significa honrar lo que antes disputaron.

 

3.- Deberán dirimir las diferencias sin violencia, agresión o persecuciones a los contrarios, a los "desiguales”; siempre deberá prevalecer una respuesta moral, ética, jurídica y legal a los planteamientos disímbolos.

 

4.- Y lo más importante: los nuevos mandatarios de izquierda sabrán entender que los buenos gobiernos son aquellos que se construyen para el servicio de todos (no de las mayorías ni de las minorías).

 

Deben trabajar para el Bien Común que es el bien que conviene a todos, sin importar raza, credo, religión, género, preferencia, estatus, nacionalidad ni elementos de otra índole que atenten contra la dignidad humana.

 

Si el nuevo gobierno de izquierda quiere romper paradigmas que lo haga, eso no se pone a discusión, está en todo su derecho y para eso ganaron; no obstante, la Regla de Oro seguirá siendo la misma para las autoridades y las naciones: en la diversidad de creencias y en su respeto pleno se asienta el Espíritu de la Ley y el Orden de una Nación.

 

elmerancona@hotmail.com

@elmerando

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Elmer Ancona Dorantes

Periodista y analista político. Licenciado en Periodismo por la Carlos Septién y maestro en Gobierno y Políticas Públicas por el Instituto de Administración Pública (IAP) y maestrante en Ciencias Políticas por la UNAM. Catedrático. Ha escrito en diversos medios como Reforma, Milenio, Grupo Editorial Expansión y Radio Fórmula.